4.4.04

Avalancha


Portada de Frank Miller

El panorama del cómic japonés se ha ido abriendo en España de una forma francamente extraordinaria. Del primer boom a mitad de los 90, con el advenimiento de "Dragon Ball", y la apuesta de algunas editoriales por los cómics japoneses; y tras un período de crisis y recesión en cuyos momentos apenas sobrevivieron las revistas dedicadas al manga (con la fórmula de regalar un cd-rom con ellas), revistas -como ya dijimos- hechas por y para fans sin cerebro, que sólo buscan las ventas fáciles, podemos decir que en estos momentos el panorama en cuanto a cómics japoneses no puede ser mejor.
La cantidad de títulos que salen cada mes es sencillamente espectacular. Los editores se han dado cuenta de que con buenos formatos (tomos de 200 páginas o más) y ajustando mucho la tirada pueden sacar beneficios, con lo que se arriesgan más a probar con nuevos títulos. Y es así que los lectores un poco más maduros, que no buscamos de forma principal en el manga las tetas y los culos de rigor, o quizá las lluvias de sangre y la violencia extrema (ambos tópicos sobadísimos que se han usado para atacar al manga), somos tal vez los más afortunados. Hemos podido leer auténticos clásicos, como los de Osamu Tezuka, el padre del manga moderno, con obras tan buenas como "Adolf", ambientada en el Japón y la Alemania de la IIGM; "Buda", una biografía con toques fantásticos del profeta, en 10 tomazos; "Fénix", una de sus obras más personales, en las que se permite el lujo de hacernos pensar sobre la condición del hombre, su mortalidad y sus anhelos; o la serie de medicina-ficción "Black Jack". También como clásicos hemos podido leer "Hiroshima", de Keiji Makazawa, la historia de un niño que sobrevive a la bomba atómica (¡ojo!, lectura obligatoria en los colegios de Japón); "Capitán Harlock", de Leiji Matsumoto, un clásico de nuestras pantallas (TV3), del que tengo un grato recuerdo infantil; o más recientemente, "Infierno", de Yoshihiro Tatsumi, editada hace poco por La Cúpula, una serie de historias cortas para adultos, donde se puede tomar el pulso de una sociedad marcada por la posguerra, la alienación, la insatisfacción de la vida de oficina, el sexo como vía de escape...
Pero la cosa no acaba ahí, porque, entre otras obras -pero que puedan interesar a un público adulto-, tenemos la continuación de la entretenida serie de ciencia-ficción "Gunmm/Alita - Last Order", de Yukito Kishiro; la biografía en cómic de Miyamoto Musashi, el equivalente nipón de nuestro Cid, en la serie "Vagabond", de Takehiko Inoue; la esperadísima obra magna del género samurai "El Lobo Solitario y su cachorro", de Kazuo Koike y Goseki Kojima, obra que abriría los ojos de América hacia oriente y que supuso para autores como Frank Miller (fan acérrimo de la serie) una revolución para su concepción del cómic. No hemos de olvidar, por último, "La espada del inmortal" o cuando la violencia se hace arte, del fenomenal Hiroaki Samura; o la im-pres-cin-di-ble mes a mes "Monster" de Naoki Urasawa, un thriller que lleva ya 30 meses enganchando a miles de lectores como el primer día. Es evidente que con este panorama, como decía Rorschach, no nos podemos quejar. Y tiene razón. Lean mangas. Me lo agradecerán.

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