Durante todos estos años de crisis que asolan no sólo nuestro país sino el continente y el mundo entero, muchas veces tendemos a compararnos con el resto de países de nuestro alrededor, sobre todo en términos de salarios, impuestos, libertades, corrupción, etc. Nuestro ideal siempre parecen ser los países nórdicos, donde todo parece funcionar mejor: en Islandia, se quitaron de en medio a políticos y banqueros; en Finlandia, el modelo educativo parece que está mucho mejor planteado que aquí; y qué decir de la eficiencia de países como Alemania.
Y sin embargo, creo que las comparaciones son odiosas, incluso más en este caso. Creo firmemente que una de las razones del desastre económico de nuestro país y de la corrupción que sufrimos viene simplemente dado por nuestro carácter. Ese carácter español que nos hace rechazar el trabajo duro, esa mentalidad cainita que no sólo no se alegra del éxito del otro, sino que intenta hundirlo a la primera de cambio, esa filosofía de la puñalada trapera, de la picaresca a la hora de pagar y de cobrar...
No es coincidencia, creo yo, que los países que más están sufriendo esta crisis sean precisamente los del sur de Europa, países como Portugal, Italia o Grecia, que comparten mucho del carácter hispano, ese carácter bravucón, chulesco y sinvergüenza, yo diría que incluso pre-mediterráneo. El ser unos chorizos, unos corruptos, el querer arramblar cuanto más mejor, lo llevamos en la sangre; es parte de nuestro carácter no ser honestos, mentir en las encuestas, falsear los empadronamientos, pesar de menos en las balanzas del Mercadona. Cómo no vamos a tener a los más ladrones en las altas esferas, donde el poder y el dinero son aún mayores.
A medida que escribo me doy cuenta de que no digo nada nuevo, nada que no dijera ya en su día Quevedo, Larra o Machado. Incluso ahora releído, el post me parece muy Pérez-Reverte. Pero es que esto es así, oigan, y tendrían que cambiar muchísimomuchísimo las cosas para que fueran de otra manera. Nunca seremos Finlandia.
3 opiniones:
Como argentino, sudamericano, incluso latinoamericano, mi primera inclinación es coincidir contigo. Pero creo que es una falacia decir que tu país es "tal" porque hay quienes son así dentro de él. Desde afuera vemos el problema europeo desde el vértice económico, o lo que es lo mismo: el capitalismo tiene la culpa. Así como el socialismo tiene sus demonios, el capitalismo también, sólo que en el primero a los demonios los ves y sabes a quien culpar, pero en el segundo son invisibles y manejan los hilos desde las sombras. Entre los dos, prefiero el primero, cuando funciona, funciona bien (pero tiene que funcionar; el solo hecho de que hayas vivido un socialismo corrupto no significa que esa sea su naturaleza). En cambio el capitalismo está corrompido de raíz: para que unos países sean prósperos, otros deben ser pobres; para que unos ciudadanos sean prósperos, otros deben ser pobres.
Hay españoles buenos, españoles que prefieren pagar dos de más a otro español que uno a alguien de afuera, españoles que se manifiestan por causas nobles. Mira, yo nunca he leído a Aristóteles referirse a pueblos corrompidos, sí a formas de gobierno, y si bien los gobiernos salen del propio pueblo, no podemos esperar que todos los ciudadanos sean santos, ovejas negras hay en todos lados.
A los países escandinavos desde aquí no los vemos como estrellas refulgentes, sino sólo como gente vacía de espíritu con mucho dinero.
Discrepo contigo, amigo Cisne Negro.
Creo que el rasgo más definitorio de los hispánicos, especialmente de los españoles, es el autodesprecio, el pensar que somos una mierda comparados con los demás.
Claro claro, por eso en los países nórdicos hay tantos suicidios, son tan perfectos que huyendo del masoquismo español de medio pelo se autoliquidan meticulosamente.
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