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23.6.13

Decadentes sillas librescas

En Bookriot acabo de ver este post sobre bookish furniture y me han encantado estas sillas donde aparecen la tríada de poetas malditos compañeros de andanzas en El joven Lovecraft: Poe, Baudelaire y Rimbaud. Se les une a la fiesta el no menos decadente Oscar Wilde. ¿No os molan?



[Fuente: Awesome bookish charis @ Bookriot ]

9.4.13

Una 'Casa de tolerancia' poco interesante

Cuando leí alguna referencia a L'Apollonide: Souvenirs de la maison close, (traducida en español como 'Casa de tolerancia' o 'La casa de los placeres' (Bertrand Bonello, 2011), pensé que tenía bastantes elementos para gustarme: París, fin de siglo, ambiente decadente y prostibulario... Así que me dispuse a verla. 

Menudo rollo.

La pelicula sigue el día a día de una casa de citas donde las chicas conviven y atienden a los clientes. Somos testigos de los caprichos de éstos, y de la relación de amistad que entre ellas se establece. Todo ello, regado abundantemente con generosas tomas de desnudos integrales femeninos. Hasta aquí todo bien. Pero el problema es que la pátina esteticista de la película no basta para sostenerla. El film apenas tiene trama, porque no sabe decidirse por ninguna historia en particular; es, más bien, como lo que Cela hacía en La colmena, no contar la historia de nadie sino la de todos, sólo que en este caso Bonello parece algo perdido. Una de las cosas en las que pone énfasis el director es en humanizar a las prostitutas: también ellas son personas, tienen sentimientos, sangran si les pinchan... Pero yo creía que eso estaba claro por lo menos desde los tiempos de Pretty Woman.  También vemos las dos caras de la prostitución: la del glamour y el placer, y el de las miserias de las chicas que sirven en la casa, con algunas que idealizaban su profesión y que se han desengañado (o directamente han sido víctimas de horribles abusos), o las que sueñan con que un rico se case con ellas, o la madame que al mismo tiempo es mamá oca y vil casero.

Por detrás de todo ello, hay una insinuación de narrativa, cuando sabemos que a la madame le quieren cerrar la casa de citas. La película termina con una coda, totalmente innecesaria, en la que vemos a las chicas de hoy que hacen la calle, como diciéndonos: en aquella época, aquella prostitución al menos amparaba un poco a las mujeres que la ejercían, y hoy están más marginadas que nunca.

La cinta tiene algunos hallazgos interesantes, como el uso anacrónico de la música dentro de la historia, o algunos cortes en los que la pantalla se divide en cuatro para ver simultáneamente lo que están haciendo cuatro chicas, pero más allá de eso, y de lo dicho anteriormente, la cinta no tiene mucho más que ofrecer. Me recordó un poco a la fallida Klimt, donde de nuevo el único aliciente fue la perspectiva de ver cuerpos femeninos en el contexto finisecular. Vedla bajo vuestra propia cuenta y riesgo.

1.2.13

'Esperando el alba', de William Boyd: amor y espionaje en la Europa de preguerra

Seguro que coincidís conmigo en que hay libros que te atraen desde el principio por su envoltorio. Es lo que me pasó con la novela ‘Esperando el alba’ de William Boyd, que edita Duomo: cuando la vi en la librería, la ilustración art decó de la portada y las palabras clave “Europa a principios de siglo”, “psicoanálisis”, “Sherlock Holmes” o “Primera Guerra Mundial” obraron en mí la imperiosa necesidad de leerla. 

[Tenéis la reseña completa en Papel en Blanco]

1.10.12

Arsenio Lupin, detective

Impresionante desliz en el libro Guía de clásicos de la literatura infantil y juvenil- Tomo I. En ella, el autor, Luis Daniel González, confunde al ladrón Arsène Lupin, obra de Maurice Leblanc, con Auguste Dupin, el detective creado por Edgar Allan Poe y predecesor de Sherlock Holmes: 
Conan Doyle había leído a Poe y a Gaboriau, creadores de los detectives Arsenio Lupin y del inspector Lecoq respectivamente.
Bueno, a mí me parece impresionante, pero teniendo en cuenta que ambas obras eran coetáneas y que la popularidad que alcanzó el personaje de Lupin en Francia puede ser comparada con la del detective británico en los países anglosajones, perdonamos al autor del libro.

28.9.12

El día en que Edison filmó a Mark Twain


Hoy quiero compartir una curiosidad documental que sin duda gustará a los amantes de la literatura norteamericana. Se trata de una grabación, de poco menos de dos minutos, en la que aparece el escritor Mark Twain en su hogar en Stormfield, Connecticut. Las imágenes fueron tomadas en 1909 por Thomas A. Edison y son las únicas en las que el autor de Las aventuras de Tom Sawyer aparece en movimiento, paseando alrededor de la casa y jugando a las cartas con sus hijas Clara y Jean. Mark Twain moriría apenas un año más tarde de tomarse estas imágenes, de las que no se conserva sonido y que tienen una calidad muy pobre por su antigüedad. Sin duda es toda un material raro y una de esas pocas ocasiones en las que podemos ver 'en vivo' a un autor del cambio de siglo.

[Via  Fogonazos]

15.9.12

Distopías de fin de siglo, serie de posts en Papel en Blanco

En Papel en blanco inicio un pequeñísimo repaso a algunas obras que sitúan su acción en un marco distópico o apocalíptico y que fueron escritas en los albores del siglo XX, que como sabéis, es una de mis épocas preferidas tanto de la literatura como del arte y la sociedad.

El primer post está dedicado a una de las obras menos conocidas y más pesimistas de Julio Verne: El eterno Adán, una de sus últimas novelas y que algunos expertos creen que no llegó a redactar él, sino su hijo. Tenéis el texto completo aquí.

La serie de posts es ésta:
· Distopías de fin de siglo (I): 'El eterno Adán', el legado crepuscular de Julio Verne 
· Distopías de fin de siglo (II): 'Vril, el poder de la raza venidera' de Edward Bulwer-Lytton
· Distopías de fin de siglo (III): 'La zona envenenada', el exterminio de la raza humana visto por Conan Doyle
· Distopías de fin de siglo (IV): 'El país de la noche', la pesadilla futurista de William Hope Hodgson

1.3.12

El arte de la Metastazis

Metastazis es un estudio gráfico cuyo trabajo se ha especializado en el material artístico de música fuera del circuito más comercial. Hasta aquí todo normal, dentro de esta definición podrían encajar muchos artistas, pero lo que llama la atención de Metastazis es el gusto que denota el estudio por el arte de fin de siglo: las resonancias de los grabados, del art nouveau son clarísimas, y fusionándose con la música más extrema, sus trabajos dan como resultado unas portadas de una belleza mórbida e inquietante. Aquí tenéis algunas muestras; el resto, aquí.



(Esta última portada, impresa en sangre humana como podréis ver aquí y aquí)

19.1.12

El arte de John Dyer Baizley

John Dyer Baizley es un pintor y músico de Savannah (Georgia, EEUU). Quizá algunas de sus portadas os suenen: ha trabajado para grupos locales (quiero decir, de su misma localidad) como Kylesa, Black Tusk o su propio grupo Baroness, pero también para otras bandas como Skeletonwitch, Darkest Hour o Kvelertak. Su arte tiene una fuerte raíz Art Nouveau y yo destacaría sus influencias, sobre todo, de Alphonse Mucha y Mike Kaluta. Aquí podéis ver algunos de sus trabajos:



12.10.11

El diablo de los ojos verdes, de Emilio Carrère

De Emilio Carrère, servidor había leído anteriormente La calavera de Atahualpa y otros relatos, libro editado por Valdemar hace unos años. Allí conocí la obra de este modernista tardío que es Carrère, y que me sedujo con sus historias preciosistas, decadentes y humorísticas. Por eso no pude resistirme a la lectura de El diablo de los ojos verdes, editado en 2010 por Salto de Página, un volumen que reúne dos novelas cortas, la que da título al libro y La rebelión de los fantoches, y una serie escritos breves bajo la cabecera De almas, brujas y espectros grotescos. Prologa el volumen el experto en fin de siglo Luis Antonio de Villena.
Nos encontramos ante una lectura extática. Carrére, una de las principales voces de la bohemia madrileña finisecular, antiburgués, y profundamente modernista y decadente, es, sin embargo, un autor que ha sido considerado menor y que tan siquiera se menciona en los estudios de literatura. Maldito como sus maestros Rubén Darío, Poe o Verlaine, a quien tradujo en español, parece que en los últimos tiempos empieza a obtener la atención que se merece. Sus páginas están llenas de todo el folclore y el misticismo modernista, de todos los placeres sensuales y decadentes del fin de siglo, de la golfemia, de mujeres de mala vida, de apariciones, de las influencias tóxicas de las sustancias alucinatorias... Un ambiente en el que Carrère se siente cómodo para desplegar su admiración -genuina o no, pero en todo caso desde la fascinación- por lo oculto, lo velado, por el Ideal que como poeta persiguió.
Una de las cosas que más he disfrutado de este libro es de la riqueza del lenguaje que el autor despliega en sus textos. Como buen modernista, la adjetivación de sus narraciones llega hasta la saturación, pero con un estilo elegante e inconfundiblemente fi-de-siecle:
(...) Otros escritores han creado monstruos. Los que zahondan en las pocilgas de la sexualidad, los que analizan y exaltan las desviaciones y las perversidades del instinto, despiertan, vitalizan las larvas de las bajas lujurias, hórridas, viscosas, espeluznantes como las gárgolas que esculpió en piedra la gótica imaginería, esos grotescos seres. (...)
En la primera novelita, nos encontramos con un relato de tintes eróticos y misteriosos, en los que también está envuelta la sombra de la brujería y el terror ancestral de la Inquisición: un extraño caso de posesiones carnales de monjas llevará a un cardenal a investigar qué ocurre en el convento de las ursulinas. Nos encontramos con una novela galante y de tinte claramente estético. La segunda, La rebelión de los fantoches, es considerada por muchos como la más moderna del autor. En cierta forma, así es, porque nos recuerda a un Pirandello o a un Unamuno: un escritor debe afrontar los espectros de sus propias creaciones, que toman vida independiente tras el taumatúrgico acto creativo del autor. La novela, además de jugar con elementos muy modernos como el concepto de personaje rebelándose con su creador, es la excusa perfecta de Carrère para hablar de la naturaleza de las apariciones, y de terminar el relato con un efecto de persecución pesadillesca que seguramente aprendería de su querido Bécquer, no sin una cierta dosis de humor, porque, ante todo, Carrère era un escritor sin temor a añadir esa pizca de humorismo en todas sus obras, y que se agradece. No es el modernismo dramático de la primera época, sino una versión ya más apaciguada y no sé si quizá incluso más irónica consigo misma.
En el resto de escritos, tenemos un poco de todo: podemos encontrar desde los apuntes de lectura (una anécdota visionaria de Cazotte en ¿Está escrito el futuro?), como breves artículos sobre la posibilidad de que Poe hubiera sido un iniciado en el ocultismo, pequeños cuadros naturalistas de episodios macabros de la época (El chato de El Escorial) o artículos entre lo antropológico y la opinión personal (Brujerías), entre otros contenidos.
Se trata de una lectura muy amena, que los amantes del fin de siglo disfrutarán especialmente. El talento narrativo de Carrère es similar al de un mago: fascina, divierte, asombra, pero sin cansar usando demasiadas florituras. Os recomiendo, como lectura afín al estilo Cisne Negro, este El diablo de los ojos verdes vivamente.

22.10.10

Arte finisecular en la música extrema (I): Doré

Los diversos subgéneros del heavy metal más extremo suelen tener cierta afinidad, sino intelectual, sí al menos estética con el arte que el fin de siglo XIX creó. Románticos, simbolistas y prerrafaelitas mostraban al mundo en sus pinturas otro mundo: a veces, apocalípticas visiones de muerte y desolación; otras, sublimes recreaciones de una belleza perdida y recuerdos de otras épocas y otros lugares. Los mismos paisajes, en definitiva, que el metal extremo quiere evocar con sonidos. Por ello, es natural que muchos grupos acudieran a tales obras pictóricas para sus portadas.
En la primera entrega de esta serie Arte finisecular en la música extrema repasaremos algunos de los grabados de Doré que han sido portadas de discos. No es un trabajo exhaustivo y sí una labor que he ido haciendo durante mucho tiempo, sin pretenderlo, hasta que he tenido una cantidad significativa. Habrá, seguramente, muchas más, pero tampoco quiero ser completista, simplemente mostrar lo que Doré ha dado de sí en las portadas de metal extremo.
Y es que Doré es uno de esos genios irrepetibles que supo en sus grabados encontrar una belleza que era clásica y a la vez perturbadora y moderna.


La banda de Christian Death de Rozz Williams, en el breve período en que éste consiguió recapitanear el grupo por un breve espacio de tiempo, escogió dos grabados de Doré para sus álbumes gemelos The Path of Sorrows y The Rage of Angels. El primero es de La divina comedia y el segundo del Paraíso Perdido.


El grupo Legion of Doom también eligió esta escena de Dante para su For Those of the Blood, EP de The Horned Made Flesh.


Otro grabado ilustra un disco de Warforged, The Black Age of Light's Fall.


La banda de black metal Brenten Engler (Ángeles quemados) usa para este disco de 2009 un grabado del Paraíso Perdido.


Evoke the Desecrator (2003) de Bestial Mockery, también lleva un grabado procedente de Paradise Lost.


Stillhet ilustra con este grabado de El cuervo su disco Gjemt I Skyggene.



Gates of Enoch y su The Banishing.


Pestilential Shadows usa la genial ilustración de la caída de Lucifer para su Embrace After Death.


Judas Iscariot utiliza esta parte de La rima del viejo marinero para su To Embrace the Corpse Bleeding.

En este bootleg de los doomeros Candlemass se usó un grabado de la serie Las cruzadas.

No podemos obviar los grabados de Doré que los emperadores del black metal usaron en la primera época de su carrera, como en su álbum Anthems to the Welkin at Dusk o en As the Shadows Rise.
La imaginería de Doré sigue y seguirá inspirando las pesadillas sonoras de muchos grupos, que encuentran un punto de identificación en esos claroscuros tan marcados, esas visiones del fin del mundo y ese enfrentamiento eterno entre el Bien y el Mal que Gustav Doré plasmó en su obra.
En la próxima entrega de esta serie veremos cómo otros grupos han usado obras de Millais, Waterhouse o Bilibin, entre otros, para poner en imágenes sus oscuros sonidos.

11.10.10

¡Leed, leed, Vampiros!

Tenemos que reconocerlo, los vampiros nunca habían estado tan de moda. En mayor medida, entre las adolescentes de medio planeta, claro, gracias a la saga crepuscular de Stephenie Meyer. Pero aunque haya sido ésta la espita que ha causado la explosión, no es la única: en la televisión, True Blood, Blood Ties, Moonlight, Crónicas Vampíricas, la triste imitación española No soy como tú... En cómic, DC-Vertigo se ha afañado en sacar American Vampire, un cómic que tiene como principal atractivo a Stephen King como coguionista. Incluso en Marvel han pensado en vampirizar a sus héroes más conocidos en uno de esos macro-crossover que no sólo buscan hacer caja. En literatura, en cambio, hemos podido disfrutar de la reedición de una auténtica joya. La editorial Atalanta ha reeditado la antología Vampiros, que apareció por primera vez en 1993 bajo el sello Siruela y que pretendía ser la más completa y documentada hasta el momento en español. Atalanta ha actualizado la edición, que ahora cuenta con una larga y muy interesante introducción de Jacobo Siruela, una extensa bibliografía, y tres cuentos nuevos respecto a los que se publicaron en la primera edición.

Hay dos estudios sobre la literatura vampírica que pueden considerarse imprescindibles para adentrarse en este género. Uno es el de Juan Antonio Molina Foix, en la edición de Cátedra del Drácula de Bram Stoker, y otro es el aquí incluido del Conde de Siruela. A lo largo de sus 32 páginas, se hace un exhaustivo análisis de la concepción del mito del vampiro, de sus raíces en el relato, de su morfología a través del tiempo, de su relación con los casos reales durante la Edad Media, y finalmente su reencarnación definitiva en la época romántica y la fijación de alguno de sus rasgos más característicos a partir de la obra clásica del irlandés Stoker.
La selección de los relatos es tan acertada como atractiva. Especialmente en los primeros relatos, donde se forja la imagen del vampiro por excelencia. En No despertéis a los muertos, de Johann Ludwig Tieck, un hombre pierde a su gran amor y se vuelve a casar algo más tarde. Pero no puede olvidar a su antigua novia y al encontrar una forma de devolverla a la vida, no lo duda. Pero es una mala idea: el ser fantasmagórico que vuelve de la tumba no es ya aquella que amó. Otro ejemplo: el clásico Lord Ruthven, protagonista de El vampiro de John Polidori, que ofrece ya la caracterización nobiliaria del chupasangres que más tarde tan popular se haría.
Más relatos, todos ellos auténticos clásicos de la literatura de vampiros: la Berenice de Poe, o La muerta enamorada de Théophile Gautier, ésta última heredera directa de la novela negra o gótica, protagonista de un relato donde tentará a un cándido seminarista; o un fragmento del Varney, el vampiro de J.M. Rymer y que, sin embargo, parece que ha caído hoy en día en el olvido.
Mención aparte merece la inclusión del cuento de Alexei Tolstói, primo de Leo, La familia del vurdalak. En él, el mito vampírico da un giro local que se aleja de la imagen que tenemos habitualmente. Nos presenta un relato ambientado en la Rusia profunda donde un diplomático visita un miserable pueblo en el que es atendido por una familia preocupada por la ausencia de su patriarca, que ha ido a cazar bandidos. Su temor es que vuelva convertido en vurdalak, una especie de vampiro que sólo se alimenta de su propia familia. El cuento tiene una fuerza inusitada y perturbadora; el carácter localista y oscuro sin duda hacen de él uno de los mejores de la antología.
La antología tiene, además, otros aciertos. Entre los textos incluidos encontramos uno de los poemas que Charles Baudelaire dedicó al tema en sus Flores del mal, la novela corta de Sheridan Le Fanu Carmilla, que llama la atención por su incipiente sensualidad lésbica; la siempre excelente aportación de M.R. James con El conde Magnus; el terriblemente perturbador cuento de Horacio Quiroga El almohadón de plumas-el más terrible de su narrativa, quiero insistir- o las aportaciones ya más modernas de autores importantes de género, como son August Derleth (el discípulo aventajado de Lovecraft) o Richard Matheson (autor de Soy leyenda). El más famoso de los vampiros está obviamente presente también: de Bram Stoker la antología ha optado por descartar un capítulo de la novela Drácula como hizo en su primera edición y opta por el relato inicial-precuela El invitado de Drácula, menos conocido e igualmente interesante.
Completan la antología los relatos de Francis Marion Crawford, Edward Frederick Benson y Robert Aickman y una bibliografía bastante completa.
En fin, una antología que debería tener todo buen lector y cualquier aficionado a este oscuro género de los chupasangres. ¡Que lo succionéis bien!

16.9.10

La herencia Valdemar o cómo ciscarse en Lovecraft y en el cine en general

Ayer noche tuve la desgracia de ver La herencia Valdemar. No estaba en mis previsiones, pero la pusimos esperando que, al menos, nos dejara una impresión tibia. Pero lamentablemente no fue así.
Pobre Lovecraft, está claro que adaptarlo a la pantalla es muy complicado. Incluso películas que no tienen nada de lovecraftiano son más lovecraftianas que ésta. La original Alien, por ejemplo, donde el terror reside en lo desconocido y en lo que no vemos en la mayor parte de la película. En cambio, los films que han intentado reproducir el ominoso ambiente del escritor de Providence han fracasado estrepitosamente. De forma preventiva, claro, La herencia Valdemar se cubre las espaldas y dice que "está inspirado en el universo de Lovecraft" (bien, porque lo de Valdemar, como el lector habitual de Cisne Negro ya sabrá, es un guiño a Poe, no a Lovecraft). Advertidos de ello, vamos al lío, y ojo, con spoilers inmisericordes, porque está película no merece piedad.
La herencia Valdemar es una película que no hay por donde cogerla. Actuaciones de pena (¿qué pasa con la mayoría de los actores españoles, que no tienen ninguna credibilidad?), escenas y planos irrelevantes, personajes históricos usados de manera absurda (Aleister Crowley y Bram Stoker aparecen hablando perfecto español), un argumento que se revela finalmente como una historia dentro de una historia, y un final cobarde e irresoluto que nos remite a una segunda parte todavía por estrenar (y por el bien de todos, que así quede).
De los actores, destacan (por lo malo) las actuaciones de cartón piedra de Rodolfo Sancho o Jimmy Barnatán, cuyo limitado registro hace que parezca que su periodista es un personaje de Los Serrano disfrazado con un bigotillo y un traje de época. Tan sólo salvan la papeleta la veteranía de Eusebio Poncela o el tristemente fallecido Paul Naschy.
La trama maneja conceptos de la ghost story tradicional (casas antiguas, espectros deambulantes, aparición de fenómenos como el espiritismo y la psicoplastia) y los mezcla con invocaciones monstruosas (de ahí el tema lovecraftiano). Otros referentes que cantan un poco (al menos yo veo ecos de otras obras en ellos) son, por ejemplo, un matrimonio a cargo de una especie de orfanato en una mansión victoriana (mmm...), un tío raro que colecciona insectos, no para comérselos al estilo Renfield, sino para fumárselos (?), o esos personajes reales -Crowley, Stoker y demás miembros de la Golden Dawn- apareciendo y hablando castellano tan tranquilos. El punto lovecraftiano lo aportan referencias apenas mínimas como "la invocación Dunwich", el bastón cthulhuideo de Eusebio Poncela, o el uso de portales interdimensionales para convocar a criaturas que no deberían ser nombradas.
Lo más increíble llega al final cuando uno se pregunta qué está pasando, porque ha pasado más de una hora y media y sólo nos han contado la historia-dentro-de-la-historia, y entonces, va, ¡y la película acaba! Efectivamente, la resolución de la trama principal nos la dejan para La herencia Valdemar II. Mi cara cuando empezaron a desfilar los títulos de crédito era todo un poema, e imagino que la de quien pagara una entrada de cine para verla debió de ser aún más impagable.

¡Huid, insensatos!

En fin, una película nefasta, para olvidar. Que sí, que técnicamente está bien ejecutada, pero si miramos a cualquier otro aspecto, constituye un ejemplo de qué no hay que hacer en una película si no quieres fracasar estrepitosamente. Luego se habla de la calidad del cine español; yo intento no llevarme por prejuicios porque hay películas españolas y directores que me gustan mucho, pero esta cinta constituye todo un anti-ejemplo y es una de las razones por las que se sigue denostando el cine nacional. ¡Que no me espere el director para ver la secuela!

30.8.10

Arthur Conan Doyle, en televisión

Sir Arthur Conan Doyle fue entrevistado acerca de su famoso personaje Sherlock Holmes en 1927 en una grabación de la que se conservan imágenes y sonido. Un documento raro y verdaderamente interesante. [En inglés] Os lo dejo aquí:


26.8.10

Rubén Darío vs. Ola Ola

Cada vez veo menos la televisión. Sí, suena raro teniendo que escribir un artículo semanal sobre ello, pero convendrán conmigo -y suele escucharse mucho por la calle- en que, por muchos nuevos canales que tengamos ahora, la tele sigue siendo un asco. Sólo sigo viendo algunas series (Los Simpson, inevitablemente; Big Bang Theory, Cómo conocí a vuestra madre...) y algún que otro placer culpable (Granjero busca esposa, por ejemplo). Yo la vería más, pero es que la programación me lleva a apagar la tele. Fíjense si no en todos esos programas estilo Callejeros dedicados a ir a fiestas populares y playas que infestan las cadenas: Ola ola (Cuatro), Arena Mix (Antena 3), Verano a tope (Tele 5), Summertime (La Sexta), etc. Terminan enseñándonos lo más bajo de nuestra sociedad: jóvenes alcoholizados a las puertas de las discotecas, camellos de poca monta, botellones de ruido y furia, personajes mal hablados, incivicos, porretas... Ésta no es la sociedad que quiero. Esto no es lo que quiero ver en televisión. Cada fragmento que veo de esos programas me hace desear aún más el exterminio de la raza humana. Estoy, en fin, por decir aquello que decía el maestro Rubén Darío: "¡Qué quereis! Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer".

(Artículo publicado en Ultima Hora, 26-8-10)

21.7.10

La gorgona: el terror de la Hammer y el mundo clásico

Después de releer El príncipe de la noche de Swolfs, me entraron ganas de ver alguna película de la Hammer. La coincidencias entre ambas cosas se me hace patente: gusto por la ambientación finisecular, colorido característico, inimitable ambiente tétrico... Y nos decidimos por The Gorgon, también conocida como La medusa, La gorgona o La maldición de Vandorf, una producción de 1963. La película cuenta la historia de un pueblo, Vandorf, cerca de un castillo abandonado, donde desde hace unos años ocurren una serie de asesinatos que no han sido resueltos. La muerte de una joven pareja vuelve a poner sobre la mesa esos casos inexplicados. El padre del joven fallecido llega al pueblo para resolver el caso, pero él mismo se verá envuelto en un misterio que incluye a una criatura mítica que, al parecer, vaga por los alrededores.
En el reparto, destacamos a dos habituales de la Hammer: un frío Peter Cushing en el papel de doctor cómplice, y a un Christopher Lee disfrazado tras un bigote inverosímil y realizando un papel más vigoroso, aunque más secundario también.
También es de destacar que sea una de las pocas que apela a un mito clásico como fuente del horror (no digo nada que no se aprecie desde el mismo título del film). Normalmente, las películas de la Hammer giraban en torno a vampiros, hombres lobo y momias, pero ésta, cuyo terror proviene de una de las gorgonas, le da un punto diferente.
Quizá no es la mejor de las producciones de la Hammer. Reconozco que es lenta, apenas tiene un uso sensato del tempo narrativo, pero lo que fascina de ella, igual que el resto de cintas de esta productora británica, es la ambientación que consigue. La tétrica música, el mesmerizante canto de la gorgona, los saturados colores del Technicolor, los decorados de cartón piedra son parte insustituible de los atractivos de la película. Me gustan esos personajes misteriosos que la película sabe trazar, los maniquíes y los efectos especiales de pega que usa; ¡me encantan esos finales precipitados y de entrada de créditos fulgurante del final! Yo os la recomendaría, pero reconozco que la mayoría me la tiraría después por la cara... ¡No digáis que no os avisé!

6.6.10

Dos lecturas recomendadas

Dos lecturas que he terminado recientemente y que me gustaría recomendaros:

· Plagueta de poemes i altres desastres de proporcions bíbliques, de Frederic X. Ruiz Galmés. Editorial Sloper, 2009. Últimamente leo poca poesía en catalán, pero algunos de los poemas de Ruiz Galmés me habían llamado la atención en la revista literaria La bolsa de pipas, en la que he colaborado esporádicamente. Ahora la editorial Sloper de Román Piña, con muy buen tino, ha editado esta Plagueta de poemes i altres desastres de proporcions bíbliques, donde el autor, desde una poesía sencilla, inteligible, habla sobre todo de amor, y lo hace como realmente me gusta a mí, con una pátina de culturalismo, de referencias literarias y artísticas que dan una nueva vida a lo dicho ya mil veces. Referencias a la literatura, a la religión, a la mitología, salpican un poemario con la aparente espontaneidad del trabajo riguroso, un poco al estilo de mis apreciados Luis Alberto de Cuenca (Los mundos y los días) o Josep Lluís Aguiló (Llunari, Monstres). Os lo recomiendo vivamente, a mí me ha parecido un poemario espectacular. Un pequeño adelanto para abrir boca:

Lot

D'amagat,
quan no el veien les seves filles,
anava a veure l'estàtua,
ara que la vida
li semblava tan fada,
allà es passava el dia,
observant-la,
cercant la resposta
en l'últim gest,
en la darrera mirada;
interrogant-se
què era allò tan important
per girar-se
al darrer instant.
Que pagava la pena
de canviar-ho tot
pel tacte de la sal.

· Noches de pesadilla: antología de relatos de terror. Varios autores. Alfaguara, 2005. Esta antología está publicada en la línea juvenil de Alfaguara-Santillana, y la pedí para ver qué tal podría ser como lectura en Secundaria. La verdad es que me ha gustado mucho; se trata de una recopilación de siete cuentos de terror escritos por grandes nombres de la literatura finisecular: Ambrose Bierce, Charlotte Brontë, William Wymark Jacobs, Sheridan Le Fanu, Bram Stoker, Catherine Wells, y su esposo H.G. Wells. El conjunto, a pesar de tener algún cuento más flojo que otro, es realmente interesante, sobre todo si es una primera entrada para los lectores a estos autores. Ambrose Bierce escribe El hombre y la serpiente, un cuento sobre terror y sugestión, que ya va bien para abrir boca, aunque no es de sus mejores relatos; la Brontë ofrece en Napoleón y el espectro una breve ensoñación literaria. La pata de mono, de William Wymark Jacobs, es el relato original del que muchos recordaréis haber visto la versión Simpson en uno de sus especiales de Halloween, el Treehouse of Horror II. Uno de los mejores del libro es el Relato de los extraños sucesos de la calle Aungier, donde Sheridan Le Fanu consigue crear el ambiente adecuado para una historia de fantasmas de manual. El invitado de Drácula de Bram Stoker es una, digamos, precuela, a los hechos que acontecerían luego en su novela más conocida. Finalmente, otro divertimento espectral de Catherine Wells en El fantasma, y cerrando la antología, La historia del difunto señor Elvesham, en la que entreveo cierta inspiración para alguna de las obras del fantástico novelista Tim Powers, y no puedo decir más. Ciertamente es una antología de buen contenido, breve (142 páginas), bien traducida, que en un 3º ó 4º de ESO podrán leer con deleite. Yo, al menos, he disfrutado mucho de la sensación de desasosiego que me han producido algunos de sus textos.

24.4.10

Un Bouguereau, vendido por un millón y medio de euros

Si a alguien le sobran unos milloncetes y quiere hacerse con una maravillosa obra de arte finisecular, hace poco tuvo la ocasión. Sotheby's subastó hace poco una de las obras de mi adorado Bouguereau. La noticia la podíamos ver hoy en El País:

'Cupido y Psique', vendido por más un millón y medio de euros

Es una de las tres únicas versiones en la que William Bouguereau los mostró como dos jóvenes adultos

EFE - Nueva York - 24/04/2010

La casa de subastas Sotheby's ha adjudicado en Nueva York por más de 2,2 millones de dólares (1,6 millones de euros) Cupido y Psique, la pintura del artista francés William Bouguereau en que ambos amantes son representados como adultos y a gran escala. La obra estaba valorada entre 1,8 y 2,2 millones de dólares (1,4 y 1,6 millones de euros) y finalmente se ha adjudicado por un total de 2.210.500 dólares (1,651 millones de euros), dentro de la puja que la casa de subastas dedicó en la Gran Manzana al arte europeo del siglo XIX y con la que ha recaudado en total más de 13,2 millones de dólares (986 millones de euros).

Cupido y Psique (1899) es una de las tres únicas versiones en la que Bouguereau (1825-1905) mostró a Cupido y Psique como dos jóvenes adultos, ya que en otras pinturas el celebrado artista recurrió a niños o querubines para explicar el mito de la unión entre los dos amantes mitológicos. "Esta obra de Bouguereau personifica su maestría técnica, particularmente a la hora de presentar la forma humana, y Cupido y Psique aparecen como si fueran de carne y hueso, más que creadas con pintura y pincel", señalaron los expertos de Sotheby's al presentar las subasta.

Marcó la historia del arte francés y estadounidense

También del artista francés, quien tuvo en el amor un tema recurrente en su trayectoria y quien durante su carrera se inspiró habitualmente en la mitología grecorromana y sus divinidades, se ha vendido la obra Amour á l'affut (1890), valorada entre 600.000 y 800.000 dólares (448.000 y 597.000 euros), y por la que se han pagado finalmente 794.500 dólares (593.597 euros). Bouguereau fue uno de los principales representantes de la corriente academicista de la pintura que se desarrolló en Francia durante el siglo XIX y que estuvo marcada por el seguimiento de las normas clásicas establecidas por la Academia de Bellas Artes de París.

La subasta incluía además La hija del granjero (1887), una obra de la que fuera esposa del artista francés, la estadounidense Elizabeth Jane Gardner, y que superó su valor calculado entre 200.000 y 300.000 dólares (149.400 y 224.000 euros), al venderse por 494.500 dólares (369.000 euros).

"Es una obra que marcó un hito en la historia del arte francés y estadounidense, ya que documenta los largos y arduos esfuerzos de pintoras como Gardner, quienes aspiraron a disfrutar carreras profesionales dentro de una industria dominada por hombres en la Francia de mediados del siglo XIX", han señalado desde Sotheby's. Otra obra que ha conseguido un resultado millonario es Campamento en el Monte Sinaí (1842), del británico John Frederick Lewis (1804-1876) y realizada en acuarela, que se ha adjudicado por más de 1,8 millones de dólares (1,3 millones de euros) y ha superado así el valor que le había calculado la casa de subastas (1,5 millones de dólares, 1,1 millones de euros).



¡Quién tuviera ese dinero!

4.4.10

Aniversario de Isidore Ducasse, conde de Lautreamont

Hoy se cumple el 164 aniversario del nacimiento de Isidore Ducasse, el enigmático escritor que pasó a la historia de la literatura como Conde de Lautreamont y por su rompedores y malignos Cantos de Maldoror. Personaje enigmático y obra en la que es difícil de entrar, vale la pena conocer algo más de ambos. Rubén Darío escribió de él en Los raros, su particular colección de autores malditos. Luego, los surrealistas le rescataron por su estilo decididamente transgesor y contrasistema. Aquí tenéis algunos fragmentos y una semblanza. En el video tenéis un homenaje a su obra (en inglés):

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