En The Crow: Curare, James O'Barr se acompaña de Antoine Dodé, dibujante francés que se acerca al estilo manga, para una historia protagonizada por un policía retirado que ha malgastado su vida personal por su trabajo.
Los cómics de The Crow son siempre pura emoción. Lo han sido desde el primero de ellos, el original, que te golpea con el impacto emocional del dolor del protagonista. Es un ejercicio de catarsis y es una bella obra maestra. Aquí, argumentalmente lo podríamos ver como un cómic flojo que cae en una serie de clichés del género policiaco: es así, sin duda. Su virtud consiste en la fuerza con la que te golpea, fuerza que tú le devuelves al Cuervo para que ejecute su venganza. Si has leído algo de El Cuervo probablemente sabrías decir de qué va Curare o cómo va a acabar, pero eso no hace que lo disfrutes menos. Porque lloras cuando el detective le pide perdón a la niña por no haber podido salvarla, y porque quieres ver cómo el hijo de puta que la ha matado muera como la sabandija que es. Lo dicho: emociones.
Yermo editó Curare junto a La piel del lobo, cuyo título en inglés es "Skinning the wolves", que da una mejor idea de lo que va. Esta otra miniserie escrita está también por James O'Barr, quien además pone algunas variantes de portadas. Brutales, como la que acompaña este párrafo.
Si la violación y muerte de una menor es uno de los peores infiernos que puede crear el ser humano, no podía faltar el definitivo... En La piel del lobo, El Cuervo visita un campo de concentración nazi. No hay que darle muchas vueltas al argumento: El Cuervo se levanta para vengar a un padre asesinado junto a su familia por un coronel obsesionado por jugar al ajedrez con sus víctimas. Maniqueísmo total con un malo sin aristas, totalmente inhumano, en una historia que busca lo que ya habrás supuesto.
La piel del lobo es una catarsis a lo bestia para uno de los peores momentos de la humanidad, casi una mera excusa para matar nazis, que ya me va bien. Pero James O'Barr tiene tiempo de apuntar ciertos detalles históricos, como el señalar a todos los culpables de facto. Al final de la historia, los prisioneros escapan de un campo de concentración que ha sido destruido hasta los cimientos. Los supervivientes le dicen al Cuervo que irán a la ciudad más próxima. Él les advierte: "No vayáis a la ciudad. Sabían lo que pasaba aquí y no hicieron nada. Voy a visitarlos".
En resumen, la virtud de O'Barr es que te sacude en lo más íntimo y te lleva en un carrusel de emociones por el lado más oscuro del ser humano. Curare y La piel del lobo no son quizá los mejores Cuervos pero son una lectura visceral que te removerá y te hará sentir vivo.
No quiero terminar sin dejar aquí el artículo que escribí sobre el Cuervo original, que para mí sigue siendo una obra maestra del cómic, y recomendaros encarecidamente su lectura.
1 opiniones:
Gracias por la recomendación. Saludos.
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