8.7.06

Ihsahn: en la vanguardia del black metal

Ihsahn: en la vanguardia del black metal

Vaya por delante que no me considero un aficionado al black metal y, en general, a los géneros más extremos del heavy metal. Pero leí un par de reseñas muy favorables de este disco y decidí escucharlo. No me arrepiento: se trata de lo mejor que he escuchado editado este año. Tanto es así que finalmente me he hecho con una copia original del disco, cosa que sin duda es el mejor aval de que realmente el álbum me ha gustado.

Ihsahn es uno de las responsables creativos de Emperor, una de las bandas con más nombre dentro del black metal, y, junto a su mujer, de Peccatum, un proyecto alternativo, que igual que en su carrera en solitario, pretende ir más allá del puro black metal e ir innovando a través de la fusión. Tras la despedida de Emperor con Prometheus: the discipline of fire and demise, y de Peccatum con Lost in Reverie y el EP The Moribund People, Ihsahn decidió seguir su propia carrera, siguiendo la innovación dentro de los géneros más extremos del metal. Con The Adversary, el músico ha conseguido un trabajo compacto, personal, agresivo y a la vez fuertemente experimental. En él, Ihsahn se ha encargado de todos los instrumentos, composición y letras, a excepción de la batería (obra de Asgeir Mickelson, batería de Borknagar, el cual me comenta IIIaria que también es el responsable de que Ihsahn se aleje del black metal más difícil de digerir).

Ya desde la primera canción, "Invocation", somos testigos de la dureza del disco y del buen trabajo a la voz de Ihsahn que, aunque desgarrada, permite vocalizar y mostrar bien la melodía. "Called by the fire" deja sólo los aspectos más black metal para algunos pasajes y nos entrega la mejor canción del disco, de un heavy más tradicional, con un estribillo fantástico. "Citizen" es otra ráfaga de puro black metal melódico, pero con una parte central calmada y de voces limpias, una especie de esos claroscuros musicales que (salvando las distancias) tanto gustaban a Jimmy Page en Led Zeppelin. El uso de guitarras y teclado de corte más progresivo lo tenemos en "Homecoming", que recuerda vagamente al trabajo de Dream Theater. "Astera To Proinon" nos propone un descanso, con una canción lenta y triste, con algunos elementos muy doom en su parte final. "Panem et circenses" acusa también la influencia de unas guitarras que suenana mucho a Hollenthon y un falsete al más puro estilo King Diamond ("no le gusta ni nada King Diamond a Ihsahn", me comentaba hace poco por teléfono El Hombre Que Pía). Incluso guitarras puramente thrash se advierten "And He Shall Walk in Empty Places". Y finalmente, el último corte de diez minutos, "The pain is still mine", auna la magnificencia trágica de un inicio en piano, un desarrollo que podría ser casi power metal, una parte central que se detiene y parece beber de fuentes operísticas, con un Ihsahn totalmente diferente al de los aullidos rabiosos de las canciones anteriores, para terminar con unos gritos agudos de nuevo deudores del cantante de Mercyful Fate, con ese final demoledor que recita el título de la canción.

Puede o no gustar el black metal, esas voces afiladas como dagas, o esa velocidad endiablada de la batería (yo soy el primero en tener prejuicios)... Pero no cabe duda de que este trabajo es diferente: partiendo de una base típica del género, lo transgrede totalmente y lo lleva a nuevos territorios fusionándolo con otros estilos (y fijémonos cuántos hemos señalado durante la reseña: hard, progresivo, doom, thrash, power...). Es por eso que un disco arriesgado, valiente y honrado como éste me parece de lo mejor que he escuchado en 2006. Aquí tenéis el vídeo de "Invocation", no asustarse XD.

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