26.4.22

La focalización y el problema de las redes

Esta es una entrada diferente a los demás porque tengo la necesidad de explicar la situación por la que estoy pasando.

Estoy en un punto de inflexión personal en la que no sé hacia dónde tirar. Como sabréis, llevo desde 2008 escribiendo en prensa y otros medios sobre cómic, pero últimamente el hacerlo no me satisface. La gran mayoría de novedades no me llama la atención y la mayor parte de lo que leo son títulos que he de reseñar y que en muchas ocasiones no hubiera leído por propia iniciativa. Hay sorpresas agradables (y de ahí surgen normalmente mis mejores lecturas del año), pero a cambio es mucho tiempo de leer cosas que realmente no me apetece leer. Al mismo tiempo, a pesar de que intento ser profesional a la hora de escribir sobre esos títulos, el impacto de lo que pueda decir yo es totalmente inapreciable, si nos atenemos a las frías estadísticas. Hay cientos de páginas que se dedican a lo mismo, pero lo hacen mejor, seguramente porque también lo hacen desde una pasión que hoy por hoy estoy perdiendo. Tampoco ayuda que en la web que dirijo, no estrictamente sobre cómics, me haya quedado prácticamente solo a bordo.

Quizá ha sido causa (¿o efecto?) de este distanciamiento del cómic el hecho de que también como autor de cómic estoy totalmente varado. El joven Lovecraft no puede seguir, pese a que habría material para ir haciendo un integral y una nueva entrega, porque Bart Torres está en un momento también complicado de su vida y pese a lo mucho que he insistido, insisto e insistiré, no se ve con fuerzas/tiempo/ánimo para seguir. Evidentemente, yo no continuaré EJL sin él. Al mismo tiempo, el resto de proyectos de cómic que he intentado empezar y que necesitan a una persona que dibuje, han caído en saco roto. No es culpa de nadie, yo entiendo que un/a dibujante tiene que comer y que embarcarse en un cómic sin una garantía de nada no es algo que dé seguridad. Aún así, me duele el haber sido rechazado por todas las personas a las que he propuesto un proyecto, aunque no sea ese rechazo algo personal (supongo). 

He llegado a plantearme la posibilidad de pedirme unos meses de excedencia de mi trabajo real (soy profesor, como sabréis) para dedicarme a esos side projects, para escribir esa novela gráfica entera o diseñar ese juego y desde ahí poderlos mover de forma más segura. Pero no sé si es un lujo que valdrá la pena.

De la misma forma, en otras aficiones que también me llaman, y a las que me he acercado con vehemencia en los últimos años, recuperando alguna (rol), profundizando (juegos de mesa) o iniciándome (wargames) me siento un recién llegado que no tiene mucho que ofrecer en un panorama ya colapsado de contenidos. ¿Con qué autoridad puedo hablar de wargames si apenas llevo dos años en el mundillo y hay jugadores que llevan 30? Monto un podcast y apenas es escuchado por sus integrantes... ¿Por qué seguir?

Y en todo esto me causa inquietud, desasosiego, malestar... el efecto burbuja de las redes. Veo a todo el mundo compartir sus partidas, y jugar a rol todas las semanas, gente que no deja de jugar, y publicar contenido, y sacar videos, y grabar podcasts y... Y yo aquí, con un grupo presencial que se ha disuelto, con unas Máscaras de Nyarlathotep que he tenido que abortar habiéndome dejado como 300€ entre la edición nueva de Chaosium y las props de la HPLHS... Con una situación personal que no me deja apenas huecos, huecos que no puedo compatibilizar con las pocas personas que tengo, con un entorno cargado amigos con hijos pequeños... Y yo mismo, claro, con dos niñas y una familia que me limitan mucho.  

Resumen: nada de lo que hago me parece que tenga mucho sentido. ¿Es cuestión de prioridades? ¿Tengo que dejar de hacer cosas? ¿Tengo que focalizar? Nunca se me ha dado bien centrarme en una sola cosa, y al mismo tiempo siento que si sólo me dedicara a una me aburriría terriblemente. Supongo que en último término la respuesta es hacer lo que te haga ganas sin mirar si tiene impacto o no, y en ese sentido cosas como el podcast de Inmacudados, aunque no lo escuche ni Cristo, sí que me gusta y me llena. ¿La clave es ésa? No lo sé. No sé nada.

2 opiniones:

Farándula dijo...

Hola, estoy volviendo a esto de seguir blogs y gente en redes sociales después de un parón de varios años y de verdad que no se acaba el mundo por "desaparecer" un tiempo. Me gusta mucho EJL y te seguía en su momento por Twitter, pero no sabía que estabas metido en tantas cosas, la verdad es que te envidio la constancia y me asombra que no te hayas quemado antes. Yo creo que la gracia de tener un "trabajo real" que te da de comer es precisamente no tener que tragar en el "trabajo irreal", quizás puedas ser más selectivo y elegir sobre qué material publicar.

Mi consejo no pedido, como madre de una casi adulta, va a sonar tópico, pero es la experiencia compartida de muchas generaciones: el tiempo que los hijos desean estar junto a sus padres es muy breve y no se recupera. Fui madre muy joven y también sentía que todas las exigencias de la crianza y la pura supervivencia limitaban mucho mis opciones: la carrera, las oposiciones, escribir, leer, viajar, etc. Tuve que aprender a renunciar a lo que no se podía hacer e integrar a mi hija en lo que sí. La verdad es que ahora miro atrás y no lo siento como tiempo desaprovechado en absoluto, al contrario, me siento muy afortunada de haber podido pasar, por ejemplo, unas vacaciones escolares malpintando esqueletos en una tienda de rol y jugando al lego Harry Potter en vez de enclaustrarme a escribir un libro. Quién sabe, quizás no puedas reunir a tu grupo de rol para jugar como antes, pero sí incorporar a tus hijas y los hijos de tus amigos en alguna de esas aficiones y proyectos.

Todo está dicho, todo está inventando, siempre hay alguien que lo hará mejor y es muy duro tener Internet para poder constatarlo, pero precisamente por eso uno puede quitarse la losa de los siglos y experimentar más libremente, porque no hay que generar ningún tipo de impacto o herencia. Incluso me han dicho que hay gente rara que dirige por diversión y luego comenta las mejores jugadas con su grupo, sin publicarlo ni monetizar la masterclass de storytelling.

Kvaser dijo...

Vaya tema que planteas. Sobre la proliferación de contenidos de todo tipo es cierto, parece que hoy todos quieren su vitrina, quizás lo innovador sea leer, jugar, escribir, en definitiva vivir, sin contarlo tanto o disfrutando un poco la anonimidad.

Quizás un poco de terapia de grupo sea de ayuda. Mis reductos siguen siendo pocos, armar un listado de discos a fin de año en RYM, mantener vivo mi blog de Barrabases y la microcomunidad que hay armada ahí y escribir en otro blog sobre un popurrí cambiante entre comics e historia, donde muy esporádicamente alguien me lee. Quisiera abarcar más, llevo tiempo pensando hacer algo en youtube, pero me siento conforme. No da para mucho más la verdad, mi trabajo y mi familia me exigen mucho y el tiempo para este placer de crear contenidos es poquito y resistente, como los galos de Ásterix.

Un abrazo amigo, te leo hace años desde Chile, quizás si le dedicas una temporada exclusiva a tus proyectos te sirva para ordenar las prioridades y sentir una mayor satisfacción.

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