31.5.10

Las aventuras de la mano negra, imprescindible de la literatura infantil

Por una de esas venturas del azar volvió a caer en mis manos el libro de Hans Jürgen Press que en España se tradujo como Las aventuras de la mano negra, una pequeña joyita de ésas que todo niño debería leer en su momento.

Si no conocéis este libro, su argumento es muy sencillo. Se trata de un grupo de amigos que se reúne después de clase para llevar a cabo investigaciones detectivescas, incluso ayudando a la policía. La gracia del libro es que cada breve capítulo consta de texto y una ilustración a toda página que lo cierra y en la que se sugiere el enigma al lector para que trata de encontrar alguna pista en el dibujo. La solución viene dada dentro del texto del capítulo siguiente, no hay un apartado que indique claramente "respuesta", con lo que se evita que el lector pueda usar sólo las ilustraciones para jugar.

Así, el autor va hilando cuatro historias que invitan al lector a participar en el juego de pistas que se van presentando. El autor es también el ilustrador de esas inimitables viñetas llenas de detalles donde nada es lo que parece y donde el lector se sumerge para desvelar el enigma.

He vuelto a leer Aventuras de la mano negra con verdadero placer; a pesar de su indicación de lectores de más de 10 años, es uno de esos libros interesantes, bien escritos y que azuzan la inteligencia del lector de una forma mágica. Volver sobre esas ilustraciones me han devuelto esa sensación extraña, de intensidad, que tuve cuando leí el libro de niño. En la actualidad, edita el libro en España la casa Planeta-Oxford bajo la colección Camaleón. Un libro imprescindible en toda biblioteca infantil-juvenil, o en cualquiera, qué caray.

Un ejemplo de la estructura del libro.

Lost Untangled 6x17-6x18

Y última entrega de Lost Untangled correspondiente al doble capítulo final. Hemos llegado al final de la temporada y de la serie, y ahora ya sin lugar a dudas puedo decir que esta miniproducción basada en marionetas y recursos low-tech ha sido lo mejor de este último año de Lost. ¡Namaste, doctor Pierre Chang! [no ver antes del correspondiente episodio, contienen spoilers]



30.5.10

S.T.A.L.K.E.R.: Call of Pripyat, se cierra el círculo (de exclusión)

Después de haber visitado la Zona en S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl y S.T.A.L.K.E.R.: Clear Sky, tocaba completar la trilogía con S.T.A.L.K.E.R.: Call of Pripyat, el juego que, tras años después de la primera entrega, nos devolvía a la zona de exclusión nuclear para seguir investigando los misterios de las anomalías, las irradiaciones y los nefandos mutantes que pueblan esa geografía yerma y maldita.

S.T.A.L.K.E.R.: Call of Pripyat se sitúa cronológicamente tras los hechos del Shadow of Chernobyl (recordemos que la segunda entrega fue a modo de precuela), pero en esta ocasión encarnamos a un personaje diferente. Un resumen de 3djuegos:
En Call of Pripyat seremos Alexander Degtyarev, un miembro del ejército ucraniano que es enviado por su gobierno a la Zona, camuflado de S.T.A.L.K.E.R., para descubrir el secreto tras la misteriosa desaparición de cinco helicópteros en el área. Los mencionados S.T.A.L.K.E.R. son, como ya sabrán los conocedores de la saga, cazadores de fortuna que recorren la Zona en busca de artefactos únicos y con poderes especiales como único modo de sobrevivir; y nuestro protagonista deberá alternar labores de este tipo para subsistir con la desesperada búsqueda de la verdad que le ha empujado hasta el lugar.
En esta nueva entrega la principal novedad es que abandonamos el mapeado que había sido el protagonista en los dos juegos anteriores, esa Zona que los jugadores habían aprendido a odiar y amar. Localizaciones como el cordón, el vertedero, el Bosque Rojo, Yantar o la mismísima planta nuclear de Chernóbil dejan de ser los escenarios a visitar. En esta ocasión, la acción se traslada a tres mapas principales (Zatón, estación de Júpiter y alrededores, y Pripyat), que, a pesar de ser menos, son bastante extensos y muy explorables. Esta primera diferencia es en realidad algo bueno y algo malo, porque si bien está muy bien que varíen los escenarios, uno echa de menos las caminatas por esas regiones ya familiares. Ni siquiera el mapa de Pripyat, que ya aparecía en la primera parte, es el mismo en ésta. Se ha rehecho para hacerlo -o eso he leído- a escala real, con un montón de edificios y recovecos (eso sí, muchos de esos edificios no son practicables, lo que resta brillantez al conjunto.

En cuanto a las novedades del juego, éste sigue la tónica del Clear Sky. Tenemos una misión principal que podemos ir completando a la vez que van surgiendo nuevas (y numerosas submisiones). Aunque se ha dejado de lado la guerra de facciones de la entrega anterior, sólo se retoma lo que es puramente FPS survival horror en algunos momentos puntuales, cuando de nuevo debemos bajar a sótanos mal iluminados o jugarnos el pellejo en laboratorios experimentales. Una vez más, primará la combinación FPS-RPG, donde hay que hablar con los PNJs, explorar, explorar y explorar, hacer acopio de munición, armas, arreglárlas, comprar y vender...


Una vez más el apartado gráfico es el que mejor vende
Call of Pripyat. Los mapas son extensísimos, de entorno abierto, bastante variados y con un esmerado trabajo de iluminación y representación del cielo. Las noches son oscuras y cerradas, hay puestas de sol fantásticas, días nublados en que el cielo encapotado parece querer caer sobre nuestra cabeza.

Los cielos están muy bien trabajados en el juego.


La sensación de abandono y desolación sigue muy presente en el juego, pero no tanto como en anteriores ediciones. Los dos primeros mapas, Zatón y Júpiter, son principalmente campestres. El tercero, la ciudad de Pripyat, sí que impresiona por lo grande que resulta esa ciudad fantasma (aunque esté plagada de perros mutantes y otros bichejos). Un mapa que sí resulta desasosegante por la tensión que se acumula es el pasaje subterráneo que tenemos que abrir entre las bases de la fábrica de Júpiter y la ciudad de Pripyat: después de reclutar a algunos PNJs, tenemos que abrirnos paso por unos túneles contaminados y enfrentarnos a asquerosos mutantes y a tropas del Monolito. Uno de los puntos fuertes del juego.

Hay un par de enemigos nuevos, que nos pueden dar algún que otro susto: uno es la quimera, una bestia rápida y letal que sólo sale a cazar a altas horas de la noche; otro es una especie de enano mutante con poderes telekinéticos y que nos puede hacer saltar de la silla si nos pilla desprevenido.

En el apartado técnico, no hay muchos cambios. El juego es mucho más estable que sus predecesores y sólo tuve problemas al cargar por primera vez el mapa de Pripyat. El sistema de arreglo y mejora de armas y protecciones de Clear Sky sigue vigente y se ha mejorado, a la vez que los intercambios se han endurecido. Ahora, los pocos comerciantes que encontramos en el juego (tres o cuatro como mucho en todo el juego) no aceptarán armas en mal estado, con lo cual deberemos repararlas antes de venderlas. Si a eso añadimos que venden caro y compran barato, habrá que matar a un montón de gente y encontrar todos los artefactos que uno pueda si quiere hacerse con esas mejoras.

El sistema de guías se ha impuesto en esta tercera parte y ahora no podemos cambiar de mapa si no es acompañados por un guía, que nos sangrará por llevarnos allá o acullá. Incluso dentro del propio mapa nos acompañará por una cantidad de dinero algo injusta si no queremos tirarnos una cantidad considerable de tiempo -y esfuerzo- en llegar a pie. Quizá haber implementado algún que otro vehículo ligero no hubiera estado de más.

El final del juego dependerá de las decisiones que hayamos tomado durante toda la partida. La escena que cierra el juego se artícula como un "qué pasó después", con un montón de detalles de qué fue de cada uno de los PNJs que conocimos y los sitios que visitamos: sospecho que cada final, pues, puede ser sensiblemente diferente dependiendo, por ejemplo, de que submisiones hayamos cumplido o qué personajes hayan sobrevivido hasta el final.

La base de los stalkers en Zatón, un barco varado en lo que antaño fue un curso fluvial. Aquí encontraremos a comerciantes, guías y trapicheadores varios.


El centro de operaciones militar en Pripyat.
Por favor, guarde su arma antes de entrar, mayor.



Adivinad a quién encontramos al final del juego. (Click para ampliar)


En conclusión, S.T.A.L.K.E.R.: Call of Pripyat resulta un título algo diferente en la saga. Por primera vez adoptamos el papel de un militar, una facción que en los otros juegos nos había dado muchos dolores de cabeza. El argumento no es muy complicado, y es una mera excusa para ir explorando todo el escenario de pe a pa y recoger anomalías, así como entablar relaciones con los otros personajes. Aún así, me sigue dando la impresión de que en las anteriores entregas la Zona tenía una entidad más fuerte, era un territorio con una personalidad y una vida mucho más marcada, que era independiente de uno. En CoP, los territorios se me antojan algo yermos, hay que salvar enormes cantidades de terreno para ir de un lugar a otro y llega a hacerse algo lineal. La ambientación, la desolación del paraje es menor: me da la impresión de que son unos territorios de la Zona más salvajes y menos infectados por la radiación. Pripyat es un mapa fabuloso, pero el hecho de no poder entrar en la mayoría de edificios -un poco al estilo de Limansk en Clear Sky- hace que se note el efecto de "ciudad de cartón-piedra". Me ha gustado la experiencia del juego, y no sabría con cuál de los tres quedarme ahora mismo. En todo caso, otro capítulo dentro del universo S.T.A.L.K.E.R. que vale la pena visitar por su muy conseguida ambientación.

Más S.T.A.L.K.E.R. en Cisne Negro:
· S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl, el suave apocalipsis.
·
S.T.A.L.K.E.R.: Clear Sky, tras la sombra de Chernobil.

28.5.10

¿Qué hacer para ser poeta?

Rescato un post de hace un tiempo de Ramón Buenaventura que me parece brillante:
(...) Lo que más interesa a la gente joven es, claro, como dejar de aspirar a algo para ser algo. Esta chica ¡sorpréndanse! quiere ser poeta. ¿Qué consejo puedo yo dar a alguien que quiere ser poeta? Que se marque otro objetivo, desde luego ; pero, gracietas aparte, lo único que se me ocurre, ahora : para ser hay que hacer, sobre todo ; para ser poeta hay que hacer poesía, y para hacer poesía sin ridículo (el peor riesgo de los poetas, por cierto) hay que formarse. Un poeta ha de leer, porque un poeta ha de ser dueño del lenguaje, y solo leyendo se conquista el lenguaje. Leyendo qué. No sé. Todo. Desde pequeño, todo : los papeles del suelo, los rótulos, los anuncios, las indicaciones de tráfico, los mensajes de los aviones publicitarios, las pancartas, los folletos, los libros ; todas las variantes de la comunicación nos han de interesar, a los poetas, porque a todas habremos de recurrir alguna vez, en nuestra gran necesidad de transmitir al lector las experiencias trocadas en sensaciones, en sentimientos, en calmas y arrebatos, en lo que deseemos, cada vez que lo deseemos.

El texto íntegro, aquí.

27.5.10

Creía que mi padre era Dios

Sabéis que soy un gran lector de Paul Auster. A pesar de que sus últimas novelas han perdido un poco de fuelle respecto a las maravillas que nos ha entregado en el pasado, tenía ganas de leer Creía que mi padre era Dios, que en rigor no es un libro de Auster, puesto que él tan sólo se ocupa de seleccionar los relatos que en el volumen aparecen. He tardado lo mío, pero por fin lo he terminado y he de decir que ha sido una experiencia interesante y a la vez muy austeriana.

Creía que mi padre era Dios (relatos verídicos de la vida americana) es una selección de relatos enviados al programa de radio Weekend All Things Considered, en el que Auster colaboraba, como él mismo nos cuenta en el prólogo. Los oyentes los enviaban y Auster los leía en la radio. La única condición era que tenían que ser verídicos y breves. El resultado fueron unos cuatro mil relatos llegados a la redacción de la radio, que para la edición en papel tuvieron que reducirse a 179. La antología está estructurada temáticamente: relatos sobre animales, objetos, familiares, disparates, extraños, sobre la guerra, el amor, la muerte, los sueños y finalmente las meditaciones. Empieza con historias divertidas, chocantes (como la del perro que descubre la cara de su amo en una procesión del Ku Klux Klan), historias en las que el azar y las coincidencias tienen un papel vital, de esas que le gustan tanto a Auster (como las de objetos perdidos que son encontrados mucho tiempo después en condiciones increíbles), para luego tomar un cariz más serio en los relatos de guerra, de dolor y sacrificios, hasta los que tienen como eje una muerte. Finalmente, la antología se cierra con un tono más amable con historias de sueños cumplidos o curiosos, y de reflexiones sobre el valor de la vida y los seres queridos.

En 179 relatos hay espacio para todo: desde los momentos ligeros, las historias que nos sacan una sonrisa, las que hacen asomar una lágrima o las que nos dejan hechos polvo. También hay algunos superfluos, pero son los menos: sin duda, Auster realizó una titánica tarea a la hora de seleccionarlos, y el resultado es un libro de historias que no son suyas, pero que bien podrían serlo, por el estilo y la temática. Si buscáis un libro que leer poquito a poquito, degustando esas pequeñas pildoras de "vida americana" (sin duda, si hemos de creer en el elemento verídico de los relatos, toman un valor mucho más efectivo), este libro os gustará. Y si sois completistas de Auster, pero no habéis leído éste porque en realidad él no escribe nada, también os lo aconsejo. Muchas de estas anécdotas bien podrían haberle servido para una decena de novelas más (quién sabe si no lo están haciendo ya). En todo caso, un libro para disfrutar.

26.5.10

Réplica a "Hola, soy un profesor de un colegio concertado"

¿De verdad puede haber gente que se alegre de que se les baje el sueldo a los profesores funcionarios? No. Y sin embargo, me da la impresión de que alguien se ha tomado a mal el hecho de que comentara que en realidad, las cosas no están como para quejarse o mucho menos ir a la huelga. Un profesional que tiene su trabajo asegurado hasta la jubilación, en los tiempos que corren, no puede quejarse de que le congelen el sueldo o se lo reduzcan en una miseria. Sobre todo porque hay personas que hacen lo mismo por menos dinero. ¿Quiénes? Los apestados, los profesores de la concertada, ésos a los que a veces se les mira con desprecio porque quieren cobrar lo mismo por hacer el mismo trabajo que los de la escuela pública. Qué cabrones.

Los profesores de la concertada parece que somos (o nos quieren hacer) cuando conviene. Cuando se habla de antigüedad, retribuciones por 25 años, puntos por docencia en oposiciones, sueldos base... Ahí está claro que no, no podemos ser iguales. Pero, ah, ¡con la medida de recortes para los funcionarios, ahora resulta que también tendrían que afectarnos! ¿En qué quedamos?

No sabía que un comentario socarrón como el mío pudiera originar un post lleno de amargura y rencor como es el de Hola, soy profesor de un colegio concertado en Textos Deseducativos. Como me considero el culpable de la inspiración de Xoia (autora del post, la cual, para más
inri mío, lleva el nick de Patricia Lovecraft en su perfil). Así que como el origen del post es un comentario particular, voy a contestar de forma particular, explicando mi caso para que veas, Xoia, que hablas o bien desde un odioso resentimiento hacia la concertada por cuestiones estructurales (lo típico: que no opositamos, que no tenemos que chuparnos itinerancias por toda la geografía antes de estabilizarnos...), o desde un vergonzate desconocimiento, que te hace caer en clichés, a cada cual más neoprogre y falseado. Voy a contar en qué circunstancias trabajo yo, incluso cayendo en aclaraciones que no tendría por qué hacer, porque considero que un comentario de dos líneas (ácido, sí; irónico, también; pero no insultante) no es para cargar las tintas y soltar toda esa bilis en contra de un grupo que forma parte del mismo conjunto de profesionales.

Primera aclaración que no tendría por qué hacer: no tengo nada contra la escuela pública. Creo en su modelo. Trabajo en la concertada por las vueltas que da la vida. Tengo muchos amigos en la escuela pública, buenos compañeros de facultad que sé que estarán haciendo un trabajo maravilloso con sus alumnos. ¿Envidio su jornada completa de menos horas o su nómina más abultada? Podría, pero no lo hago por las circunstancias personales en las que trabajo. Ya me explicaré.

Así que vamos por partes:
Hola, soy profesor de un colegio concertado. No soy religioso y en realidad estoy en total desacuerdo con muchas ideas de la iglesia católica, pero soy profesor de un colegio de monjitas y debo decirle a la madre superiora “amén, Jesús” una y otra vez para conservar mi puesto. No soy religioso, pero me trago mis principios y soy profesor en un colegio de monjitas.


Soy una persona con inquietudes espirituales. Para mí quedan cuáles sean, si profeso una religión y si es así, cuál es. El centro en el que trabajo nunca me han preguntado cuáles son mis convicciones, entre otras cosas porque quizá eso vulneraría los derechos de libertad religiosa. No tengo que tragar con mis principios porque resulta que mis principios y los del centro tienen puntos en común que podemos promover y reforzar. Sí, mi centro pertenece a la Iglesia, pero no lo dirige una madre superiora. Ésta es la primera de las muchas ideas preconcebidas que ofuscan el corrosivo texto de Xoia. Mi centro tiene un ideario cristiano, sí, pero no pasamos el rosario cada mañana ni tenemos crucifijos en cada clase y en cada pasillo. Las profesoras no van con hábito; ni siquiera son monjas. Ni tan siquiera tenemos un profesor de religión que les diga que ser cristiano consiste en ir mucho a misa. Bienvenida al siglo XXI, Xoia.

Tenía una novia y me tuve que casar con ella por la iglesia, pese a que ella habría preferido no casarse o hacerlo por el juzgado.

En mi centro nunca me han preguntado por mi vida sentimental, y mucho menos por mi orientación sexual. Y cuando quiera marcar un compromiso con mi pareja, lo haré como me dé la gana, y seguiré trabajando igualmente en el colegio como lo he hecho hasta el momento.

Antes no iba nunca a misa, pero ahora voy todas las semanas a la eucaristía del cole, y además ayudo a las monjitas en su preparación y comento el cura lo acertado de su edificante sermón al acabar. Antes nunca iba a misa, pero ahora soy profesor de un colegio concertado, las monjitas me han hecho ver lo equivocado que estaba cuando no iba a misa.

De nuevo las mismas ideas retrógradas (viniendo de alguien de izquierdas resultan curiosas) que no se ajustan a la realidad en lo más mínimo. Nadie me ha pedido nunca que vaya a misa todas las semanas y menos indicarme qué ideas son mejores para mi vida. Xoia... ¿tuviste que ir a un colegio de curas cuando eras pequeña, verdad? ¿Uno del Opus? ¿Es por eso que hay tanto resentimiento? Yo no fui a uno, sino a dos colegios concertados de la Iglesia, y he madurado de forma normal, sin acumular odios irracionales, con mis propias ideas, ideas que quizá están más lejos de la Iglesia de lo que estés pensando. Soy un producto de la escuela concertada y éxitos profesionales aparte considero que tengo unos valores y una filosofía válida para la vida. En qué grado esos años de formación son responsables, eso es otra discusión, pero algo tendrán que ver.

En mi colegio hay más o menos los mismos problemas de indisciplina -falta de respeto de los alumnos y los padres hacia mi labor, falta de nivel, etc- que en un instituto público, pero las monjitas, que son muy buenas y muy amables con los papás, se encargan de que eso no se sepa

En mi colegio hay pocos problemas de indisciplina, hay que reconocerlo. Es un centro pequeño y bastante tranquilo en ese sentido. Tenemos a los alumnos muy marcados, y conviven con nosotros muchos años, así que los nexos que se establecen entre familia y centro suelen ser fuertes. No los consentimos: buscamos la disciplina, el respeto y la tolerancia. No son alumnos de pitiminí, si eso lo que te figuras. Estamos en un barrio con una amplia población inmigrante, cada vez más numerosa. Tenemos muchos alumnos de la Europa del este y Sudamérica. Son alumnos que vienen por Escolarización y a los que no podemos negar la plaza si la tenemos libre. Que esto quede bien claro. No elegimos a nuestros alumnos, como quizá alguien haya supuesto. Trabajamos con lo que tenemos.

El nivel de los alumnos baja en picado a medida que pasan los cursos, pero no puedo exigirles todo lo que me gustaría. Las monjitas, que son unas señoras muy listas y muy amables, saben que los papás quieren que sus hijitos aprueben. Por ello me presionan en las sesiones de evaluación para que incremente el número de aprobados, y yo se lo agradezco, pues lo hacen suavemente, casi ni lo noto, y además lo hacen por mi bien. Las monjitas saben que si apruebo a muchos alumnos, los papás estarán contentos y yo tendré mi puesto asegurado.

En mi centro trabajamos para que el nivel cada año suba. No falseamos notas, no inflamos boletines a aquellos que se marchan a hacer el bachillerato, no nos engañamos a nosotros mismos. No tenemos que responder ante padres airados que quieren que sus hijos aprueben. Nos debemos a nuestro trabajo y a nuestra manera de ver las cosas. Si al final del año no hemos conseguido nuestro objetivo, lo volvemos a intentar al año siguiente. Sí, tendremos deficiencias en algunas áreas, pero cuando los alumnos que cursan bachillerato vuelven y nos dicen que gracias a nosotros tienen la base que necesitan, sabemos que lo estábamos haciendo bien.

Me presento a las oposiciones una y otra vez, pero no consigo aprobarlas. Dicen que en la pública no hay monjitas, que allí puedo ser yo mismo y no tengo que fingir, que allí puedo tener independencia de criterio en mi vida personal y a nivel profesional. Por eso me presento todos los años a las oposiciones. Y las monjitas lo saben, pero no me lo reprochan, igual que yo tampoco les digo a ellas que me gustaría ser libre. Ellas me mantienen en el puesto y me dejan que oposite porque saben que no es tan fácil que yo llegue a irme del colegio, saben que aprobar una oposición es muy duro y necesitaría mucho tiempo para prepararla. Así que procuran mantenerme siempre ocupado y me sobrecargan con miles de tareas de todo tipo a las que yo nunca me niego. Sé que así nunca llegaré a ser funcionario, pero lo sigo intentando.

Uno de los grandes problemas tradicionales de la enseñanza concertada es la perenne "fuga de cerebros" hacia la pública. De eso se habla poco, y es un inconveniente más para la enseñanza concertada (directamente relacionado con las desequivalencias económicas). Mantener una determinada plantilla de profesores estable puede convertirse en algo muy difícil si éstos están pensando en dejar esa plaza al poco para opositar, o simplemente porque les llaman de las listas de interinos. En muchas ocasiones la enseñanza concertada es una especie de trampolín o campo de pruebas para los profesores interinos, que aguardan su oportunidad para medrar profesionalmente en la pública. En mi centro hemos tenido a tres profesoras de inglés en un mismo curso por este motivo. Yo mismo cubrí una baja por interinaje de una chica que a su vez estaba haciendo lo mismo. Yo no quiero ser funcionario. La gente a menudo me pregunta, ¿y por qué no haces oposiciones, hombre? Trabajarás menos y cobrarás más. El problema es que, en la vida, no todo es cuestión de dinero. Yo trabajo en un ambiente propicio, con un grupo de profesores pequeño y bien avenido, todos con las mismas metas, con una dirección que nos cuida y es consciente de la importancia del trabajo en equipo, con unos alumnos de los que ya he hablado antes... ¿Por qué debería hacer oposiciones? ¿Ser yo mismo? Ya lo soy en cada clase que doy.

Cobro un poco menos que los profesores funcionarios y doy alguna hora más de clase. Pero eso cada vez importa menos, pues a los profesores funcionarios cada vez les ponen más horas de clase y de reuniones, así que ya casi estamos igual. Y la diferencia en el salario es mínima. Incluso puede que ahora estemos ya equiparados, pues a ellos les van a recortar la nómina y a mí no.

Ese "un poco menos" con los complementos y el tiempo va haciéndose cada vez más grande... No entremos en quién trabaja más y quién menos... En la concertada también hay horas complementarias, horas de refuerzo, toda clase de papeleo burocrático, montones de informes que hacer, adaptaciones curriculares, programaciones que completar, pruebas de diagnóstico que pasar y corregir, reuniones de etapa a las que asistir, además de todo tipo de reuniones añadidas: proyectos lingüísticos, comisiones de convivencia, programas de calidad... Además, nuestro centro pasa por dos auditorías cada año que afectan a todo el personal docente. Que cada cual vea si cumple con ello o no.

Los políticos me defienden y me dan prestigio y se van a encargar de que con el tiempo yo gane más dinero que los funcionarios. Porque es justo que les quiten el dinero a ellos y me lo den a mí, ya lo verán, tarde o temprano lo conseguiré.

La concertada no aspira a cobrar más que la pública, ¡por Dios! En todo caso, a la igualación. Una igualación que siempre será a la baja y que tenemos claro -incluso desde los sindicatos más batalladores- que nunca se dará al 100%. Cosa -la no igualación- que, además, considero justa, dados los méritos que tienen que hacerse en la enseñanza pública.

El resto del post de Xoia no merece más contestación por mi parte porque son una sarta de tópicos y afirmaciones descabelladas (dentro de la ironía que usa todo el texto) que caen por sí solas (" Y a veces [los funcionarios] se pasan varios años fuera hasta poder volver, y sólo ven a sus parejas y a sus hijos en vacaciones y en los puentes."), una patochada ridícula que se desacredita ella misma. Una visión deformada de la realidad que se basa en ver la escuela concertada como el coto de caza de un sector religioso furibundo (casi de una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere, como diría Valle-Inclán) y de un profesorado trepa y vago que, encima, reclama más dinero por su ineptitud estabilizada a dedo. No sé si hago bien contestando a título personal un post como ése (después de todo, ella dice que la entrada va dedicada a aquellos que se alegran de que a los funcionarios se les baje el sueldo, que no es mi caso). Quisiera con este post, no abrir la caja de los truenos y una batalla de comentarios encolerizados por parte de unos y otros. Pienso que, como en todo, en ambos colectivos hay personas, equipos o centros, que trabajarán fantásticamente, creyendo en lo que hacen, dándolo todo cada día en lo más importante, la educación de nuestros alumnos, y los habrá también dejados, abúlicos, cansados de su labor docente, chupópteros calientasillas que lo único que hacen es perjudicar al resto. Pero repito, eso pasa en todos los colectivos. Vayamos todos juntos: hay diferencias entre nosotros, diferencias que a veces nos hacen parecer sectarios, pero todos trabajamos encaminados a un mismo fin. Vamos a intentar perseguir esa meta y no ofuscarnos por detalles que nos distancian. Yo el primero.

Lost Untangled 6x16

Y una nueva entrega del Lost Untangled, correspondiente al capítulo 6x16, What they died for [no ver antes del correspondiente episodio, contienen spoilers]:



21.5.10

Reseñas extremas mínimas (VIII)

Se me acumulan los discos que quería nombrar brevemente, aunque sólo sea como un recordatorio personal. Así que vamos al turrón. En esta ocasión, he de volver a agradecer al autor de The Inevitable Nose sus estimulantes reseñas musicales que han hecho que llegue a estos (u otros) discos. Puede que no coincidamos en alguna ocasión, pero su criterio y su forma de expresarlo es muy a tener en cuenta.

· The Order of Apollyon - The Flesh (2010). Un nuevo proyecto de miembros de Cradle of Filth, Akercocke y Aborted que consiste en un black/death metal arrollador y sin concesiones, rápido y brutal. Lo que llama la atención de The Order of Apollyon es que sus temas tienen una especie de trasfondo religioso, en la que se ha sustituido la adoración satánica típica por la de Dios. Vamos, que en su música es Dios el que representa al Mal. Lo dicho: un disco grabado por músicos con una gran experiencia en el metal extremo, y que suena como una apisonadora. Destacaré el tema Word, con una batería disparada y un ritmo que lleva al paroxismo. Podéis escuchar el disco en Spotify.


· The Ocean - Heliocentric (2010). Para nada habría pensado que un grupo como The Ocean, a los que vi tocar hace más de un año en su gira con Cynic y Opeth, y cuyo estilo era cercano al postmetal y al hardcore, se desmarcaran de toda su obra anterior y crearan este Heliocentric. Si alguien había oído su anterior Precambrian, se dará de bruces con este disco, porque prácticamente no tienen nada que ver- Para empezar, el vocalista. En el nuevo trabajo el grupo apuesta por las voces limpias de Loic Rossetti, aunque acertadamente también las combina ocasionalmente con algunos gritos herederos de la anterior trayectoria de la banda. En el disco, cuyo tema desde el título se anuncia en relación a las teorías del sistema solar, ahora predominan los sonidos progresivos, más jazz, quizá algo de postrock... Sin duda, toda una sorpresa de disco, que ha levantado una agria polémica entre los aficionados al grupo. Un disco para descubrir sin prejuicios sobre tendencias que deban seguir los grupos en sus carreras. Destacaré temas como Shamayim o The First Commandment of the Luminaries.


· Godsmack - The Oracle (2010). Se había hecho esperar el nuevo disco de Godsmack, después de que su anterior disco de estudio, el IV, databa de 2007 y pasó sin más pena que gloria. Ahora, la banda de Sully Erna edita este The Oracle, una entrega más de esta especie de grunge/nu metal que practica Godsmack. Quiero decir con esto que no hay variaciones en el trabajo de la banda: suena como siempre. Supongo que eso no tiene por qué ser malo; al fin y al cabo, como he leído por ahí, AC/DC lo llevan haciendo treinta años y nadie se ha quejado. Guitarras poderosas, riffs brutales, y la peculiar forma de arrastrar la voz que tiene Sully -influencia directa del difunto Layne Staley-... en fin, nada nuevo bajo el sol. ¿Bueno, pegadizo? Sí, si te gusta el estilo o el grupo. ¿Original? En absoluto. Me quedo con el tema Love-Hate-Sex-Pain.


· Barren Earth - Curse of the Red River (2010). Dejo para el final el disco que más me ha sorprendido. Barren Earth es un proyecto en el que están metidos algunos de los miembros formadores de Amorphis, amén de otros músicos de Swallow the Sun, Kreator y Moonsorrow. Se trata de un grupo de progressive death metal que se dio a conocer con el EP Our Twilight y que ahora ha editado su primer largo, Curse of the Red River. En las palabras del blog The Inevitable Nose,
"With Opeth sounding like Opeth while managing to sound utterly different with every release, Barren Earth sound like Opeth trying to not sound like Opeth."
Quizá es una buena forma de definirlos, aunque eso no quiere decir que nos encontremos ante una nueva copia de la banda del señor Akerfeldt. A veces sonando de forma más progresiva, a veces con guturales plenamente death metal, con pasajes acústicos de gran belleza, con teclados que a veces recuerdan al folk metal de otros grupos nórdicos, Barren Earth ha conseguido una mezcla que los hace sonar diferente. Pero lo importante, como en el caso de los Apollyon, es el buen hacer de estos músicos. Canciones como Fornlorn Waves -con un regusto a los Amorphis de Tuonela palpable- o Flicker -con una introducción que parece sacada del My arms your hearse de Opeth- lo demuestran. Un discazo, la verdad. Este sí podéis escucharlo íntegramente en Spotify.

20.5.10

Lost Untangled 6x14 y 6x15

Y una nueva entrega del Lost Untangled, esta vez doble -por retrasos-, correspondiente a los capítulos 6x14: The Candidate y 6x15: Across the Sea [no ver antes del correspondiente episodio, contienen spoilers]:





19.5.10

Excursiones Cisne Negro: Puig Major y Cúber

(Mapa de la ruta. Click para ampliar)

La semana pasada fuimos de excursión con el colegio al punto más alto de la isla, el Puig Major, de 1.445 metros de altitud, situado en la Serra de Tramuntana, en la zona noreste de la isla. El Puig Major está ocupado actualmente por unas instalaciones militares que controlan el radar de comunicaciones que también da servicio a la aviación civil. En nuestra excursión también visitaríamos las instalaciones y el radar.

La ruta en rosa fue la que seguimos, desde lo alto del Puig Major.
En el fondo del valle está la base militar; más abajo, el Cúber.



Para llegar al Puig Major fuimos por la carretera de Sóller y atravesamos el túnel, para después subir hacia la montaña. En la base militar de Son Torrella, la EVA7, nos explicaron qué hacen ahí y de qué se encarga el radar de arriba. Luego subimos al pico a ver las instalaciones que hay en la cima. A los chavales les gustó especialmente observar de cerca cómo funciona un radar de verdad.

Lástima que el día, a pesar de hacer bueno, estuvo nublado en la parte de arriba y no pudimos ver las vistas que hay desde el punto más alto de la isla.

En la zona militar no nos dejaron hacer fotos de sus edificios -cuestión de protocolo antiespías, supongo-, pero desde el bus hicimos ésta:
Cuando hubo terminado la visita didáctica, bajamos al embalse de Cúber, que está a los pies del Puig Major. Junto con el embalse del Gorg Blau, el Cúber abastece de agua Palma y sus alrededores. Una vez allí, lo rodeamos a pie y comimos cerca de un refugio que hay en uno de sus extremos.

El embalse estaba en su máxima capacidad; en sus orillas se veían árboles anegados por su base. Este año ha llovido mucho.


Los chavales se lo pasaron bien intentando hacer rebotar piedras en la superficie del agua o campeando a sus anchas por el abrupto terreno. También vimos grupos de turistas que hacían la ruta con sus "palos nórdicos", la última moda en el mundo del senderismo.

Gozamos de un buen día y del fresquito de la Serra de Tramuntana. Fue una excursión deliciosa y os la recomiendo: la zona Norte es otra Mallorca, más bella incluso que la habitual estampa turística que se tiene de nuestra tierra.

16.5.10

Se nos ha ido Ronnie James Dio

Vaya año llevamos... No hace mucho fallecía Peter Steele y ahora nos acaba de dejar Ronnie James Dio, cantante de Black Sabbath, Heaven & Hell, su propia banda, creador del símbolo universal del heavy metal (la señal de los cuernos) y voz extraordinaria que deja tras de sí decenas de verdaderos himnos del hard rock.

Informa Metal Hammer:
After initial rumours were dismissed earlier today, Metal Hammer is devastated to report that Ronnie James Dio has passed away. Metal Hammer and the world of heavy metal are in mourning after learning that the legendary Ronnie James Dio has passed away after losing his battle with stomach cancer.

In a statement from his wife and manager, Wendy Dio has said the following: “Today my heart is broken, Ronnie passed away at 7:45 a.m. [on Sunday] 16th May. Many, many friends and family were able to say their private goodbyes before he peacefully passed away.

“Ronnie knew how much he was loved by all.
“We so appreciate the love and support that you have all given us.
“Please give us a few days of privacy to deal with this terrible loss.
“Please know he loved you all and his music will live on forever.”

The iconic Black Sabbath, Rainbow, Dio and Heaven & Hell vocalist will forever be held in the highest of regards by all fans of rock and metal.

Our thoughts and sincerest condolences go out to Wendy Dio, his family, his bandmates and all who were lucky enough to know a man who will always be known as one of the finest rock singers of our time and one of the most well-loved characters in the history of rock music.


Se va uno de los más grandes del mundo del metal. De él al menos puedo decir que lo vi en directo hace unos años en un -¿milagroso?- concierto en Palma, donde lo dio todo de sí y donde pude comprobar que su voz seguía en forma aún con más de cincuenta y pico años a su espalda. Recientemente, tras su delicado estado de salud al haber sufrido un cáncer, había vuelto a los escenarios y en los siguientes meses había proyectada una gira de Heaven & Hell, que pasaba por España y que ha sido suspendida.



¡Hasta siempre, caballero de neón!

14.5.10

Discos que adoro (V): The Gathering - How to Measure a Planet


Retomando la serie de posts Discos que adoro, no puedo evitar dedicarle una entrada al que considero el mejor disco de The Gathering. Sí, desde la entrada de Anneke Van Giersbergen a la banda todos los álbums que grabaron son excelentes. Hay quien se queda con su primera época (Mandylion, Nighttime birds), o a algunos les gustará más sus últimos discos (Home, Souvenirs, o incluso la nueva etapa sin Anneke), pero yo me quedo definitivamente con How to Measure a Planet, disco que publicaron a través de Century Media en 1998.

The Gathering empezaba a dejar de lado el doom metal de sus inicios o el gothic metal que había caracterizado sus primeros discos grabados con Anneke (los anteriores ni siquiera merecen ser escuchados), para adentrarse en terrenos totalmente personales. Nighttime birds (1997) es un buen disco, de eso no hay duda, pero es muy, muy triste, se hace difícil escucharlo de forma habitual. En cambio, How to Measure... es distinto. También hay tristeza en algunas de sus canciones, pero no es destructiva, es más bien esa nostalgia que a veces se apodera de nuestro corazón, es la memoria evocada con melancolía... The Gathering había cambiado sus referentes más metálicos para dar un giro más electrónico -o incluso pop hasta cierto punto- a su sonido: de las entrevistas de esa época se desprenden influencias como Elbow (grupo bastante desconocido, pero del que Coldplay debe bastante), Godspeed you!Black Emperor o Portishead. No hace falta más que arrancar el disco y comprobar como éste se inicia con Frail, una canción lenta y atmosférica que nos indica por dónde irá el álbum. Los toques más movidos los ponen canciones como Great Ocean Road o Liberty Bell, pero la tónica general del disco son canciones reposadas, como una de mis favoritas, My Electricity, de la que aquí tenéis el videoclip:



El segundo cd que compone el álbum es una continuación natural del primero, pero me gusta pensar que, en la metáfora de viaje espacial que usa todo el disco -el título, las letras, el arte interior del cd, el vídeo de Liberty Bell (ver aquí)- este segundo disco es el despegue definitivo de la nave que nos transporta junto con el grupo... Desde esas miles and miles I run de Probably built in the fifties arranca ese viaje a las estrellas que es la última pista del disco, How to Measure a Planet, casi treinta minutos con unos The Gathering en clave de postrock que nos plantan dentro de la cabina espacial: como si cada vez estuviéramos más lejos de la tierra, la canción va abandonando su cuerpo para convertirse en puro ambient. De veras que hay que ser unos genios para firmar este disco.

Teclados experimentales y atmosféricos en The Big Sleep, letras llenas de emoción contenida (el inicio de My Electricity, I sent your name / up in to the sky / and the wind blows back in to my face; o cuando en Travel dice I wish I knew you / Your fit of insanity makes me sad; o cuando en Illuminating dice Illuminating is what we are / when we will be / on the stars; o cuando en Probably built in the fifties dice I trust speed / until I have no need / to run anymore)... y podríamos seguir durante horas escribiendo maravillas de lo emocionante que resulta escuchar este disco. Pasa el tiempo y sólo crece mi admiración por él, por la belleza triste que desprende, por lo evocador que resulta...


How to measure... es una obra maestra de principio a fin. Uno de esos discos que vale la pena escuchar con los auriculares en una habitación a oscuras, para dejarse llevar por el viaje que propone, para prestar atención a todas las finas capas de instrumentos de cada pista, para caer cautivado por el mesmerismo de la voz de Anneke... Un disco (y un grupo) que durante mucho tiempo he tenido vedado por razones sentimentales, pero que debo reverenciar aquí.

Century Media editó el álbum en un doble cd; es de esperar -visto el plan de reediciones que la discográfica sigue con los títulos que TG editó con ella- que en algún momento haya una nueva edición con extras de este disco. Lo podéis escuchar íntegramente en Spotify. Aquí una imagen de mi copia, firmada por el grupo (gracias a R.):

Con anterioridad:
I (años 70): Led Zeppelin - Physical Graffitti.
II (años 80): Thin Lizzy - Thunder and Lightning.
III (años 90): Alice in Chains - Dirt.
IV (años 00): Therion - Deggial.

12.5.10

Fallece Antonio Ozores

Nos ha dejado Antonio Ozores, actor, director, escritor y genial humorista. Maestro de toda una generación, su humor absurdo y jardielesco fue la marca de la casa que durante muchos años nos hizo desternillarnos. Él se va, pero quedan las risas que nos provocó. Descanse en paz.




Antonio Ozores pertenecía a una saga de actores entre los que se encuentran su hermano Mariano Ozores, director, y su hija Emma, actriz. Ozores debutó en el cine en 1950 con El último caballo. El actor continuaba en activo hasta poco antes de su fallecimiento porque según él, "siempre hará falta un señor mayor en una película". Su última aparición en la gran pantalla fue en 1993, con Pelotazo nacional. Su último trabajo fue para la obra teatral El último que apague la luz, con su hija Emma.

Dark Tranquillity - Shadow in Our Blood

Este fin de semana hemos estado en Barcelona por motivo del Saló del Cómic. Bart me ha regalado el último cd de Dark Tranquillity (gràcies, tio!), y quería compartir con vosotros el video de la canción con que se abre el disco, Shadow in Our Blood: melodic death metal en su mejor expresión. Qué manera de abrir un álbum, qué caña. Aquí lo tenéis:

11.5.10

El postpunk, esta semana en Canal 33

"Benvinguts als anys 80" (1r capítol): Postpunk i new wave alemanya

La música, i la cultura pop en general viuen sota la influència d’un dels revivals més intensos que s’han conegut mai. Ja fa anys que tornen els anys 80. Però tornen per molts fronts diferents: perquè la dècada dels 80 van ser, en realitat, moltes dècades al mateix temps: la dels supervendes del pop, però també la del naixement hip hop, la de la música industrial o la década de la música electrònica de ball i del pop sintètic.

Siouxsie, reina després del punk.

Sputnik estrena la sèrie “Benvinguts als anys 80”, que recorre tots aquests fenòmens musicals i arrenca amb un capítol dedicat a la música que va néixer de les cendres del punk.

Bandes tan diverses com Wire, Devo, Siouxsie and the Banshees, Gang of Four o els alemanys DAF van donar la volta a la màxima dels Sex Pistols -“no future”- per construir un nou llenguatge musical i, sobretot, per expressar un punt de vista crític amb la cultura del seu temps. Neix el postpunk.

El documental s'emetrà dimecres 12 a les 23.30h. al Canal 33.

Aquest programa es reemetrà dissabte 15 a les 10.30h. al Canal 33 i estarà disponible en streaming a la web durant els set dies posteriors a la seva emissió.

Lecturas obligatorias, cómics y fobias al papel

Entre los profesores de Literatura siempre planea de fondo la vieja cuestión de si leer clásicos en clase o no. Es un debate antiguo y espinoso. Visto el percal con el que nos encontramos actualmente, quizá deberíamos preocuparnos simplemente de si leen o no, pero eso es otra historia. Mientras en Textos deseducativos vuelven sobre el tema en el artículo Seleccionando lecturas, en el que la autora confiesa que entre la postura purista y no purista hay demasiados tonos de grises como para que la solución sea fácil (aunque termine el post patinando considerablemente cuando dice que "El único disparate es que mi alumno de 1º de Bachillerato se niegue a leer El Quijote si no es en el cómic que le regalaron cuando era pequeño por su cumpleaños"), en A pie de aula, Lu se queja de los nuevos planes de lo que llama Turboliteratura en bachillerato y su completo sinsentido. Este post me ha llevado a un artículo de Rosa Montero en El País que me parece absolutamente brillante por cuanto comparto palabra por palabra lo que ella dice en él. Algunos clásicos deberían ser puntos de llegada y no de salida, y el hacer leer La celestina de forma obligatoria a los dieciséis conlleva un alto de riesgo de incitar a la fobia a la lectura más recalcitrante posible, en vez de a la pasión. Os lo copio aquí los fragmentos más destacados:
Para empezar por el principio: siempre me ha parecido una barbaridad obligar a los adolescentes a leer el Quijote. Y no sólo eso: la enseñanza de la literatura en la educación secundaria española es un completo disparate. Por ejemplo, en 3º de la ESO (catorce años) tienen que estudiar el periodo comprendido entre la Edad Media y el siglo XVIII. Chavales que no han leído jamás una novela por propio placer y que no han descubierto todavía que entre las páginas de un libro cabe el Universo, tienen que tragarse por narices el Mio Cid, que no sé si ustedes lo recuerdan o lo han leído, pero que desde luego es considerablemente espeso. “Con el agravante de que los programas de Historia y de Literatura no están coordinados, de manera que se les habla de épocas que ni siquiera han estudiado antes, lo que genera situaciones entre absurdas y grotescas”, dice Fernando López, un joven dramaturgo y narrador (...) que además lleva cuatro años dando clases de literatura en un instituto.

Hace unos días mantuve con Fernando una larga, instructiva y llorosa conversación: (...) Porque además entre estos chicos y chicas que tienen que leer literatura medieval a los catorce años hay numerosos emigrantes con grandes dificultades para hablar en español correctamente. Me imagino que para ellos sumergirse en el Cid debe de ser como aterrizar en Marte. Claro que a los españoles veteranos no les va mucho mejor, porque tampoco entienden una palabra del lenguaje y porque les importa un pimiento ese mundo tan raro y tan ajeno. Por otro lado, los planes de estudio están tan apretados y tan concentrados en cosas como la morfología y la sintaxis que los profesores que quieren dar otros contenidos y recomendar además otras lecturas no tienen casi espacio para moverse. Y encima se ven obligados a luchar contra la burricie de las familias: “Aunque sólo llevo cuatro años dando clase, ya ha venido algún padre indignado a preguntarme por qué su hijo pierde el tiempo leyendo cuando debería estar estudiando”, dice Fernando.

Luego entramos en el Bachillerato y la cosa sigue empeorando. Porque ahí, a los 17 y 18 años, es cuando se tienen que meter entre pecho y espalda el Quijote y La Celestina, dos textos verdaderamente maravillosos pero dificilísimos de digerir a esa edad. Los clásicos son una estación de llegada, no de partida. Hace falta haber leído y haber vivido bastante para poder gozarlos. La obligatoriedad de estas lecturas sólo convierte esas joyas en un muermo espantable, en un plúmbeo recuerdo que será una losa para toda la vida. Para peor, además, existe el general y apabullante consenso de que esos textos son lo mejor de la literatura española. De manera que a los chavales les dicen que se van a leer lo mejor de nuestra literatura y luego les obligan a meterse en vena esos ladrillos. Con lo cual, como señala Fernando agudamente, no es de extrañar que el pequeño porcentaje de muchachos que, a pesar de este tratamiento de shock, desarrollan un amor por la lectura, huyan todos en tropel despavoridos a leer a los autores extranjeros, y que den por sentado que los españoles somos unos pestiños y escribimos de cosas que no guardan relación alguna con sus vidas. En fin, me pregunto quiénes son los responsables de estos planes de estudio demenciales. Y me respondo: gente que no lee y que no ama los libros. De otro modo no se entiende semejante empecinamiento en la catástrofe.

¿Qué opinan ustedes?

10.5.10

Cuando un alumno vuela alto (actualizado)

Ser profesor en Secundaria es duro. Vale, más duro es picar piedra o limpiar retretes públicos. Pero es una de esos trabajos en los que la vocación se convierte en algo importante, en la diferencia entre un abandono precoz y la acumulación de sexenios. En mi caso, pese a que siempre me ha gustado dar clases (he dado repasos desde los 17), no tuve claro que me quería dedicar a ello hasta que se convirtió en mi rutina diaria. Porque el trabajo de profesor, aunque tenga momentos arduos y difíciles, aunque esté lleno de frustraciones y trabas -cada vez más numerosas- burocráticas, tiene algo que sólo pueden dar los empleos en los que hay tanto de relaciones humanas y de implicación entre personas. En mi caso, soy profesor de Secundaria en un colegio que no tiene Bachillerato. Como siempre digo, nuestra labor es la de plantar una semilla en el interior de nuestros alumnos, pero cuyo fruto ya no veremos nosotros. Se abrirá más tarde, cuando se lancen a la vida real, al mundo, y entonces sabrán -sólo ellos, no nosotros- si lo que les intentamos inculcar -no sólo de materias, sino enseñanzas, principios y valores- ha echado alguna raíz.
Siempre es agradable volver a ver a alumnos que ya han llegado a la universidad, o ya trabajan, a los que las cosas han ido bien. Aquellos cuyo futuro uno ya entreveía, a juzgar por la materia prima de la que disponía entonces. Personitas que han dejado de serlo par convertirse en adultos, que han tomado ya su propio camino en la vida. Que te comentan qué les pareció su paso por tu etapa, que las cosas se complicaron después, pero que supieron hacerles frente. Algunos, incluso, te confiesan que algo aprendieron. O (glups) que echan de menos tus clases. Perdonad que me emocione, pero para un profesor no puede haber mejor recompensa.
Todo este tochazo viene porque quiero compartir con vosotros el siguiente video. Quiero que veáis a Clara Soley, una chica de Palma que estudió con nosotros en La Immaculada y que después de Secundaria marchó a seguir sus estudios de Danza en el State Opera de Viena. El mismo centro la seleccionó para participar el concurso de danza internacional de Lausanne. Clara ya no es una bailarina en ciernes, es toda una artista de la danza cuyo futuro tiene unas grandes probabilidades para el éxito más clamoroso. Cierto que su carrera ya no tiene nada que ver con mi asignatura, pero es todo un placer, y también un orgullo, ser testigo de esas raras ocasiones en las que una alumna vuela tan alto. Desde aquí quiero desearle todo lo mejor.



Actualización: En el número del 9 de mayo de 2010 del Magazine, correspondiente al pasado fin de semana, aparece una pequeña mención a Clara en una sección llamada Jóvenes extraordinarios, también disponible en versión digital. Click para ampliar:

9.5.10

La educación está empedrada de buenas intenciones

En Machacas acabo de ver este trailer de algo llamado La educación prohibida:




Muy bonito todo lo que nos dicen de cooperación, afecto, ser felices, que si uno habla y otros escuchan. Me da la impresión de que, de nuevo, algunos hablan -y proponen- sin conocer. ¿No os suena todo este rollo lleno de buenas intenciones, de cambio de paradigma en la educación, de que lo importante es que sean seres humanos, etc.? No me lo trago. Como documental, será muy bonito, pero a la larga poner en práctica hasta los últimos extremos estas doctrinas supondría (ya está pasando de hecho) que cada año terminarían su educación alumnos que supuestamente han aprendido más cosas sobre valores, trabajo en grupo, etc. (tengo mis reticencias), pero en cambio no saben dónde va una g o una j, no son capaces de entender una leyenda de Bécquer o no pueden poner en marcha el pensamiento simbólico a la hora de leer un poema. La educación, como el camino al infierno, está empedrada de buenas intenciones.

7.5.10

Callejeros Viajeros: Metro 2033



Imitando el estilo de moda de los programas de Callejeros, alguien se ha currado un montaje con las imágenes del videojuego Metro 2033, que se desarrolla en un futuro apocalíptico-postnuclear en el metro de Moscú. [Visto en Machacas y becarios]

3.5.10

Teorías de comportamiento de masas, metal y obsesiones

Este enlace lo podría haber puesto en el anterior post, pero he considerado que la reflexión que hace su autor podría dar más de sí que una breve referencia entre otros enlaces. En el blog The Inevitable Nose, bitácora de crítica musical que ya he citado alguna vez, su autor, Alex, se hace eco de la teoría de la larga cola en economía aplicada al mundo de la música. Mis conocimientos de teoría económica son nulos, y puede que mi inglés especializado sea regular, pero intentaré analizar lo que el post A long tail of a critical discrepancy explica.

Por lo que parece, afirma el autor,
Music sales are showing a higher propensity to the more popular tracks/artists than they did 5 years ago. (...) What’s even more depressing is that there’s evidence in the movie and book worlds higher selling items often get better reviews, even when they suck.
Así pues, a pesar de lo que ha supuesto internet para la difusión de nuevos productos culturales, la tendencia es que los productos ya conocidos, lo son aún más y centran más la atención de los medios que los menos conocidos.

Y aquí, se cita a William McPhee, que en su obra Teorías formales del comportamiento de masas (1963) notó que
A disproportionate share of the audience for a hit was made up of people who consumed few products of that type. (...) A lot of the people who read a bestselling novel, for example, do not read much other fiction. By contrast, the audience for an obscure novel is largely composed of people who read a lot. That means the least popular books are judged by people who have the highest standards, while the most popular are judged by people who literally do not know any better.
Y se pone el ejemplo de que un lector norteamericano que apenas lee un libro al año tiene muchas posibilidades de que haya escogido el último best seller de Dan Brown como esa única lectura.


Como siempre, San Google no falla. Ésta es la primera imagen
que devuelve buscando "metal poser".


A partir de aquí, Alex intenta comprobar si esta teoría puede darse en el apartado génerico de la música heavy, y para ello consulta varias fuentes para tener algunas estadísticas en las que apoyarse. Por ejemplo, cita los 15 discos de heavy metal más valorados de toda la historia según Rateyourmusic, y contrasta esa lista con la de bandas con más número de canciones escuchadas en last.fm. Las diferencias entre una y otra son sensibles (tenéis todas las tablas en el artículo original), y el autor se pregunta el por qué de esa diferencia. El resultado es que hay una discordancia entre lo que es más valorado y lo que realmente se escucha. Es más, en esa segunda lista están incluidas algunas bandas que en principio chirrían como las 20 más populares. Para saber por qué aparecen, Alex tiene que poner en juego más variables: el número de personas que escuchan cada banda, y un detalle importante, la duración media de las canciones de cada banda (en el mismo tiempo que uno escucha una canción de Opeth, puede escuchar siete de Misfits); hasta el punto de que el artículo hoy se ha ampliado con un post más. Por ejemplo, se pregunta cómo es que en el top de Last.fm la banda In Flames esté más arriba que un clásico como Iron Maiden, y la clave está en el número de veces que un fan de In Flames escucha a su banda: mucho más que lo que lo hace uno de los Maiden.

Sasha Grey es fan reconocida de los Misfits. Criterio de calidad,
imagen innecesaria, qué más da. Ella lo vale.
Quizá algún día publique el post que tengo pensado sobre ella.


Al final parece que el autor de The Inevitable Nose no puede sacar más conclusión que la de que a los amantes del metal les gusta mucho su música y que finalmente las estadísticas logran filtrar el ruido que producen los oyentes esporádicos (casual listeners).

Yo tampoco sabría llegar a ninguna conclusión lapidaria. El problema de las listas y de las estadísticas es que nos ofrecen un panorama general pero que a veces es algo difuminado. Hay tantas variables que tener en cuenta (el origen de los sujetos que forman la estadística, etc.) que sólo pueden considerarse orientativas. Pero sí que valdría la pena plantearse si, más allá de los poquitos fenómenos raros que surgen en internet y se convierten en producto de masas, las nuevas tecnologías no acaban favoreciendo a los de siempre y si, como dice la teoría de la larga cola
existen dos mercados: uno centrado en el alto rendimiento de pocos productos y otro, nuevo y todavía no familiar, basado en la suma o acumulación de todas las pequeñas ventas de muchos productos (Wikipedia)
De lo primero estoy seguro, no hace falta más que reparar en los anuncios de los politonos en la televisión o de nuevos lanzamientos musicales en Spotify. Son anuncios totalmente inútiles para mí, porque buscan a ese consumidor general con el que no comparto gustos. Ya me pueden intentar vender la melodía de Lady Gaga o el disco nuevo de Alain Pérez (WTF is this? Me lo acaba de sugerir Spotify), que es sumamente improbable que caiga. Puede que haya un mercado alternativo que se nutre de la acumulación de ventas menores, en ese mercado estaría -colijo- el lector/oyente con un criterio más amplio y exigente, que va buscando y probando nuevos grupos, nuevos estilos, nuevas propuestas. Tenemos la suerte de que ese mercado es lo suficientemente importante para mantener -de momento- una escena musical cada vez más desarrollada y que cada año, aparte de entregarnos centenares de disco que no hubiera hecho falta editarlos jamás, nos sorprende con alguna nueva obra maestra.
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