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22.1.15

Diario de lecturas (IV)

Me comprometí con El Terreno Converses a dar una charla algún día sobre Rubén Darío en Mallorca (en una de sus visitas estuvo alojado en el barrio de El Terreno, donde trabajo), tema al que mi maestro Luis Fernández dedicó su tesis. Pienso que debería ir leyendo para poder hablar del tema, y terminó buscando el nombre de Luis en internet. Sabía de la edición de Olañeta de las obras de Darío relacionadas con la isla con un estudio suyo, pero no había pensado nunca en consultar qué más escribió. He terminado leyendo un artículo que publicó en 1993 junto a Joan Miquel Monterrubio (otro muy buen profesor mío) titulado Los medios de incomunicación. En él, ambos hablan de la función del silencio en nuestra sociedad, y cómo en algunas ocasiones es un silencio forzado como un instrumento de control, y en otras es un silencio que nos falta para conocernos a nosotros mismos. Reconozco en las divagaciones del texto, llenas de referencias al cine y a la literatura, el carácter disperso y soñador de Luis. Pese a que está escrito antes del advenimiento de internet, resulta clarificador en muchos puntos de cómo las nuevas tecnologías han profundizado en este silencio, aunque parezca lo contrario ("estamos ante un nuevo silencio que es extraño y contradictorio al mismo tiempo, ya que se produce la mayoría de las veces por una saturación de sonido. El ruido acaba gestando el silencio"). Me gustaría haber visto cómo Luis analizaba todo el fenómeno de las redes sociales en auge o del whatsapp, que paradójicamente parece acercarnos cuando nos aleja más.

En las propuestas que Luis da al final del artículo (ninguna demasiada concreta, ya que sólo es una aproximación), compruebo que algunas de las actividades que hicimos en su clase las llevaba gestando como mínimo 7 años antes. En una nota a pie de página encuentro una referencia a un libro (La depresión y el cuerpo) que ha terminado en mi biblioteca, ahora sé por qué.

Echo de menos a Luis cada día.

4.2.03

DEL ACADEMICISMO Y SU LIBERACIÓN



Cuando estudiaba Filología, tenía a una muy competente profesora de Literatura Medieval. Quería hacernos sentir, y creo que con la mejor intención, la actualidad, la vigencia de aquellos textos sobre los cuales tantos años han pasado. Su acercamiento hubiese sido perfecto de no ser por su excesivo rigor. Aunque era muy buena y sus clases eran documentalmente fascinantes, complejas y profundas, no puedo dejar de pensar que me encontraba entonces ante una minuciosa autopsia literaria. El texto se iba alejando más y más de nosotros, pese a que, contradictoriamente, lo que queríamos era acercarnos a él. El tema de la lírica popular era muy bonito, pero se quedó en mero artificio después de darle tantas y tan rebuscadas vueltas.
Ahora me reconcilio, por lo menos, con aquella parte del temario de la mano de la sublime voz de la cantante griega Savina Yannatou y su disco "Primavera en Salonico". Es todo lo que no nos contaron en clase: las canciones, canciones son, y hace falta escucharlas, escuchar el amor con que Savina canta estas piezas, para entender qué es lo que se remueve en el interior de uno al oírlas.
Este álbum, de canciones sefardís, y el de "Songs of the Mediterranean" son dos obras de arte en las que uno no puede quedarse impasible. Tarde o temprano, en alguna de sus canciones, pese a que no entienda la letra, se le pone a uno la carne de gallina. Esto es por donde tendríamos que empezar en la facultad.

27.7.02

GAUDEAMUS IGITUR?

El clavo final al ataud académico de la promoción que empezó Filología en 1997 lo dio el pasado 25 de julio la ceremonia de graduación, a la que asistieron no pocos graduados y allegados a éstos. No merece la pena, por otra parte, recalcar que muchos de los graduados en realidad no lo son, puesto que pueden asistir a la ceremonia todos los que estén matriculados en su último año de carrera.

Amigos filólogos recién licenciados (o casi), me dirijo a vosotros: recordad siempre que un título de por sí no otorga sabiduría, ni el hecho de que hayáis llegado aquí significa más que el haber pasado una serie de carreras de obstáculos burocráticas. Ahora es cuando hay que demostrar lo que uno es, para lo que uno vale. Dejad bien alto el honor de nuestra profesión y sed siempre buenos profesionales.

Inspiración: Ultima Hora digital
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