Este año de rol ha sido drásticamente coartado por la irrupción de la pandemia. Se cortaron en seco las partidas con la llegada del confinamiento, y su recuperación sólo pudo ser parcial con el grupo de amigos, en régimen de virtualidad, e imposible en el Aula de Juegos. Hace nueve meses que no juego a rol con los alumnos, y lo echo de menos. Al final del año, he contado aquí algunas partidas masivas que hice de El año tranquilo en clase, y aún debería añadir también de Por la reina, como ejercicio narrativo en 2º de ESO que fue muy bien. A pesar de la sequía, me han continuado llegando nuevos juegos y manuales (Never Going Home, Camaradas, Liminal, Kids on Bikes, Las cosas que dejamos atrás, Tiny Frontiers, Coriolis, Girl Underground y me estoy dejando cosas), que espero poder probar en 2021, al menos en parte. Lo que peor me supo fue la interrupción de Las máscaras de Nyarlathotep, la megacampaña que tenía muchísimas ganas de empezar con mi grupo, y del que de momento pudimos jugar unas 4 sesiones de los dos primeros escenarios. Espero que a mediados de 2021 podamos seguir adelante con ella.
1. Mirando al futuro (Las sombras de Yog-Sothoth, La llamada de Cthulhu). Mi primera TPK en La llamada se produjo en este capítulo de una serie de capítulos hilados al que había bautizado Las sombras de los hongos, porque estaba mezclando módulos de ambos libros. Los personajes pecaron de aguerridos y se metieron donde no tenían que meterse. Creo que les sirvió para darse cuenta de cómo funciona en realidad el juego; demasiado bien les había ido hasta ahora.
2. Huida rebelde (Star Wars D6). Volví a jugar esta aventura introductoria con mi nuevo grupo con la mirada puesta en desarrollar a los personajes. Bien como siempre.
3 y 4. El año tranquilo. Llegó la pandemia y nos confinó. Y me estrené llevando una partida de El año tranquilo que funcionó muy bien.
5. El blanco mundo muerto (El rastro de Cthulhu). Esta partida la empecé en una sesión especial con Pepe Pedraz como máster y rebuscando algo que jugar online la leí. Esta primera parte de Apocalipsis Cthulhu tiene sus luces y sombras. Por una parte, es muy evocadora, la ambientación que logra de un mundo devastado en los años 30 es de diez. Pero su problema es que es muy, muy dirigista. Los personajes se limitarán a ir dando tumbos de un lugar a otro y, como en un videojuego (o una trampa en la selva), al llegar a ciertos lugares, dispararán ciertos acontecimientos. Al final, la partida se convierte en un paseo, muy bonito, por un entorno muy desolado. Por tanto, el viaje valdrá la pena si los jugadores se implican y hacen de él algo memorable.
6. La caverna misteriosa (Tiny Dungeon). Esta partida, en verano, marcó la introducción de mi hija a los verdaderos juegos de rol, con un sistema súper accesible como es Tiny Dungeon. Tras esta partida, ella fue la que me dirigió a mí otra aventura muy sencilla.
7 y 8. Las máscaras de Nyarlathotep: Perú y Nueva York (La llamada de Cthulhu). Después de reunir el módulo de Joc, la versión para 7e de Chaosium en tres tomos en inglés y las ayudas de la HPLHS, era el momento de darlo todo y empezar con mi grupo, ya más o menos hecho a la idea de qué es La llamada de Cthulhu, de jugar a LA campaña. Todo fue muy bien (había intentado comprometer al grupo a largo plazo para poderla jugar en un año, más o menos), hasta que la pandemia llegó. Entonces, cuando ya había visos de que la cosa iría para largo, con gran pesar en mi corazón, decidí congelar la campaña en un "punto de guardado" asegurándome que los jugadores dejaban por escrito todo cuanto tenían para recordarlo más adelante (como jugador tiendo a olvidar el 90% de toda la partida si pasan semanas o meses). Así que en esas estamos.
9. Tratos (Ecos disonantes). Un grupo de punk, los Dead Elvis, que empieza su carrera en Nashville, Tennessee no tiene mucho futuro. Pero alguien misterioso les propone un trato... y aceptan. Hasta que pasan los años y alguien viene a reclamar su deuda. Como siempre, un Eco disonante nunca sabes por dónde tirará y al final sale bien.
10 y 11. El año tranquilo: Potaksio y Poscovi. Jugados con un grupo de 15 alumnos en clase, se desarrolló muy bien.
12. El año tranquilo: Mormones & Marcianos. Terminé el año como empecé el rol en el confinamiento, con una partida de El año tranquilo.
Para el año que viene, me gustaría probar algunas de las decenas de sistemas que tengo por probar, y sobre todo, seguir con Las máscaras de Nyarlathotep. Esperemos que sea un buen año de rol.
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