· Para empezar, dos trabajos dentro del black metal que me han llamado la atención. El primero es III, de Spectral Lore (2014, no es novedad, aunque el grupo sí ha publicado este año). Un proyecto unipersonal del músico griego Chris Aylos Dir que navega en las turbias aguas del atmospheric black metal. Un inicio prometedor en Omphalos (artefacto pétreo de uso religiosoen la Antigua Grecia. Según la mitología, sería la
piedra dejada por Zeus en el centro del mundo, de ahí su derivación a "ombligo") y a partir de ahí seis canciones que no bajan de los 10m cada uno, hasta el final en Cosmic Significance, corte que también tiene algo de dungeon synth. Cuesta un poco entrar, pero el resultado es muy interesante. El otro es Achrony, de Elderblood (2021), un grupo polaco que se dedica al black metal sinfónico. Es significativo que un país tan marcadamente católico como Polonia haya dado lugar a reacciones tan viscerales como Behemoth o estos Elderblood. Achrony es una descarga furiosa de black metal que recuerda, sobre todo, a Carach Angren y a Fleshgod Apocalypse. Quizá por ese componente sinfónico son más accesibles y es fácil entrar en ellos. De todas maneras escuchada la intro Sparks, pensaba que el grupo aprovecharía más elementos de la liturgia para crear su sonido (al estilo de Batuskha), pero me equivocaba. En palabras de AMG, "an
album that flashes moments of brilliance and overwhelms with its
extraordinary anger, although its excessive length and symphonic
over-saturation can dim this fiery insanity".
· Måneskin - Teatro d'ira vol. I (2021): los flamantes ganadores de Eurovisión de este año han sido toda una sorpresa. Al menos para mí, ¿quién me hubiera dicho que me hubiera puesto a buscar material y a escuchar álbumes de un participante de Eurovisión? Más allá de su canción estrella, Zitti e buoni, Måneskin tiene bastante más que ofrecer. Sobre todo porque no se casa con un estilo determinado: son funky, son rock, son balada, tienen ramalazos de hip hop o asquerosos ritmos latinos... En fin,que son bastante variados, y el disco Teatro d'ira tienen cosillas muy sólidas. Los mejores cortes de este álbum, sin duda: Coraline y La paura del buio. Pero también tienen sus defectos: no me molesta la fijación de Damiano por recitar más que cantar (aunque sí me cansa), pero sí que lo hace el hecho de no haberse trabajado más las letras. No es que sean buenas; lo son cuando quieren (ver canciones citadas): es que son muy repetitivas, y allí donde podría haberse puesto una variación en el puente hacia el estribillo, éste se repite; los estribilllos podrían haber contenido variaciones, en definitiva, que haber escrito más letras en vez de abusar de su repetición sumaría al conjunto.
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