4.4.20

Diario de lecturas (XXII)

Algunas lecturas de cómics que no son novedades y que el confinamiento me ha permitido hacer de forma más tranquila.

· Max: los años 20 (Planeta, 2019). Planeta puso mucho empeño, como siempre hace, en la promoción de sus adaptaciones de libros a novela gráfica. En este caso, se trataba de un spin off, una precuela, como queráis, del libro El tango de la guardia vieja de Pérez Reverte. Max funciona como el "origen del mito" del personaje, una aventura previa a lo sucedido en la novela. Me llegó dentro de un paquete que simulaba una maleta, con un usb de 1GB con material de prensa, y el ejemplar firmado por los autores. Es más, Planeta se equivocó de crítico, mi ejemplar estaba destinado a otra persona, y sin que yo les dijera nada me hicieron llegar otro. Mucho empeño, como digo.
No puedo evitar que acuda a mi mente el concepto de "prosa cipotuda" leyendo esta adaptación, pese a que no sean las palabras de Reverte. O sí, la cuestión es que el guionista, Salva Rubio, ha captado perfectamente, para bien o para mal, el estilo del periodista y escritor.
Max no es un cómic para los lectores habituales de cómic. Está lleno de situaciones tópicas, personajes trillados, ecos del cómic de superhéroes (Max es un ladrón de guante blanco como Lupin, agilísimo como Matt Murdock -incluso lleva el mismo atuendo que éste en El hombre sin miedo de Miller y Romita-, y que gusta de hacer poses a lo Assassin's Creed desde lo alto de edificios importantes como la Sagrada Familia o la torre Eiffel) cuando la trama es más bien folletinesca. Max es más bien un cómic para los lectores de bestsellers o para los acérrimos de Reverte, que busquen una obra con ese lenguaje entre amargo y heroico, y unos personajes afilados que, aunque no maníqueos, se muevan en el gris Reverte: malos con matices, buenos con pasado oscuro. Y sexo, mucho sexo cipotudo.
El trabajo de Rubén del Rincón está bien, aunque me extrañan dos cosas: uno, que no firme con su nombre completo como creo que normalmente hace, y dos, que el algunas páginas parece que haya retrocedido en su arte, con unos personajes excesivamente caricaturizados. Sin duda, las mejores páginas son las de la historia que sirve de epílogo, donde Rubén juega con un trazo más estilizado, que posiblemente habría casado también en el resto del álbum. En general, me ha parecido un gran esfuerzo para un cómic que, sintiéndolo mucho porque aprecio de verdad el trabajo de ambos autores no es en absoluto "uno de los mejores títulos que hemos tenido el gustazo de echarnos a la cara en lo que llevamos de 2019", como dicen en otras páginas.

· Los cuentos de la era de Cobra: los amantes (2013). Tenía pendiente, desde hace siete años, este álbum de Enrique Fernández, editado por Norma. Fernández ha mejorado muchísimo con los años, y sus últimas obras son simplemente espectaculares (está a punto de entregar la tercera parte de su saga Brigada). Desde que lo descubrí en Libertadores y La isla sin sonrisa (Glénat/EdT), el nivel de este autor ha subido exponencialmente, hasta el punto de que en Los cuentos de la era de Cobra, cada viñeta es una completa maravilla, una obra de arte digna de ser enmarcada. No sé cuánto tiempo pudo estar para completar el álbum, pero se me antoja un trabajo colosal. En este álbum, primera entrega de este díptico, nos lleva a un ambiente de Las mil y una noches para contar una historia de aventuras y amor bien estructurada y narrada. Aquí los personajes puede que también sean estereotipos, pero es que la narración los necesita porque se ajusta al patrón de la cuentística a la que alude. Una pequeña maravilla; ahora acudiré a la biblioteca a ver si en Can Sales tienen el segundo tomo.

0 opiniones:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...