31.12.21

Cerrando 2021: los juegos de mesa


 

Este año puedo darme por satisfecho con los números en cuanto a juegos de mesa. Fueron 511 partidas, superando el año pasado, aunque una parte importante tienen truco: aprendí a juzgar a ajedrez y eso hice que jugase muchísimo. Aunque, evidentemente, sigo siendo un pésimo jugador. Otro factor fue el encontrar el Onirim como app en el móvil. Un juego que en físico sería muy, muy pesado por la cantidad de veces que hay que barajar las cartas, en app se hace una maravilla. La verdad es que lo jugué demasiado y ahora mismo no tengo ganas de verlo ni en pintura.

Una de las cosas que ha reactivado el número ha sido la reapertura del Aula de Juegos en tiempos de postcovid, lo que ha hecho que pueda volver a jugar con los chicos siguiendo las normas higiénicas. Otro tipo de reuniones con adultos no he tenido, y el resto han sido partidas en solitario.

Voy a destacar, como el año pasado, los juegos que más me han gustado durante este 2021, sin atender si son novedad del año o no.




 


 

 

Estuve mirando a ver si podía encontrar algún juego de Flying Frog, porque recordaba uno de los videotochos de Chemapamundi sobre uno de ellos y me quedé con la cantinela. Encontré el A Touch of Evil 10th Anniversary y fui a por él. Aunque es una edición sobreproducida, un festival de azar, es un ameritrash gótico muy divertido. Si puedo encontrar alguna de sus expansiones, me haré con ellas.


Cartógrafos es un flip and write en el que tenemos que ir componiendo un mapa encajando las piezas que nos van dando de manera que consigamos la máxima puntuación. En el fondo es como jugar a Tetris, pero con algunos elementos de interacción con los demás, y el hecho de que se han puesto a la venta nuevos blocks que van cambiando sutilmente la experiencia del juego. Con mi MinionD9 he jugado bastante y le ha gustado. Es un juego que también llevaré al cole.


 

Fief es un juego de gestión y guerra medievales. No es precisamente rápido, pero recompensa mucho. En el juego, reclamaremos aldeas, pediremos el diezmo o la talla, estableceremos alianzas con otros jugadores por medio de matrimonios, nos ordenaremos obispo, cardenal e incluso papa, batallaremos, haremos asedios... La verdad es que como simulación del statu quo medieval está bastante bien. Lo jugamos en el cole y a pesar de ser un juego largo y de una secuencia de turno infinita, les gustó mucho. Tengo ganas de volver a sacarlo.


The Lamps Are Going Out es una gran táctico de la IGM que ha tenido opiniones encontradas, pero creo que funciona bastante bien. Tiene un componente histórico muy fiel a la realidad, al menos, así como van entrando las potencias en guerra y lo que hacen, a pesar de tener pequeños fallos (el track de la guerra en África). 


 

Zona es un juego que me gusta, primero por su temática: es evidente que está inspirado tanto en la novela Roadside Picnic de los Strugatski como en mi querida saga de videojuegos Stalker, así que no podía no gustarme. Creo que consigue trasladar a la mesa bien el agobio del juego, aunque creo que debería ser un colaborativo y no un competitivo. O una expansión o unas reglas caseras acabarán por limar las asperezas que tiene.

 


1918/1919 Storm in the West es un wargame ambientado en el final de la IGM de Ted Raicer. Parecía, por el setup, que iba a ser un juego muy estático, pero no fue así. Una tabla de combate demoledora, y una continua lucha por ir ganando territorio. En las dos partidas que jugué me lo pasé muy bien, y sobre todo el bando que resulta más interesante de jugar es el alemán, que tiene todas las de perder, pero si hace un uso inteligente de la defensa y se repliega en los bastiones que le quedan, tiene una posibilidad. 

Otros juegos que también me han gustado mucho este año van desde el party Taco Gato Cabra Queso Pizza, la continuación de la campaña de Mice & Mystics con mi hija, el nuevo juego del creador de Ciudadelas, Vampiro: Vendetta... Me quedo seguir con Hellboy y Star Wars Imperial Assault

Llegué tarde a Arkham Horror LCG, pero llegué (y he de decir que justo antes de la reedición). Y me encantó. Jugué los casos de la caja básica y luego me vine arriba comprando el ciclo de Carcosa. La verdad es que no me esperaba que un juego de cartas fuera tan evocador e interesante.

Los fiascos del año: Lusitania, Dragoon, Sylla.

Una de las cosas que me ha gustado comprobar es que he vuelto sobre algunos wargames en solitario tras un año de jugar por primera vez y he notado como este año me ha dado rodaje y perspectiva cuando los he vuelto a desplegar (Konigsberg, Celles, etc.), que me han permitido, con la sabiduría acumulada, jugarlos y disfrutarlos de manera diferente. Me quedo con esta satisfactoria sensación de haber madurado a lo largo de un año de wargames.

Para 2022 me gustaría poder seguir jugando a buen ritmo con el nuevo equipo que tengo en el Aula de Juegos (tengo una buena lista de cosas que quiero probar con ellos antes de que algunos se vayan); me gustaría también seguir ahondando en mi reciente pasión por los wargames y probar los que tengo sin estrenar y prepararme para la avalancha que viene (por cierto, tengo una docena de cajas por llegar de varios mecenazgos... no sé dónde lo meteré todo); y por último, me gustaría poder volver a encontrar una rutina de juego con mi grupo habitual... Juegos, desde luego, los habrá. Todavía tengo muchísimos por estrenar; en 2022 me gustaría al menos sacar algunos de ellos y reducir su número.

30.12.21

Cerrando 2021: Rol


Este 2021 ha visto cómo progresivamente volvíamos a las mesas de forma presencial, aunque mirando la lista no lo parezca. Han sido 12 historias, a pesar de que algunas de ellas no se acabaron. Año simplemente continuista a la espera de poder retomar el rol presencial de una vez.

1. Mentiras (Ecos disonantes) (online). Una nueva entrega de Ecos disonantes, ambientado en un instituto lleno de secretos,que pude jugar como jugador.

2. Cuestión de fe (Ecos disonantes) (online). En esta ocasión hice una especie de hack del módulo Fe de Ecos disonantes porque tenía una idea muy clara de la historia que quería contar: una historia que se había forjado un contexto en partidas anteriores con la creación del distópico Banco Jesús Libertador. Aquí tenéis la intro en video que hice.

3. Black Betty (Walpurgis) (online). Walpurgis es un juego que me encanta y que es prácticamente un título desconocido: se enfoca en recrear el espíritu de las películas de serie B de horror y ciencia ficción de los 60, 70 y 80. En esta ocasión, la inspiración vino de un bolsilibro de Bruguera, tipo de narrativa que está llena de semillas de rol para juegos como éste. En Black Betty (cariñoso nombre de la nave en homenaje a la canción que versiona Nick Cave), una nave de exploración tiene que descender a un planeta hostil... y muy inteligente.

4. El último adiós (playtesting) (online). El gran Óscar Recio ha estado probando una campaña / sistema / juego con varios grupos de juego, y yo tuve la suerte de estar en uno de ellos junto a los magníficos Julia de BaM, Lycosaedro y Pepe Pedraz. Un honor participar en este proyecto que pinta de maravilla y en el que espero poder aportar mi granito de arena según se vaya desarollando.

5. La rebelión (Follow) (online). Follow quiere ser un sistema universal de narración, y lo es, pero me esperaba algo más... rolero. Se trata de un juego de secuencias narrativas con mucho margen para contar buenas historias, pero se vende como juego de rol cuando no lo es. Si tienes un buen grupo dispuesto a contar una historia por turnos, sí puede ser una buena experiencia. Quizá el problema es mío, por tener una expectativas que no se correspondían exactamente con el producto. Pero sigo pensando que puede ser un buen juego, sobre todo adaptándolo a un aula.

6. La habitación sin sellar (La llamada de Cthulhu). [Inacabada] Cuando dirigí esta historia, hace unos años en el colegio, fue un éxito total, y me dio la idea de escenificar en clase un juicio teniendo como base los resultados de aquella partida. Pero llegó el covid y no pudo ser. Así que al volver a la "normalidad", volví a probar suerte con un grupito de 4º muy bueno, pero la cosa fue languideciendo entre sesiones presenciales y online, y actualmente no la hemos terminado. Ni que decir tiene que mi segunda intención al jugarla tampoco podrá cumplirse en esta ocasión.

7. El viajero perdido (Tiny Dungeon). El verano anterior había iniciado a mi hija de 7 años al rol con este sistema, que me parece perfecto para eso, y este verano volvimos a probarlo con una amiguita suya. El resultado no fue tan interesante, pero la experiencia de introducción siempre me es grata.

8. El atraco a Sampson & Co. (Ecos disonantes) (online). Volví a dirigir el primer Eco, El atraco, para mi grupo avanzado del Aula de Juegos una vez había terminado ya el curso y siendo ya ex alumnos, y eligieron el robo de un banco en el Oeste... ¡Nunca lo habría imaginado! A partir de ahí la cosa se puso rara... No terminó demasiado bien, pero creo que fue una buena sesión.

9. Operation Ice Dragon (La llamada de Cthulhu) (online). [Inacabada] Con el mismo grupo que la historia anterior, empezamos este módulo que apareció en el último número publicado de Bayt Al Azif, modificándolo un poco: lo emplacé en una estación científica soviética tras la IIGM. No terminó de funcionar como hubiera querido, me notaba poco ágil; no la acabamos y tampoco insistí en ello. A pesar de ello, creo que tiene potencial.

10. 246 Corbitt Street (La llamada de Cthulhu) (online). [Inacabada] Un clásico revisitado en un one-shot ambientado en la era moderna y que se conecta con el módulo más jugado de todos los tiempos de este juego. La cosa pintaba muy bien, pero por reiterados problemas de agenda no lo pudimos acabar. Una pena.

11. La mina perdida de Phandelver (Dungeons & Dragons). [En marcha] El año pasado, un grupito de chicos de 6º empezó a jugar a rol en los patios en free style. Yo les dejé el material de D&D y les prometí que al año siguiente jugarían conmigo. Así que ahora que ya han llegado a ESO, aquí están: cogimos los personaje pregenerados de la Caja de Inicio y nos lanzamos a la aventura. A pesar de lo ocasional y de lo breve (jugamos en lapsos de 25 minutos un par de veces a la semana), me encanta jugar con ellos. De momento, sólo empezar, ya había habido una baja y han decidido ir a Phandelver a intentar revivir al compañero dejando de lado su misión principal :)

12. La vergüenza del héroe (Dungeon Hack). Fijándome en cómo se tomaban los últimos juegos de mesa que hemos probado en el cole, me di cuenta de que el nuevo grupito de comedor que se ha formado en el Aula de Juegos iba a ser muy proclive a jugar a rol, y no me equivoqué. Así que para variar un poco, y por fin aprovechar este mecenazgo que tenía muerto de risa desde que se entregó, aproveché para jugar un mazmorreo típico con Dungeon Hack. La verdad es que está muy bien: una destilación del D&D con pocas reglas y poco tinglado. Jugamos una de las partidas del manual y la cosa fluyó muy bien, así que a la vuelta de vacaciones tengo pensada una gran aventura para seguir explotando este sistema.

13. (Extra) Mapeando las catacumbas. Casi terminando el año pruebo Mapeando las catacumbas, jueguito de rol en solitario. El juego es un poco lo que hacía Escape the Dark Castle pero con papel, lápiz, dados y tablas. En la primera partida, bajamos un nivel por una maltrecha escalera de mano, encontramos a un sicaro loco y atado, seguimos profundizando por una estrecha brecha, y llegamos a una sala donde un herrero hace que el de nuestro equipo se rebele contra el grupo. Resultado: los dos que quedaban espichan y fin. Admito que el sistema puede generar narrativas interesantes, pero no sé si me quedo con el juego de cartas.

En el 2022 que entra tengo varios propósitos: me gustaría poder retomar Las máscaras de Nyarlathotep de forma presencial, ese sería mi principal deseo. También me gustaría jugar a algo de Vampiro, probar el rol en solitario con Ironsworn y Mapeando las catacumbas, para ver de una vez qué puñetas significa este concepto. También me gustaría darle un par de vueltas a un par de ideas que tengo y ver qué posibilidades hay de que vean la luz. Y, en fin, me mucho gustaría probar un montón de sistemas que tengo en la recámara y que aún no he estrenado, sobre todo los de Pepe Pedraz: Trueque, 7 Días de travesía... A otros los tengo en diferentes situaciones Never Going Home me llamaba mucho al principio, pero desde que he estado leyendo mucho sobre la IGM su enfoque sobrenatural ahora no me parece tan interesante; me gustaría también probar Vaesen, del que hice un all-in en inglés del que ahora me arrepiento un poco, pese a que las calidades de la edición son de 10; Camaradas me gustaría jugarlo proponiendo una distopía parecida a El cuento de la criada; Liminal estuvimos a punto de estrenarlo en el cole e incluso hicimos fichas... luego la cosa se torció, pero el tema de fantasía urbana en un contexto no tan plomizo como Vampiro puede dar de sí; Kids on Bikes actualmente no me llama mucho, quizá la vena nostálgica ochentera pueda reactivar mis ganas cuando se estrene la nueva temporada de Stranger Things; lo que sí tengo ganas de dirigir es Las cosas que dejamos atrás; Tiny Frontiers es una versión espacial del Tiny Dungeon, y me vendría bien para gente joven o nuevos jugadores, lo tengo en la recámara para iniciaciones; Coriolis, juego en el que también me metí all-in, y que parece que tiene un lore espectacular, pero que a la hora de la verdad no sé a qué grupo sacar; y finalmente juegos que de momento descarto como Girl Underground o Barbazul, demasiado chungos como para poder jugarlos. Y me estoy dejando más juegos que he ido comprando y poniendo en la estantería. Con todo, este 2022 caerán más seguro: mínimo Alien Caja de Inicio y Trueque Noir, algunas de las cosas que saque Edge para La llamada, Vaesen Bretaña cuando esté en español, más lo que está pendiente de entregarse (Hermanos de la Costa, Old School Classics) y vete a saber qué más. Hoy mismo he visto el planning de The Hill Press para el nuevo año y he respirado tranquilo al comprobar que no había nada que realmente me apetezca probar... En suma, que espero que el 2022 me reserve, al menos, otras 12 partidas para continuar con este amor que es para mí jugar a rol.

29.12.21

Diario de lecturas (XXVIII): bolsilibros

Igual que me gusta volver sobre viejas películas de terror de los 60, 70 y 80 (y cada vez más, los 90 y adelante), sobre todo cuanto peores mejor, cada año me gusta leer algunas de los centenares de novelitas pulp que he ido amontonando como coleccionista. En los últimos meses he leído algunas que me gustaría comentar brevemente.

· El alquimista de la serpiente ciega, de Ralph Barby. No había leído ningún relato de este señor, y con éste me ganó. Situado en el Londres moderno (de los 70, entiendo, o al menos es lo que me imagino), Barby nos lleva hasta un antro de mala muerte regentado por un hombre misterioso y cuyos clientes tienen unas acciones del local que no pueden vender porque todos los que lo hacen acaban muertos... Magnífico mcguffin de inicio porque nos lleva a otro lado a poco de empezar, y la verdad es que es tan interesante que me ha inspirado para alguna partida de rol, por lo que no voy a comentar más la trama, pero incluye magos encerrados en criptas, túneles secretos bajo Londres y misteriosas autopsias que no tienen explicación. Barby me gana con esta primera lectura.

 

· Yo compré un castillo, de Ralph Barby. Decidí seguir investigando la narrativa de este autor, y en esta ocasión, nos presenta un planteamiento un tanto surreal y humorístico: una señora viuda sale del bingo con unas libras de más y acaba en una casa de subastas comprando la maqueta de un castillo, cuando ella pensaba que lo que adquiría a un precio absurdo era un castillo real. Lo que ocurre es que la maqueta es realmente un castillo, y en su interior sigue un malvado noble y su alquimista en tamaño diminuto, castigados por un maldición de la que sólo se podrán liberarse de ella con el consiguiente sacrificio de jóvenes vírgenes... que la pobre viuda deberá proveer. Un divertimento que bien podría haber sido una película de Jess Franco, con situaciones de humor, rituales satánicos y jovencitas desnudas corriendo por entre pasillos llenos de telarañas. 

· Besando a la muerte, de Ada Coretti. Si Ralph Barby abraza lo fantástico y no pretende en ningún momento ofrecer una explicación racional a los hechos que cuenta en sus libros, Ada Coretti no puede evitarlo. Ya he comentado en alguna ocasión que Ada Coretti es una escritora deleznable: es una versión femenina de Joseph Berna (investigué y creo haberme asegurado de que no era un pseudónimo suyo), en la que hace un uso extensivo del punto y aparte sin ningún sentido narrativo, utiliza constantemente fórmulas del lenguaje oral en sus descripciones, y en general, su idea de escribir es más bien nula. Pero, además, en sus historias sobrenaturales, siempre hay un culpable oculto que devuelve los hechos a la esfera de la racionalidad. En esta ocasión, se trata de una misteriosa novia de blanco velo que va azotando con látigos a las sucesivas novias de un tal Tully, cuando no se lía a hachazos con algunas de sus pobres víctimas. Pero como si fuera un episodio de Scooby Doo, aquí siempre encontraremos una mano negra que ha orquestado todo el tinglado con un propósito. Y este libro no es una excepción. Mención aparte hay que hacer de los párrafos enteros que la autora se autofusila, ¡dentro del propio libro!, y que comenté en un hilo de Twitter (aquí en La danza de los esqueletos; aquí en Besando a la muerte).  Pero eso no es óbice, como en Joseph Berna, de que se haya convertido de forma automática en una de mis autoras de bolsilibros favoritos, precisamente porque, en este tipo de literatura pulp, cuanto peor, mejor.

28.12.21

Cerrando 2021: los libros

En Papel en Blanco he comentados los 4 o 5 libros que más me han gustado de las lecturas que he hecho durante este año (los cómics no cuentan, van en otra lista).

Como en el post comento, 

Simplemente añadir que después de dos años con números más bajos, recupero la cifra de 2017 llegando a la sesentena de títulos. Como veremos, tanto libros como cómics son los indicadores que más han bajado en los últimos años. Puedes leer la entrada completa aquí.

21.12.21

Cerrando 2021: resumen

Este año, en cuanto a los indicadores que siempre valoro en este blog de ocio, los resultados han sido mejores que en 2020, que, por otra parte, fue un año excepcional. Han mejorado las marcas de películas, de lectura de libros y de cómics, las partidas... En general el único indicador que no ha aumentado ha sido el de temporadas de series, y seguramente el de posts escritos. El detalle lo publicaré más adelante actualizando esta entrada.

Este año he visto cambiar claramente mis prioridades. Lo cierto es que cada vez me interesa menos el cómic, tanto como lector como divulgador. Además, noto que cada semana voy apretado, forzado a escribir, y aunque a veces quede satisfecho de lo que escribo, noto que me quedo en la superficie, que no soy capaz de realizar un análisis que muchos de los demás divulgadores o críticos hacen. Y como de creadores de contenido sobre cómic en las redes hay muchísimos, que además escriben mucho más (en cantidad, y algunos en calidad), a lo largo de 2021 he notado un progresivo desafecto con esta parte de mi trabajo/ocio. Seguiré escribiendo porque tengo un compromiso con Ultima Hora, pero no me satisface como antes.

Lo mismo me pasa con la dirección de Papel en Blanco. He acabado solo frente al timón durante la mayor parte del año, con colaboraciones puntuales que he agradecido mucho. El 2021 tenía que haber sido el de la migración del servidor y un nuevo empuje a la web, pero no he conseguido captar a las personas que hubiera querido, y Papel en Blanco tiene que ser un trabajo en equipo. Así que Papel en Blanco sigue y seguirá a medio gas mientras al frente siga sólo yo. Cancelé la migración a Wordpress y volví a Medium, que no me gusta, pero es mejor porque es gratis y ya estoy acostumbrado. De ninguna manera añadiré un gasto anual para conseguir menos visitas aún y ningún beneficio. Seguiré en Papel en Blanco actualizando como pueda hasta que no dé más de mí o decida cerrar definitivamente el proyecto o traspasarlo a alguien a quien le importe de verdad.

No obstante, este año inicié un nuevo espacio, fruto de mi proverbial falta de foco. En El desafío de las águilas he creado un microespacio para hablar solamente de wargames y de libros de historia bélica. Es mi pasión y es lo que he descubierto en el último año que me mueve. Es algo muy minoritario, es un nicho dentro de un nicho como dicen, pero es lo que ahora me llama. Es lo que quiero hacer. Así que ahí seguiré, subiendo con ilusión entradas que llevan mucho trabajo, sin una periodicidad regular, pero con muchas ganas.

Y es que en el fondo es todo una cuestión de tiempo.

Una de las cosas que añoro es hacer cómics. Durante este años he tanteado a no menos de 5 o 6 autores para dos proyectos que tengo en mente, y tristemente han declinado todos. En algunos de ellos es normal, porque son autores con una carrera y entiendo que tengan sus propios proyectos trazados y no quieran arriesgarse a la moto que les vende alguien que sólo hace esto de forma secundaria y sólo ha publicado un cómic, aunque sea en 4 volúmenes. De la gente que está despegando y es novel me duele un poco más, porque creo que podría haberse sumado a una bonita idea, pero cada cual, evidentemente, tiene su vida. Me gustaría, además, proseguir con mi obra ya consolidada, pero no consigo la manera de motivar a Bart para seguir adelante. No quiero forzar nada, pero es un buen amigo y lamento que la distancia que nos separa haga que no podamos entendernos mejor. Una de las cosas que más me gustaría es sentir la emoción de crear juntos. Ayer estaba empezando a ver la serie documental Get Back y volvió a golpearme esa magia que se crea cuando varias personas colaboran en sacar algo adelante. Me encantaría volver a sentirla de nuevo.

Ojalá 2022 traiga nuevos horizontes que me confirmen en algunas ideas, desechen otras y me lleven a poder dedicarme a lo que más deseo.

13.12.21

Parecidos razonables (XLV): Bitoku vs. Equinox

Desafortunada coincidencia en novedades en juegos de mesa que salieron durante la feria de Essen de 2021: Bitoku, editado por Devir, y Equinox, editado por Plan B. El tema, la composición e incluso la paleta de color son extrañamente parecidos. Hay que decir en su favor que de ambos hay edición con portadas alternativas: 




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