19.5.20

Reseñas mínimas (XIX): Especial Occult Rock (1ª parte)

¡Madre mía! ¡Qué locurón hay montado con el occult rock actual! No es que me sorprenda, sabía que hay una ingente cantidad de bandas que se dedican fanáticamente a reproducir el sonido setentero de otras bandas, empezando por Black Sabbath, que tenían un estilo entre el rock progresivo, el folk y la psicodelia, y cuya música ha germinado mezclándose con el hard rock, el stoner, el doom y el sludge. No sé qué me encendió la mecha, pero me puse a rebuscar entre grupos en Deezer y Rateyourmusic (mi guía musical de cabecera), y encontré esta lista, Occult Rock: Best Modern Bands. Seguro que hay mil listas más, pero ésta me entró muy bien porque combinaba bastante bandas que conozco con otras que desconozco, así que me puse a ello. [Nota post-scriptum: empecé este artículo hace meses y ahora releyéndolo, ampliándolo y preparándolo para publicar me doy cuenta de que estoy identificando occult rock con Black Sabbath cuando esto no es necesariamente así. Es cierto que esta corriente musical y el grupo tienen muchos puntos en común, pero la imaginería satánica, la psicodelia musical y el tono setentero no son patrimonio exclusivo de los chicos de Ozzy. De hecho, ni siquiera fueron los primeros: pensad en Coven o Black Widow, los verdaderos pioneros de esta movida. Pensándolo bien, no sé qué he querido hacer aquí exactamente, porque en el fondo he mezclado las dos cosas, pero ahora es demasiado tarde para replantearme esto, que a fin de cuentas es una excusa para sacar reseñas cortas que además nadie lee] Vamos a hablar un poco de algunas de ellas:

· Orchid. Según Arcalimon, "What if Ozzy's Black Sabbath didn't change their sound with Technical Ecstasy and Never Say Die, and were still releasing killer studio albums in the 70s? Well, they would sound exactly like Orchid". Tienen dos largos, y lo que más he escuchado es The Mouth of Madness (2013). Sí, suenan muy Sabbath (el nombre del grupo, extraído de aquella preciosa instrumental de Masters of Reality), pero no terminan de ser lo mío. Una de las cosas que no me acaban de convencer es el cantante, y no, no es porque busque un imitador de Ozzy como parece que a veces hacía Lee Dorrian en Rise Above Records, sino porque... pues ahora no me acuerdo (dejé esta frase a medias en el borrador del artículo hace meses y ahora soy incapaz de completarla). En resumen: uno escucha cortes como John the Tiger y dice "sí, esto es de Electric Funeral; esto es de Fairy Wear Boots; esto de..." y así. 

· Blood Ceremony. "Well played flute, organ and riffs with a female vocalist create a great dark and occult atmosphere". Aquí nos encontramos con un ejercicio de psicodelia, y de sabbath rock con voz femenina. Aunque no los he escuchado todos en profundidad, para mí su mejor disco es The Eldritch Dark (2013), que me parece genial. En otros, la combinación se tuerce, y por ejemplo, en Living With The Ancients (2011) el tono es mucho más sesentero oscuro, con mucho (MUCHO) órgano y mucha flauta a lo Jethro Tull. El último hasta la fecha, Lord of Misrule (2016) aparca un poco la influencia de Sabbath para irse por el territorio puramente del folk psicodélico. La mayor parte de las reseñas que he leído coinciden en que ha sido un paso atrás en su sonido.

· Witchcraft. "Probably the best retro band coming out from Sweden. Witchcraft (2004) and Firewood (2005) have a terrific doom/occult rock sound, while The Alchemist (2007) has a more hard rock sound, but is great nonetheless". Parece que tanto servidor como en general los usuarios de Rateyourmusic coinciden con esta opinión, puesto que la puntuación de sus álbumes se desploma tras Firewood, con especial hincapié en el último, titulado Black Metal (?!), de este mismo año, y en el que el único miembro fundador de la banda que continúa en ella, Magnus Pelander, se marca un álbum acústico de folk doliente que seguramente será tan mal entendido como en su momento lo fue el Nocturama de Nick Cave & The Bad Seeds. A Witchcraft los estuve escuchando mucho hace como diez años y, efectivamente, quizá el disco con más garra sea su segundo largo. Aunque también es cierto que terminé un poco empachado de ellos. Firewood tiene fragmentos que son prácticamente riffs de Black Sabbath. 

· The Devil's Blood. "Amazing female vocals and riffs. They remind me of a more heavy version of Coven". Efectivamente, este grupo alemán tiene un sabor más añejo y sesentón. Menos guitarrero y más fácil de entrar en él, a veces rozando el pop-rock más mainstream en el sentido, también, añejo. En 2013 pusieron fin a su actividad con el disco III: Tabula Rasa or Death and the Seven Pillars. Resulta curioso que ese álbum resulte el auténtico canto de cisne de la banda: un disco más intricado (en contraste con la facilidad con la que entran los anteriores) y complejo que señala en una dirección, por fin, interesante.

· Uncle Acid & The Deadbelts. "A very distinct retro doom/occult rock sound with a horror-movie feel in it". A estos les estuve escuchando bastante, sobre todo el Blood Lust (2011) y Mind Control (2013) [Me estoy dando cuenta de que muchos discos de este subgénero mencionados aquí son de ese año 2013... ¿Conjunción planetaria?]. Uncle Acid tiene una base más pesada que los acerca más a Black Sabbath, mientras que la voz (doblada, con ecos y con efectos de distorsión imitando la forma de recogerla de la época, como en caja de zapatos) y la producción tienen un sabor a los sesenta. Otro grupo que terminó por empacharme un poco, en este caso porque tienden a repetirse mucho.

· Bloody Hammers. Estos estadounidenses capitaneados por Anders Magna (Terrortron) tienen un sonido más moderno y heavy (su primer disco coincide con los años de eclosión del género), que en ocasiones recuerda a Witchcraft y en otras a Ghoultown (?!). No pretenden ser tan pesados (al menos en Under Satan's Sun... en Spiritual Relics sí que las guitarras suenan más pesadas), ni sonar como una copia descarada de Sabbath, y eso es lo que precisamente (no lo de Sabbath, sino todo lo demás) les aleja de la etiqueta que aquí comentamos.  

En una segunda parte de este artículo seguiré analizando algunas de la banda de esta ola. Si tenéis sugerencias, son muy bienvenidas.
 

14.5.20

Diario de la plaga: día 63

En Cartas del que regresa, Hugo Von Hofmannsthal pone por escrito su desasosiego espiritual al volver a Alemania, pero en una de sus cartas encuentra algo que le saca de su spleen: encuentra una exposición de un pintor desconocido y sus cuadros le vuelven loco. Le arrojan a otro mundo, le abren ventanas que ni siquiera sabía que tenía en su cerebro. Gracias a la visita de esa exposición, nos dice, su ánimo cambia de tal manera que consigue encarar el negocio que tenía que realizar con excelentes resultados. La exposición en cuestión resulta ser de Van Gogh, y Von Hofmannsthal, uno de los primero que lo reivindica en 1907. 

Un cuadro que ha hecho una de mis más brillantes alumnas durante el confinamiento.

El sentimiento de maravilla que siente el escritor hoy ya no es posible. Estamos bombardeados constantemente por novedades, por nuevas obras, nuevas películas, nuevas canciones, nuevos documentales, nuevos libros, nuevos cuadros, nuevas representaciones, fusiones, reinterpretaciones, combinaciones, descubrimientos, cada día podemos descubrir a un nuevo artista, una nueva poeta, y por consiguiente, ese sentimiento de maravilla queda anestesiado por esa avalancha de novedades. Has parpadeado y tienes cinco nuevas series con nuevas temporadas para ver, han estrenado diez películas, editado veinte libros y treinta discos, y publicado cien juegos de mesa, rol y ordenador. Y todo queda en un eterno poner en la cola de pendiente aquellas cosas que quieres experimentar. Pero ese sentimiento de maravilla, ¿dónde va a germinar ante tal infinita combinación?

Llevamos dos meses enteros encerrados y tan sólo la suerte hará que la imprudencia de la grey, el populacho (ese ente abstracto llamado "la gente", en el que uno nunca se incluye), no provoque que tengamos que quedar un tiempo equivalente. Por lo pronto, el conseller autonómico acaba de anunciar que las clases no se retomarán hasta el curso que viene, lo que parecía de pura lógica, pero con los políticos nunca se sabe. 

Los Toreadores lo dividían en "artistas" y "farsantes".

No he podido avanzar mucho en mis lecturas; llevo un año malísimo. El único cómputo que ha salido beneficiado, creo, es de películas. Por las noches estoy demasiado cansado, y además he cogido el hábito de coger varios libros para releer fragmentos, consultar, revisar... Y todo eso son lecturas que no pueden contabilizarse. También he hecho algunas lecturas rápidas de libros que he decidido liberar cuando podamos volver a la biblioteca, como el insípido Bestiario de Apollinaire, en una edición atroz de Lleonard Muntaner. Releo muchos manuales de rol (es impresionante como cada vez olvido la mecánica de InSpectres) y, sobre todo, busca aventuras que me parezcan ideales para jugar.


Pero siempre, por fortuna, hay algún tipo de curiosidad, que me lleva a abrir una puerta hasta entonces entornada, y que me permite vislumbrar, no nada en concreto, sino la ilusión de todo un territorio nuevo por descubrir. Ahora mismo, esa puerta se llama wargames, y a pesar de que sean juegos de reglamentos intrincados, que necesitan de muchas horas y de varios participantes, es la ilusión que me ilumina.  No es un wargame ortodoxo, pero pude probar Pavlov's House, y me entusiasmó la narrativa que pude engarzar jugando solo, defendiendo un solitario edificio de la fría Stalingrado, con el constante asalto de los panzers por las calles que enfilan al norte, y los bombardeos sobre las posiciones soviéticas en el Volga. El camarada Pavlov murió tras un ataque directo, pero pudimos resistir el embite teutón hasta el final del juego. Pequeñas ilusiones, pequeños sentimientos de maravilla encapsulados en fichas de cartón.
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