7.3.03

De manga y masoquismo (II)


Terminábamos el otro día diciendo que la brecha abierta por las revistas especializadas en el mercado editorial del manga facilitó también la proliferación de profesionales no cualificados. En efecto, estas revistas otorgaron una atalaya de expresión privilegiada a individuos como Lázaro Muñoz, el prepotente editor de la revista Minami, autoencumbrada por motivos publicitarios como la mejor revista del ramo en España; personas con demasiado ego y poca formación superior que, en vez de dar ejemplo con su actitud y su lenguaje, se dedican a menospreciar lo que no es de su agrado o a usar el femenino como término plural no marcado ("las lectoras estamos de suerte" por "los lectores", etc.), cuando no a hacer uso de la arroba para a su juicio incluir masculino y femenino ("l@ lector@s") para así evitar el supuesto machismo de la lengua española, pese a que toda medianamente formada en lengua sabe que el masculino es el término plural no marcado, pero no por machismo, sino por que la convención lo ha hecho así desde siempre [no le valieron a este energúmeno las citas textuales de Coseriu, según él nuestras fuentes "estaban desfasadas"].

Pero lo que más molesta de muchos de los redactores de estas revistas es lo que dejava entrever Oberto en la cita que señalábamos: el grado amateur de sus textos, la prepotencia de su actitud y el cobarde escudamiento de sus opiniones en el pueril "'esta es mi opinión y como sobre gustos no hay nada escrito [si me dieran 1€ por cada vez que he leído esta frase en una revista o un foro...], mi opinión no es discutible", obviando que precisamente de eso se ocupa la Estética del Arte, y que una opinión sí es discutible, e incluso irrespetable. Que se lo digan a Javier Marías.

Con todo esto quiero decir que la ingente cantidad de revistas manga, en vez de dar color al panorama, lo enturbia por sus contenidos enrarecidos, repetidos y pobres, por la sensación de timo que tiene un lector culto ante ellas. Revistas que se limitan a poner imágenes a toda página o que cuando van a "hablar en profundidad" de un manga, a lo único que alcanzan es a desarrollar todo su argumento. [Un caso triste pero cierto fue el de la revista -afortunadamente ya cerrada- Daisuki, cuya edad media en la redacción no debía sobrepasar apenas la mayoría de edad, y cuyo mérito debía buscarse en el grado de afición, que no de formación, de sus integrantes]

No se puede ir mediocrizando el panorama del manga porque eso sí contribuye de verdad a su mala imagen. ¿Quién se puede tomar en serio una afición cuyo máximo exponente son una revistas de y para freaks? Esa mediocridad afecta no sólo al estilo, sino a la forma y al fondo. Estamos ante un cúmulo de revistas-basura que, paradójicamente, son éxito de ventas, como no cesa de repetir pavoneantemente el editor de una de ellas. Por supuesto, como todos sabemos, la calidad no está discutida con las ventas: ya sabemos, no es novedad, que en España triunfa el Gran Hermano, Cronicas Marcianas, el Disco Estrella del verano, Operación Triunfo y el Pronto; no nos extrañemos luego de que el negocio funcione. Pero para que esto sea así falta un elemento básico: el público, el lector. De eso seguiremos hablando dentro de unos días.
[Este serie de posts consiguió el récord de visitas de este blog, que no ha sido superado. Así las gastan los otakuzombies...]

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