Como cada año, hago un poco de balance de lo que ha sido este año y cómo se ha portado 2023 en lo personal.
Este año se ha movido entre varias aguas con respecto a mis números. He leído muchos menos cómics, pero más libros. La tendencia de los últimos continúa en una pescadilla que se muerde la cola: tengo menos tiempo y por tanto leo y escribo menos sobre cómics; al no hacerlo, (supongo que) las editoriales han ido perdiendo el contacto conmigo, o yo con ellas, de manera que leo y escribo aún menos... Y así estamos. Pero ¿sabéis qué? No me importa. El cómic cada vez me interesa menos. Ni he podido seguir escribiendo cómics -los dibujantes siguen dándome esquinazo y yo ya no estoy para perseguirlos/las: ¿quieres hacer un cómic? Si quieres, vamos allá. ¿No quieres? Pues no pasa nada. No vamos a ganar el Premio Nacional, después de todo-, ni lo que leo me entusiasma. Voy viendo las novedades y tampoco me llaman la atención muchos de los títulos. Tengo una particular desconexión con el género de superhéroes, sobreeditado por ECC y Panini: el 95% del material nuevo no me interesa, y luego están las constantes reediciones de material clásico, que o ya he leído o ya tengo, o tampoco es para tanto.
He jugado menos partidas de juegos de mesa, pero a más wargames. Tiene sentido, porque las partidas a wargames siempre implican muchas horas, pero estoy contento con el resultado.
He visto más películas, pero menos temporadas de series. El año pasado nos concentramos bastante en series, pero el factor principal de este cambio es que hemos dejado de ver muchísimo la tele en casa. Hay días enteros en que no la encendemos. Y con los recortes de gastos, dejamos la única plataforma que pagábamos (Netflix), aunque a finales de año nos metimos en Filmin, que me gusta mucho más por su fondo clásico y antiguo.
He jugado poquísimo a rol, y aún menos con adultos, y menos aún presencialmente. Esto sí que lo echo mucho mucho de menos.
En música, he superado las dos-tres peores marcas anuales, y por poquito no la cuarta. Pero como veremos, de novedades, pocas.
En cuanto a escribir, el nivel de posts también ha bajado mucho, y es que sencillamente no encuentro el tiempo. Estoy muy contento de que Papel en Blanco, como en 2022, ha encontrado por fin su camino con un equipo de redacción de lujo compuesto por Sarah Manzano, Eduardo Irujo, Nacho Pillonetto, Aitor Poza, Enric Pujadas, Lucía Baudet, Gudrun Palomino, Dalia Alonso y Marcela Fernández. Ellos han tirado de la web cuando yo no he podido. Estoy muy contento de tenerlos en el barco. Ya puedo decir con orgullo y alegría que Papel en Blanco no sólo soy yo, sino que es también esta maravillosa familia.
Mi trabajo en El Desafío de las Águilas sigue en marcha, porque es lo que, como ya he dicho otros años, es lo que más me motiva actualmente. Desgraciadamente no tengo el don de la ubicuidad y donde no he estado a la altura es en Bebé a Mordor, pero por suerte, en su staff hay gente mucho más motivada y preparada que yo para hablar de libros y cómics LIJ.
De los proyectos que auguraba para 2023 ninguno se ha cumplido, y es que no hay como tan siquiera hacer una velada mención ilusionante como para que no llegue nada a termino. Por lo que para 2024 no tengo ninguna esperanza concreta, al menos que quiera compartir aquí.
¿Qué esperar de 2024? No tengo la más remota idea, hoy la redacción de este balance me pilla un poco apático. Simplemente lo viviremos y veremos qué trae. Feliz Año Nuevo.
1 opiniones:
Vaya! no sabía que te gustaba guionizar cómics, a mí me gustaría dibujar uno algún día... aunque ahora con la peque y el trabajo mi tiempo es limitado.
Sí que haces cosas
un beso
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