17.5.11

I'm an amendment to be

Siguiendo con el rescate de momentos gloriosos de Los Simpson, os dejo con una de mis canciones preferidas, la de la enmienda constitucional, incluida en el episodio "El día en que la violencia murió". Lástima que esté subida desde un episodio en italiano y en espejo (para retrasar su retirada), pero la canción sigue en versión original:


Me encanta la parte de la letra que dice:

There's a lot of flag-burners,
Who have got too much freedom,
I want to make it legal
For policemen to beat'em.
'Cause there's limits to our liberties,
At least I hope and pray that there are,
'Cause those liberal freaks go too far.

15.5.11

Store Wars, la guerra de las verduras

Esta tontada la vi mientras guardaba a los alumnos de 1º de ESO en informática, mientras hacían ejercicios de Inglés relacionados con la comida. Nos hizo gracia y por eso lo pongo:


[Visto en Englishexercises.org]

14.5.11

Impresiones de lecturas

Ando abrumado por la cantidad de lecturas que tengo que hacer. He dejado el volumen de Saki Los juguetes de la paz, editado para Valdemar, para más tarde, puesto que ya he encontrado el cuento que versionaremos para la siguiente revista Cthulhu. Saki es un autor que no había leído aún y que me ha gustado mucho: combina cuentos que pueden ser de terror, con otra línea de un humor que es el antecedente directo de Tom Sharpe o Roald Dahl; en todo caso es muy recomendable.
Con la avalancha de novedades en cómic, me he puesto a ellas. Leo con deleite el impresionante tomo de Patrulla-X: Segunda génesis, de Chris Claremont y Dave Cockrum, un tochazo de seiscientas páginas que engloba los primeros cuatro años de la serie, justo en su resurrección comercial tras casi ser suspendida por la falta de ventas. Me sumerjo en ese voluminoso tomo con la ilusión del niño que fui, disfrutando de esas aventuras que no recordaba -y sin embargo, las había leído ya en un coleccionable semanal de Planeta hace unos cuantos años. No puedo evitarlo, para mí los X-Men son una debilidad, puesto que por ellos entré el universo mutante y por extensión en todo el cómic de superhéroes americano, gracias al compañero Rorschach. Pero antes de eso, de mucho más pequeño, recuerdo haber leído un tomo de Vértice o Novaro de Patrulla-X (que se corresponde con el de Biblioteca Marvel X-Men #4), donde había una historia que siempre me impresionó: el malísimo Conde Nefaria encerraba la ciudad de los X-Men en una cúpula irrompible... Eso y sus extrañísimos ayudantes villanos me impactaron...
También me he puesto con el American Splendor de Harvey Pekar que ahora edita de forma integral La Cúpula. Algunas de las historias que dibujó Crumb ya las había leído, pero la gran mayoría son nuevas para mí. Unas mejores, otras peores, es muy interesante leer el volumen para ser testigo de los inicios del género autobiográfico, cuando aún las cosas que se contaban, a pesar de ser trivialidades o historias costumbristas sin más, tenían cierto interés, no como en muchos de los cómics de este género que se editan ahora. Alguno me ha llegado especialmente, lo que demuestra la capacidad de empatizar de Pekar a pesar de las diferencias que pueda tener con el lector, y me ha renovado el interés por seguir leyendo su obra.
Y como nota bizarra, apuntar la lectura de El reino salvaje. Este cómic es desconcertante. ¿Es un ejercicio de surrealismo, es el arte abstracto llevado al cómic, o es que yo no me he enterado de nada? Me ha dejado tan sorprendido, tan anonadado, que aún no soy capaz de decir si me ha gustado o no... En todo caso, su valor experimental está fuera de toda duda.
Pero aún me quedan muchas cosas más por leer; lo peor es que después de diez minutos en la cama al acostarme, que es generalmente el único momento que tengo para leer tranquilamente, me quedo dormido del cansancio...

13.5.11

Guía de las casas nobles y personajes de Juego de Tronos

Si sois como yo y a veces os hacéis el lío padre con tantas casas reales, enlaces entre familiasy  parentelas varias de la saga Juego de tronos, aquí tenéis un magnífico esquema que quizá os ayude a aclararos (o a liaros más, quién sabe). En todo caso, ideal para imprimir, plastificar y usar de marcapáginas durante la lectura de la saga. Click para ampliar:



[Visto en Machacas via Blame it on the voices]

5.5.11

¿Sigues usando Messenger?

La semana pasada os preguntaba si aún seguíais usando el Messenger, entendiendo por ello básicamente el Messenger de Microsoft. Para mí se ha hecho un programa tan poco amigable, con una interfaz tan pesada y tan poco útil, que he terminado por abandonarlo.Y a eso hay que añadirle que, desde que uso gmail, ya prácticamente no uso para nada el correo de Microsoft. Por eso os lanzaba esta pregunta, y el resultado ha sido:


Sí.
  10 (43%)
No.
  13 (56%)
Votos hasta el momento: 23 

Pensaba que el resultado sería más amplio, pero veo que aún seguís con él. ¡Curioso!

4.5.11

Vida y muerte de Enrique VIII

Esta semana hemos completado la serie Los Tudor, producción irlando-canadiense para Showtime y que durante cuatro temporadas nos ha acercado al reinado de Enrique VIII de Inglaterra. Si habéis visto imágenes, tráilers o cuñas de esta serie, quizá os haya parecido una historia más de intrigas y sexo (como es costumbre en Showtime), pero Los Tudor es mucho más que eso.
Aunque la serie contenga muchas desviaciones de los hechos reales (y para eso están los frikis de la Wikipedia, ojo, la española, para dar cuenta de ello), no hemos de olvidar que se trata de un producto de ficción. Y como tal, es normal que se coja cuantas licencias quiera para reforzar la idea dramática. Pero si obviamos todo esto, nos encontramos con una serie histórica realmente interesante. Nos introduce en un momento histórico de efervescencia, cuando la pugna por los intereses de España, Francia e Inglaterra en Europa están álgidos. Con el nacimiento de la imprenta, las ideas reformistas se propagarán rápidamente y llevarán a lo que es el núcleo temático de la serie. Porque Los Tudor no es una serie sobre un rey que tuvo seis esposas. No es una serie en la que el sexo es el protagonista. Puede parecerlo en las primeras temporadas, cuando el rey es más ardiente y sus amantes se suceden en el lecho real. Pero ese tono se va apagando a medida que Enrique VIII se hace mayor. Los Tudor es una serie sobre religión. Una serie en la que aparece Tomás Moro (como protagonista también), la férrea resistencia de Roma y la Contrarreforma como reacción a las ideas de Lutero que están incendiando Europa, la negativa del Papa de conceder al rey su divorcio de Catalina de Aragón y el posterior nacimiento de la iglesia anglicana. Durante toda la serie somos testigos de sesudas disquisiciones religiosas, de acusaciones de herejía, de intrigas reformistas, de las mujeres que quieren convertir a Enrique VIII a la reforma luterana y a la que éste se niega, sin querer tampoco volver al seno de Roma... Los Tudor es un fresco de la época barroca, en el que además aparecen el gran compositor Thomas Tallis, el martillo reformista de Inglaterra Thomas Cromwell, y por supuesto, las seis esposas de Enrique VIII, especialmente Ana Bolena.
El último capítulo de la serie es especilamente brillante, porque se abre con una reflexión sobre la vida por parte de Enrique VIII, en la que la compara la vida terrenal con la entrada de un gorrión en una estancia cerrada de la que enseguida sale. Al final del episodio, cuando el rey ha dejado todos sus asuntos en paz y contempla el retrato que Hans Holbein le ha hecho, lo último que vemos es un pajarilo que cruza la estancia por detrás. Todo encaja.
Son en total 38 episodios de una serie que no baja la guardia, incluso se pone más interesante a medida que avanzan los capítulos. Si os gusta la historia, estáis buscando alguna serie que ver, o simplemente tenéis curiosidad por ver cómo se puede tratar de una forma seria un tema como la religión en una producción dirigida a un gran público, os recomiendo esta serie.


3.5.11

La gloria de Tululo III

Cuelgo aquí un texto que circula desde hace unos años por la red y que es bastante popular entre profesores. Es un artículo titulado Tululo III, de la sección Lo que hay que oír de Francisco García Pérz, y que apareció en La Nueva España el 27 de abril de 2006. Si tenéis un poco de paciencia para leerlo, vale la pena:

La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la provincia, y, aunque era sevillana cerrada, los gaditanos le encantaban. Encima de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir. No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar.

Los ejercicios, 4.º de la ESO, trataban sobre las lenguas peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de arte, unas pinceladas de historia.

Leyó el primero: «Los versos utilizados en España antes del Renacimiento eran, mayormente, el dodecaedro y el octoedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero incorporó un «jajajá» con el rotulador rojo en el margen. No se desmoronó. En el tercero de los folios, se afirmaba literalmente: «El euskera es una lengua bilingüe». Se quitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porque, según otro alumno: «El euskera se cree que llegó del Cáucaso [sic] con una familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en lo que quería ser un andaluz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», que aparecía como «er gayego e dorihen jriego deribao der latín».

De pronto, una respuesta le hizo fijar su atención de modo especial: «Tululo III». Allí estaba, como contestación a la pregunta número 12. «Tululo III». ¿Tululo Tercero?, se preguntó, ¿pero cuándo hablé yo de un Tululo Tercero? ¿Qué habría entendido aquella alma cándida? Preocupada, repasó la lista de reyes, de papas. ¿Tululo Tercero? ¿Acaso había querido decir Tululo Tres? Es posible, pero ¿quién es Tululo Tres, en todo caso? Ya está, pensó, este elemento metió aquí a algún cantante de moda o a algún personaje de «Gran hermano», a algún Camilo Sesto moderno, armándose un taco. Se preparó otro té, más frío aún. Sonrió recordando aquel gazapo de un periódico que puso como pie de foto «Inocencio Díez» bajo una reproducción del retrato velazqueño del Papa Inocencio X.

Ahí fue cuando se le encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintores famosos en una de las clases. Recordó enseguida que había insistido mucho en que prestaran atención, que aquello iba a ser asimismo materia de examen, que guardaran silencio. Sí, incluso había llevado diapositivas al aula. La intuición le fue creciendo dentro como un irresistible golpe de mar. Algo tenía que ver el «Tululo III» de los demonios con aquella jornada. Algo, pero qué. Agitada, fue en busca de la cartera donde guardaba las preguntas del examen que había puesto. Encontró la de marras y aún quedó más perpleja. La había formulado así: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Tululo III ¿qué tenía que ver con eso? Ella misma fue repasando en su memoria los artistas franceses: Monet, Manet, Pissarro, Sisley, Morisot, Delacroix, Renoir, Cézanne, Gauguin.

Cuando cayó en la cuenta, hubo de sentarse de golpe en el sofá. Aquella clase se le vino al punto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños, hoy vamos a estudiar a un pintor muy bohemio y muy bueno que se llama Toulouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo pronuncia esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? Muy sencillo: «Vamo a estudiá a un pintó mu bohemio y mu güeno que ze yama Tululotré». Y el niño, sabedor de Felipes III, de Carlos III, de Abderramanes III, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuaderno el nombre del artista: «Tululo III». ¡Ole y ole, chaval!
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