Acabo de leer el Libro de mal amor de Fernando Iwasaki; un autor que no conocía y un libro que me llamó la atención en el catálogo juvenil de Alfaguara. El libro, a grandes rasgos, y como dice la sinopsis, es la hilarante historia de los fracasos amorosos de un joven cuyo afán por alcanzar a la mujer de sus sueños lo lleva a convertirse en deportista, patinador, político universitario, vegetariano, judío y experto en ballet. Y efectivamente, así es, y por esa anécdota amorosa fue por lo que me decidí a leerlo: sin duda, los fracasos amorosos son un tema que dan buen pie al humor, aunque no todos lo consigan. Pues bien, son pocas las veces en que he terminado un libro y me he quedado completamente maravillado, hipnotizado, enamorado de una forma de escribir. Iwasaki es un maestro de la lengua; da gusto leer este libro sólo por lo bien escrito que está: cómo usa localismos de las más variadas geografías, con qué destreza y gracia usa los juegos de palabras, cómo las analogías entre lo que vive y lo que ha conocido como lector se imbrican. Toda la belleza del español está contenida en las 250 páginas de esta novela, que se lee en un plisplás y que hace pensar que si todas tuvieran esta calidad, probablemente uno leería mucho más de lo que ya lo hace. Es difícil seleccionar un fragmento que dé idea de lo que digo, así que ahí van tres para intentarlo:
En realidad me infundía cierto desahogo contemplar la muchedumbre de topos y paracaidistas que se habían zampado la fiesta, ya que gracias al cielo Taís estaba a buen recaudo y esas alimañas habían llegado demasiado tarde para arrebatármela. Desde la pista les veía hostiles y huraños, y entre los relámpagos sicodélicos que parpadeaban en la bóveda, me vino demorado a la memoria un documental africano donde hienas innobles acosaban nocturnas a un majestuoso león. Preso de instintos principescos traté de rugirles, pero apenas pude carraspear una tosecilla ridícula.
Cada época tiene sus proezas románticas y sus héroes rampantes o patéticos, y a mí me había tocado nacer en un siglo deportivo donde aparte de las competencias, los malparados perdíamos el amor, la dignidad y cualquier sentido de dinero. Los dichosos patines me salieron carísimos porque tuve que encargarlos a Miami, y mientras llegaban y no llegaban cada hora de alquiler equivalía a un LP de los Beatles o a dos libros de bolsillo de mi editorial favorita. Por ejemplo, sólo con lo invertido en mi primera semana de prácticas pude haberme comprado los siete tomitos de En busca del tiempo perdido, título que se me antojó premonitorio a la vista de mis cardenales, moratones y magulladuras varias.
Así era Ninotchka, inabarcable como las nevadas estepas que convocaban su nombre, inaccesible como una estrella del Bolshoi e inalcanzable como un correo del zar. Ninotchka, como un personaje de Greta Garbo, aunque con más garbo que Greta. "¿Qué dices, Greta Garbo?- me amonestaba risueña- ¿Tú crees que me llamo así por una película cualquiera?". El cristal de su voz endulzaba el silencio de la catedral que reverberaba en todas las estancias de su casa.Libro de mal amor es un libro que engaña, puesto que lo podéis encontrar en una colección juvenil (en mi caso, en la Serie Roja de Alfaguara), dirigida a lectores adolescentes, pero su nivel es muy alto, tanto por la riqueza de su léxico, como por la profusión de citas y conceptos (convenientemente solventados a base de notas a pie de página). Quizá decir que no es una novela para estudiantes de Secundaria sea infravalorarles un poco, pero seguro que un lector más maduro y con cierto contexto biográfico compartido con el autor disfrutará al cien por cien de esta magnífica obra. Os la recomiendo vivamente: saborearéis su deliciosa prosa y reiréis con los infortunios de su protagonista.
4 opiniones:
este me lo pillo!
Leí hace unos pocos años un libro de relatos hiperbreves de este autor, relatos de terror con pinceladas de humor y absurdo. Me pareció brillante, un manantial de ideas. Le echaré un ojo a este, sin duda.
Un abrazo y que tengas una buena entrada de año, amigo!
Me lo apunto^^
Seguro que os gusta. ¡Recomendación Cisne Negro, garantía de calidad!
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