13.10.04

CUANDO ORFEO CONOCIÓ A TUBALCAÍN (1ª parte)

Una vez fui a comprar algunos cds en una tienda de discos de Palma llamada La Pera Discos. Cuando pasé por caja con un cd de Bach y otro de Manowar, el dueño me miró con cara extraña. "Mmm... no tienen mucho que ver uno con otro", me dijo. Bueno, quizá a primera vista. Y desde luego, Bach con Manowar no demasiado. Pero lo cierto es que la música clásica y el heavy metal tienen puntos en común y en diferentes ocasiones se han cruzado para ofrecernos una fusión original y de calidad. En este post analizaremos un poco esta trayectoria (desde lo que yo conozco, claro, seguramente se me escaparán muchos ejemplos).
La fusión de música no es algo nuevo. Las mezclas entre estilos se vienen haciendo desde los inicios de la música, puesto que es una señal de que está viva y pertenece a aquellos que la hacen y la escuchan. El cruce entre la música clásica y el heavy empieza tan pronto como el rock duro se asienta como género. En los años 70, el rock progresivo abre las puertas a la experimentación y a la incorporación de nuevos sonidos, no sólo a la música clásica, sino a los ritmos folk o exóticos (os remito a este post de
Rorschach). Pero no es éste el tema. Una de las primeras aportaciones a este encuentro es el disco de Deep Purple con el Concerto for Group and Orchestra, gracias a la pugnante idea del teclista Jon Lord. Sería una experiencia que después irían repitiendo otros grupos, como los Scorpions o el ínfame "S & M" de Metallica (o cómo usar una orquesta de puro adorno). Pero vamos por partes.

Tubalcaín degusta la lira (o como se hace heavy con instrumentos clásicos)
En los últimos años, la indagación por este sendero musical ha sido amplia y de diferentes resultados. En EEUU, por ejemplo, dentro del género de homenajes a otros grupos (los mal llamados "tributos" en español), es curiosa la proliferación de los
String Quartet Tributes, discos de versiones de un cuarteto de cuerda. Estos cds han pasado de ser una curiosidad puntual a una especie de licencia a explotar desmesuradamente. Existen homenajes de cuerda a una gran cantidad de grupos: Led Zeppelin, Black Sabbath, Linkin Park, The Cure, Nirvana, Moby, Garbage, Peter Gabriel, Jimi Hendrix, No Doubt, Incubus, Madonna ... la lista es inabarcable. Incluso lo hay de Evanescence, un grupo que prácticamente sólo tiene dos canciones conocidas por el gran público. La calidad de estos discos es variable. El de Led Zeppelin, por ejemplo, es interesante. Puede que incluso esté realizado por cuatro cuerdas de verdad. Pero, por ejemplo, en el último que escuché (el dedicado a Slayer) se evidencia que para hacer trash metal con violines es mejor usar un teclado que emule los instrumentos de cuerda, o así deben de haberlo pensado los productores. Está claro que haya algunos grupos que son más versionables que otros (pienso en los extraños resultados en el caso de Tool o Nine Inch Nails). Pero en todo caso, es una audición curiosa.

Apocalyptica
Pero está claro que cuando uno ama la música los resultados son buenos. Apocalyptica es un cuarteto de cuatro jóvenes finlandeses que, además de tocar en alguna orquesta sinfónica, salta a la palestra en 1996 con su primer álbum "Plays Metallica by four cellos", en los que versionaban a su grupo favorito. Aunque en algunas canciones el cello que hace de voz principal suene a organillo de feria, la verdad es que impresiona la fidelidad y la fuerza que transmiten esos arcos en "Enter Sandman" o, haciendo que algunos pasajes, con ese sonido de desgarro de las cuerdas, suenen mejor incluso que los originales (la introducción de "Master of Puppets"). Su siguiente disco, "Inquisition Symphony", además de aportar versiones espectaculares de Faith No More o Pantera (en la de "Refuse/resist" de Sepultura, demuestran que sí es posible hacer trash con cellos, sólo que hay que hacer arreglos y poner mucho trabajo para que quede bien), afina mucho más en la producción y empezamos a ver los primeros destellos compositivos del cuarteto. Apocalyptica se muestra imbatible en la ejecución de los tema de Metallica, sobre todo de las baladas. La banda llega a su cenit en "Cult" (podéis leer mi reseña en la sección musical de Cisne Negro, aquí), donde la mayoría de temas son de autoría propia y brillan con luz propia (magnífica tralla en "Hyperventilation", soberbia y maligna versión de Grieg en "Hall of the Mountain King"). A partir de ahí, la experimentación con la percusión les va a perder y en "Reflections" (2003), vemos a una banda que llana y simplemente se ha vendido al power-metal, sólo que en vez de usar guitarras, usan sus cellos. Pero sus tres primeros álbums son fantásticos. Quién hubiera dicho que un cello sonaría mejor que un bajo eléctrico. [Sí, hay que decirlo por si no se ha explicitado suficiente: Apocalyptica está a años luz de los String Quartets de antes]

Excepcional
De los intentos de trabajar con una orquesta que comentábamos arriba, sólo Rage salió con buena nota de la prueba. Un grupo metalero más, de repente se descuelga con el impresionante "Lingua Mortis" (1996), un discazo grabado con la Orquesta Sinfónica de Praga, en la que el grupo y la orquesta versiona pieza de su producción anterior. Aquí, la producción y los arreglos tienen un gusto impecable. La orquesta actúa cuando tiene que actuar. El grupo suena cuando tiene que sonar. Los solos no riñen entre ellos, sino que se complementan. A años luz del "S & M" de Metallica, que suena a puro artificio. Si algún día el ejercito de Sombis de Satanás toma la tierra, lo hará al ritmo militar de esos tambores que suenan en "In a Nameless Time". Pero no era difícil lograr la calidad de, por ejemplo, "Don´t Fear the Winter" con el piano y la orquesta (se me pone la piel de gallina ahora mismo, cuando la escucho): con Rage estaba Victor Smolski, que además de guitarrista virtuoso, es compositor e hijo de un director de orquesta. Y cuando uno domina lo que hace se nota. "Alive but Dead" es fantástica. "Lost in the Ice" es increíble. Rage consiguió en este álbum, para mí, el mejor trabajo de su carrera. El grupo seguiría colaborando con la Sinfónica de Praga (rebautizada para la ocasión como la "Lingua Mortis Orchestra") en sus dos siguientes discos: "XIII" y "Ghosts", y, aunque progresivamente volviera al heavy que los vio nacer, en "XIII", por ejemplo, encontramos una buena combinación entre uso de orquesta y el grupo. Sólo el "Lingua Mortis" es pura música clásica fusionada. Hay que escucharlo y disfrutarlo atentamente. [Acabo de ver que hay un dvd que recoge un concierto. "Metal meets Classic Live", se llama. A descargarlo.]

Supongo que animado por la experiencia, Smolski decidió indagar por cuenta propia y nos dejó el cd "The Heretic", un álbum (ver reseña
aquí) entre banda sonora y disco conceptual que tiene algunos aciertos y otros tantos despistes.
Quedaría por hablar de los escarceos de la ópera con el rock, y, sobre todo, de cuando, al contrario de lo que hoy hemos comentado, se hace música clásica con instrumentos heavy. Lo veremos dentro de poco.

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