Hemos llegado a 2011, y con ello, al año en el que se cumplen diez de la inauguración de este blog. No soy amigo de hacerme autofelaciones con datos y decir lo guay que soy, pero, puesto que no creo que haya muchos blogs en español que hayan aguantado tanto tiempo online, parece que ocasión lo justifica.
Han sido diez años de blog: según los datos que tengo, 1.372 entradas, 4 modificaciones de plantilla, 3 sistemas de implementación de comentarios usados (los anteriores a julio de 2008 se han perdido) que ahora mismo suman 2.052; 63 etiquetas diferentes usadas, 120 seguidores en Blogger, y unas 470.000 visitas acumuladas, lo cual no son grandes cifras (no se pueden comparar a las cifras de blogs polémicos, corporativos o de gente famosa). Pero la victoria de Cisne Negro, creo, ha sido la constancia. Desde este blog he presenciado la eclosión de la blogosfera en español, el auge y caída de grandes portales y conocidas bitácoras, la aparición y desaparición de servidores de blogs, he leído con curiosidad a multitud de compañeros que se dejaron seducir por esta ventanita durante algún tiempo y luego abandonaron... Mencionarlos a todos sería una tarea pesada, aburrida y que ya he hecho en alguna otra ocasión, así que no lo volveré a hacer. Simplemente, el que lea esto y sabrá a qué me refiero. Porque diez años dan para mucho. Pero Cisne Negro ha permanecido, eso sí.
A pesar de que en los últimos tiempos hice un esfuerzo por escribir más y ver si ello se traducía en más actividad (en parte lo hizo, y en parte no), ha llegado un momento de mi vida en que no puedo seguir con este ritmo. Tengo demasiado trabajo, entre unas cosas y otras (no os aburriré contando mi situación), y tengo una vida personal a la que atender. Además, con el advenimiento de la web 2.0 y las redes sociales, siento que el mundo del blog se desinfla. Nunca he tenido muchos comentarios, pero ahora aún tengo menos. Muchas personas prefieren comentar la entrada en la actualización de Facebook, lo cual no puedo negar que es más cómodo, pero el blog pierde así las aportaciones que le dan el sentido de punto de encuentro que creo que es la razón de ser un blog. Tal vez ha sido un error mío no llevar una línea más monotemática en Cisne Negro, como hacen la mayoría de los blogs que sólo hablan de literatura, de cómics o de música. La dispersión de mis temas es quizá un factor a la hora de que algunas de mis entradas no interesen (sobre todo, las de música, lo cual, he de decir que me desanima, aunque no he de pretender que los lectores comulguen con mis gustos), pero es que tampoco podría hacer otra cosa: no puedo centrarme en un solo tema. Como apreciador de la belleza que soy, me niego a hablar sólo de un tema: sería obviar de forma injusta la variedad de cosas que cada día me encuentro y que quiero compartir aquí.
Por todo ello, he decidido, no dejar de escribir en Cisne Negro, porque nunca podría dejarlo del todo, pero sí advertiros de que, a partir de ahora, las entradas pueden verse aún más mermadas, o simplemente abandonadas por un tiempo. Es una decisión muy dura la que tengo que tomar, creedme, porque mi vida en buena parte es escribir. Pero tengo que hacer frente a esta situación, y es evidente que no termino de sentirme a gusto con lo que yo pongo de mí en el blog y lo que éste me devuelve.
Quiero daros las gracias a todos los que en el pasado habéis sido habituales en Cisne Negro y los que todavía lo leéis. Gracias a aquellos que habéis dejado vuestras impresiones y todos aquellos que pasan silenciosamente. Gracias a los visitantes casuales que buscaban otra cosa y se pasaron por aquí. Gracias por hacerme sentir bien, por leerme, por probar alguna de mis incontables sugerencias. Gracias por compartir tantos momentos, a todos.
Cisne Negro seguirá adelante, eso seguro. Quizá sólo siendo la sombra de lo que fue; quizá podré seguir un ritmo regular algunos meses y algunos no; quizá sea después de este mensaje cuando precisamente me entren más ganas de escribir, no lo sé. Sólo el futuro lo sabe.