Esta semana se ponía a la venta el nuevo disco de Mägo de Oz: Gaia II, la voz dormida. Después de Gaia (2003) y el directo de Las Ventas (2005), viene esta nueva entrega de lo que Txus, batería y alma compositora de la banda, prometió que sería una trilogía musical, ambientada en el Nuevo Mundo y su destrucción por parte de los colonizadores españoles.
Debo decir para empezar que Gaia, el disco anterior, me decepcionó bastante, porque, a pesar de tener una producción fabulosa, no aportaba nada a lo que es el sonido de Mago de Oz, por mucho que dijera el grupo. Con todo, tenía algún hallazgo feliz, como el colosal corte que da nombre al disco. Pueden ver la reseña que escribí en su día aquí.
Este año, la banda madrileña no nos entrega un disco, sino dos: Gaia II es un doble, de nuevo conceptual, que esta vez es mucho más flexible y ecléctico que el anterior. Quizá sea por el cambio de discográfica (decían los rumores que, a parte de estafar al grupo falsificando cifras de venta, Locomotive había pedido que produjera un disco más "tranquilo" a la banda), quizá por la natural necesidad de ir cambiando, lo cierto es que este álbum aporta novedades respecto a la anterior entrega. Y de esta forma, encontraremos sonidos que nos recordarán a grupos como Dream Theater o HIM (o incluso un pasaje de flamenco), por no hablar de la música celta y el rock más ochentero, marca de la casa de la banda. Además, tenemos dos versiones: una del Gates of Babylon de Rainbow y de una Ultravox.
¿Qué nos encontramos en este disco? Txus lo explica muy bien en esta página, desglosando tema a tema sus impresiones, pero así, al vuelo, éstas son las mías. El disco se inicia con una introducción instrumental de bastante calidad ("Volaverunt opus 666"), para entrar con un temazo de tralla absoluta, como viene siendo habitual ("La voz dormida"), para continuar con una canción muy ochentera, festiva, pero también reivindicativa ("Hazme un sitio entre tu piel"). Un gran momento es la fabulosa instrumental "El callejón del infierno", con un potente riff, lustroso, demoníaco, y el teclado emulando un clavicordio dieciochesco. Sólo Mago de Oz podría mezclar felizmente ese inicio tan stratovariano con elementos celtas y teclados a lo Deep Purple. En "La posada de los muertos" tenemos una canción jocosa, gamberra, carne de singles y directos, heredera de "Fiesta pagana".
En el segundo disco, vemos ecos de HIM en "Diabolus in musica" e incluso Jose se marca una piecita flamenca en "El príncipe de la dulce pena", que da paso a una contundente "Aquelarre", una canción muy heavy, pesada, que recuerda a "Astaroth". Y, finalmente, "La cantata del diablo", otro corte largo, muy sinfónico, como debe de terminar todo disco de Mago de Oz, con la colaboración de Leo Jiménez de Saratoga, el nunca demasiado valorado Víctor García, de WarCry, y Aurora Beltrán. Una canción sincrética, donde encontraremos pasajes de gaita, riffs oscuros, delirios virtuosos, un -a mi parecer- eco a un detalle de Black Sabbath y recitados varios.
Creo que esta vez Mago de Oz ha podido remontar un paso en su carrera. Si Gaia I daba la impresión de precipitado, de soso, de débil, este Gaia II parece el fruto de la asimilación de diferentes influencias, de la madurez de la que presumían en el anterior disco y que donde sí se manifiesta es en éste. Los que ya conocen al grupo encontrarán lo de siempre: lo de siempre y un poquito más. Y ese punto es el que debemos de agradecer sus seguidores. La única pega que le puedo poner al álbum son la letras. Están en la misma línea de siempre, pero, no sé si será cuestión de la edad, me parecen muy cargantes. El anticlericalismo está bien si no abusamos de él. Y me parece que sustituir la letra de la canción de Rainbow por cosas como "Sólo nosotros follamos en nombre de Dios" es demasiado.
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