14.12.07

Discos que adoro (I): Led Zeppelin - Physical Graffiti

Voy a empezar una serie de posts hablando de los discos que me gustan. Cuanto más va, más me doy cuenta de cuánto necesito la música a diario, cómo me encanta escuchar mis discos... Soy un melómano enfermo: siempre que estoy delante del pc suena algo (en last.fm ya he alcanzado las 45.000 canciones, 15.000 en el último año), en el coche, en casa... También, y aunque no tenga que ver mucho con esto, me doy cuenta de que he perdido soltura escribiendo, que ya no tengo la capacidad de análisis que tenía hace unos años. No sé si me estoy oxidando por dedicarme a tonterías que en el fondo nadie lee o porque los años universitarios cada vez quedan más lejanos... En cualquier caso, me planteo estos posts como una mezcla de divertimento, de querer compartir la pasión que siento por la música, una pasión que realmente sólo puede entender aquel que la sienta tambien, y para ver si soy capaz de quedar satisfecho por mi análisis. Y allá vamos.

Aunque no sea el grupo que tengo más escuchado, sí me gustaría decir que Led Zeppelin siempre será mi grupo favorito, el que me introdujo de verdad en la música cuando era adolescente y el que permanecerá para siempre en mi corazón como mejor banda de la historia. No descarto hablar también de otros discos suyos, pero quiero empezar por Physical Graffiti, de 1975, un doble álbum que para mí es el cenit de la carrera del grupo. Después de él vendrían otras canciones, otros discos, pero Physical Graffiti es la culminación de su trabajo: un disco maduro, redondo, increíble. Un disco que va desde instrumentales preciosistas, hasta pedazos de auténtico heavy, de momentos funky a riffs abrasadores, de improvisaciones de una jam, pasando por claroscuros tan del agrado de Jimmy Page, a complicaciones técnicas dignas del mejor maestro.

El primer disco empieza ya lleno de intención con Custard Pie, y casi sin habernos repuesto, otro peso pesado, The Rover. Y, aunque hay muchos momentos para la historia en este disco, uno de los más significativos son los 11 minutos de In my time of dying. Una canción brutal que, además, fue grabada en una sola toma (al final puede oírse al batería gritar "¿ésta es la buena, verdad?"). Bonham está increíble en la batería, increíble. Como diría un crítico, "como una jauría de Mike Tysons desatados". Un Jimmy Page dando lecciones de slide en una canción que va creciendo y creciendo por momentos, marcada por el implacable ritmo de la batería y un riff que va añadiendo tensión a cada minuto a la canción, como esa alma que ya ve a los ángeles marchando, a Gabriel tocando su trompa y a San Pedro abriéndole las puertas del cielo. Ver esto en 1975 en directo debía ser para morirse de verdad.

Sigue Houses of the Holy, un descarte del disco homónimo y Trampled Underfoot, y cierra este primer disco otra obra monumental: Kashmir. Composición titánica de letras místicas, surgió "de Jimmy, que tenía en la cabeza dos líneas melódicas diferentes que era incapaz de entrelazar. Sólo cuando grabó una maqueta con la Danelectro fue cuando el guitarrista empezó a ver la luz. Jones añadió su ascendente línea de bajo y arregló el tema para secciones de cuerda y viento, que interpretaron músicos contratados. Plant contribuyó con la parte central, de discordantes y marcados aires orientales que Jones dibuja con el mellotron" (Gus Cabezas, 1997). Puede que la melodía principal os suene: la usó sampleada un rapero en la banda sonora de Godzilla... Page y Plant la recuperarían en No Quarter dándole un sabor oriental con el Egiptian Ensemble, en una versión que no sé si decir que supera la original.

Grandioso el final de este primer disco, como es el inicio del segundo. De nuevo, la mística y el sabor oriental transporta al oyente en In the Light. Otra de mis favoritas del grupo. La preciosa Bron-Yr-Aur sirve de puente instrumental hasta Down by the Seaside, donde el efecto de la guitarra nos consigue transportar bajo el mar... Ten Years Gone le sigue. El título nos pone sobre aviso de una canción triste, melancólica, y de un trabajo de guitarra impecable. The Wanton Song: qué riff, qué marcha, cómo suena la batería. Otra joya. Black Country Woman, grabada en un jardín, con esa espontáneidad del inicio (Eddie Kramer pide si se corta un avión que en ese momento pasa, y Robert Plant le dice que lo deje), es una canción de esas que va creciendo, donde se van añadiendo los instrumentos, y al final todo cuadra a la perfección. La despedida definitiva corre a cargo de Sick Again, de nuevo un tema potente, lleno de rabia como indica el título. En total, una hora y veinte de los mejores Led Zeppelin. Physical Graffiti marca un antes y un después en la historia del rock. Haceos un favor y escuchadlo. O compradlo, que desde hace años está en cualquier gran superficie como disco de oferta. [Ocho años han pasado desde que escribí este post, y casi veinte desde que empecé a escuchar este álbum. El vértigo del tiempo... Hace poco se ha reeditado el disco por su aniversario, una buena opción para hacerse con él de una vez]
 

1 opiniones:

Aitor Maiden dijo...

Qué gran disco, me parece perfecto. Me encantan Kashmir y Trampled Underfoot. Como afirmas, es el cénir de la discografía de los Zeppelin.

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