3.5.24

Reseñas extremas mínimas (XXX)


· Sleep - Sleep (también Volume 1, 1991). Hace muchos años, cuando tenía la web Cisne Negro en Dreamers, reseñé el álbum Jerusalem de Sleep: un muro de sonido en una sola canción (en posteriores ediciones, se separó en varios cortes), una locura stoner de un grupo cuya leyenda dice que todo el anticipo que recibieron para el álbum se lo fundieron en hierba, tras lo que se encerraron en el estudio para crear dicho álbum. Y no lo recuerdo mucho, aunque todo disco de una sola pista de 50m., así a priori, ahora mismo me produce mucha pereza. Estos días estoy profundizando más en la discografía de esta banda, y hoy me detengo en su Volume One. De Al Cisneros soy más fan en Om que en Sleep. Este álbum debut llama la atención porque, a pesar de que ya se entreve la vena de stoner ultrapesado que desarrollará el grupo, en este largo suenan más sludge, más oscuros, más desesperados, con una especie de doom doliente, y, en general un tono más agresivo que sorprende pensando en lo que uno espera de la banda. Por lo demás, un trabajo interesante.

 · Katatonia - Discouraged Ones (1998). A buenas horas reseño este álbum, porque desde que lo descubrí en el hueco que incomprensiblemente tenía en la discografía de Katatonia, lo he machacado incesantemente. Y a pesar de que tiene luces y sombras, su principal fortaleza se encuentra en que se está plagado de buenas ideas que luego se desarrollan bien, mal o regular. Es 1998, Katatonia acababa de publicar la que será por mucho tiempo una de sus obras maestras (Brave Murder Day), con Mikael Akerfeldt como principal vocalista. Jonas Renske está buscando su voz, literalmente. Tras destrozársela en los primeros trabajos haciendo guturales, y mostrar su potencial tímidamente en el anterior, aquí cambia totalmente de registro y el grupo apuesta por las voces limpias. La combinación con las guitarras pesadas y monótonas de la era BMD se revelan como un acierto. El álbum se abre con I Break, una gran declaración de intenciones. Cada una de las siguientes pistas va a tener muy buenos hallazgos, tanto en inicios arrebatadoramente headbangers (Relention, Cold Ways), líneas vocales, como en riffs (Nerve) o soberbios ritmos de batería (Deadhouse), o en pequeños detalles (Quiet World, 2'14''). Este disco es maravilloso. A veces pienso que es, conceptualmente, una especie de versión metal de la tristeza de Disintegration de The Cure, grupo que Renske adora, y se nota en muchas ocasiones. Hasta tiene la valentía de marcarse una canción de pop-rock gótico ochentero (al estilo This is Seagull de The Snake Corps) en Scarlet Heavens. Con Discouraged Ones, Katatonia abría una nueva etapa de su discografía, muy diferente pero igual de intensa y atractiva. Un muy buen disco a reivindicar.


· Host - IX (2023). En la domus Cisne Negro somos fans del Host de Paradise Lost, le pese a quien le pese. Ampliación que puede soliviantar aún más si reconozco que, a pesar de ello, no somos muy de Depeche Mode. Bien, al parecer Nick Holmes y Greg Mackintosh no tuvieron bastante con aquel experimento que ahora está cumpliendo 25 años y que puso a los fans de Paradise Lost en guerra civil. Así que han resucitado aquel sonido synthpop-darkwave del Host en un sideproject homónimo, para poder así marcar distancia con unos Paradise Lost que, desde hace unos ("unos" quizá son ocho o nueve) años ha vuelto a la senda doom de sus inicios. ¿Y qué tenemos en IX? Pues una muy digna continuación de aquel trabajo electrónico. ¿Podríamos decir que entronca directamente? Sí y no, puesto que, al mismo tiempo que sigue el mismo patrón, se notan los 25 años en los que Holmes y Mackintosh han ido evolucionando como músicos, y como han ido del doom al metal gótico en la década de los 2000 y una vez más vuelta al doom en Paradise Lost. Aquí hay teclados y baterías programadas superochenteras (Tomorrow's Sky), pero también hay más guitarreo y batería real que en Host. Sin todo lo que ha sido Paradise Lost estos años, este IX no sería posible, por eso es interesante su escucha. Por cierto, atención a la Ultimate Edition, que contiene remixes muy meritorios, como el de My Only Escape de Rhys Fulber, muy maquinero e industrial; o el de Hiding from Tomorrow, que Lustmord lleva al terreno dark ambient).

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