Se cumplen 46 años de la muerte de Billie Holiday.
Tal día como hoy de hace 46 años la muerte se llevaba a Billie Holiday, "Lady Day", la voz más personal del jazz. A pesar de una vida marcada por las desgracias y por sus adicciones (agredida por los hombres a los que amó, enganchada a las drogas), Billie fue uno de los talentos más destacados de la época de jazz que vivió. Junto a Ella Fitzgerald, no hay otra voz como ella.
El jazz hay que escucharlo de noche, con poca luz. Sólo falta el humo y el alcohol para que la escena esté completa. Cuando uno escucha alguno de sus discos -sobre todo en ese ambiente sugerido-, tiene una especie de sentimiento de vínculo hacia Billie, como si la noche pudiera hacer a oyente y a cantante extraños confidentes, como si hubiera algo más que un cd sonando, como si hubiera algo mágico en el ambiente. La música tiene algo de esa magia, algo místico, que supongo es lo que le lleva a estar presente en la mayoría de ritos. Y la verdad es que canciones como "You´re my thrill", "Day in, day out" o la inolvidable "I can´t give you anything but love" son realmente mágicas.
Y para establecer algún vínculo intertextual, además de la autobiografía de la cantante que se publicó en Tusquets "Lady sings the blues", que no he conseguido aún, es interesante echarle un ojo a la historia "Billie Holiday" de José Muñoz y Carlos Sampayo, que recientemente ha editado Planeta en su colección BD. La verdad es que tampoco hace falta ser el "experto en jazz" que al parecer es el guionista para escribir esta historia que va dando confusos saltos en el tiempo. Personalmente creo que el relato está mal llevado, porque algunas de las líneas ubicadas en el "presente" no aportan nada a la trama (la referencia a Alack Sinner es poco más que gratuita, el periodista que "aprende" quién es Billie no es creíble) y el vistazo a la vida de Lady Day es más bien precipitado. Quizá si los autores hubieran dedicado el doble de páginas, sin tener que darse tanta prisa, y dejando cruces de tiempo, habría salido una obra magnífica. Pero el ambiente que sabe crear Muñoz con unos blancos y negros muy contrastados, así como su imaginería, son de destacar en el relato, y se agradece. Recomendada su lectura nocturna, con un disco de Lady Day puesto.
Una de estas noches, dejaos perder por uno de sus cds. Ponedlo y sentaos a disfrutarlo con las luces bajas. Qué gran placer, amigos.
Tal día como hoy de hace 46 años la muerte se llevaba a Billie Holiday, "Lady Day", la voz más personal del jazz. A pesar de una vida marcada por las desgracias y por sus adicciones (agredida por los hombres a los que amó, enganchada a las drogas), Billie fue uno de los talentos más destacados de la época de jazz que vivió. Junto a Ella Fitzgerald, no hay otra voz como ella.
El jazz hay que escucharlo de noche, con poca luz. Sólo falta el humo y el alcohol para que la escena esté completa. Cuando uno escucha alguno de sus discos -sobre todo en ese ambiente sugerido-, tiene una especie de sentimiento de vínculo hacia Billie, como si la noche pudiera hacer a oyente y a cantante extraños confidentes, como si hubiera algo más que un cd sonando, como si hubiera algo mágico en el ambiente. La música tiene algo de esa magia, algo místico, que supongo es lo que le lleva a estar presente en la mayoría de ritos. Y la verdad es que canciones como "You´re my thrill", "Day in, day out" o la inolvidable "I can´t give you anything but love" son realmente mágicas.
Y para establecer algún vínculo intertextual, además de la autobiografía de la cantante que se publicó en Tusquets "Lady sings the blues", que no he conseguido aún, es interesante echarle un ojo a la historia "Billie Holiday" de José Muñoz y Carlos Sampayo, que recientemente ha editado Planeta en su colección BD. La verdad es que tampoco hace falta ser el "experto en jazz" que al parecer es el guionista para escribir esta historia que va dando confusos saltos en el tiempo. Personalmente creo que el relato está mal llevado, porque algunas de las líneas ubicadas en el "presente" no aportan nada a la trama (la referencia a Alack Sinner es poco más que gratuita, el periodista que "aprende" quién es Billie no es creíble) y el vistazo a la vida de Lady Day es más bien precipitado. Quizá si los autores hubieran dedicado el doble de páginas, sin tener que darse tanta prisa, y dejando cruces de tiempo, habría salido una obra magnífica. Pero el ambiente que sabe crear Muñoz con unos blancos y negros muy contrastados, así como su imaginería, son de destacar en el relato, y se agradece. Recomendada su lectura nocturna, con un disco de Lady Day puesto.
Una de estas noches, dejaos perder por uno de sus cds. Ponedlo y sentaos a disfrutarlo con las luces bajas. Qué gran placer, amigos.
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