20.12.04

Camino a casa

Vuelvo del colegio esta tarde. Una de las niñas me ha regalado una de las postales de navidad cutres que hemos hecho con el Word. Ha sido curioso poder entretenerles una hora y media sólo con eso, pero ha funcionado. Al final se han marchado tan rápido que no he podido desearles que los Reyes les traigan mucho carbón.
De vuelta, pues, paso por la plaza de Son Gotleu. Y es curioso, reconfortante, ver como la belleza se abre paso incluso en sitios como ése. Las tonalidades de amarillo y naranja de los árboles de la plaza contrastan con el gris del cielo. Llueve. He visto a
Rorschach por el camino, hemos hablado bajo la lluvia. Llega un momento en que no me siento incómodo empapándome, sino todo lo contrario. Lo ansío. Con esa visión del otoño acabando en una plaza demacrada, el corazón agitado, deseo quedarme bajo la lluvia. Parece como si me salvara, como si me ungiera. Es extraño.


Tengo ganas de más cine oriental. Hace poco vi "Comer, beber, amar" de Ang Lee. Hoy he disfrutado de "El camino a casa" ("The Road Home", en el original, "Wo De Fu Qin Mu Qin", 1999). Quizá es la época, o el estado anímico, pero debo decirlo: es una película soberbia. Zhang Yimou (director de "Hero" o la aún por venir "House of Flying Daggers", pero también de "Sorgo rojo", "Ni uno menos", etc.) teje una historia donde el amor y la memoria son los principales conductores de la acción.

No es sólo que la película tiene una magnífica fotografía, un uso muy bueno del color y una banda sonora fabulosa, es que está bien contada y llega al corazón del espectador. Un hombre vuelve a su pueblo natal para enterrar a su padre. La cuestión sobre si se hará de forma tradicional o no le lleva a rememorar la historia de amor de sus padres, una historia muy sencilla sobre dos personas humildes que se enamoran. El presente, gris y amargo, es retratado en blanco y negro, mientras que la historia en flashback vuelve al radiante color de la memoria, de los matices del campo chino... La película avanza lenta, incidiendo en los detalles, en los silencios, en las miradas, en la insistencia de ese camino del título, que es a la vez el camino que trae a Changyu de la ciudad, donde Di le espera pacientemente, pero también el camino por el que llegará la procesión funeral. Es el camino de la vida y de la muerte, de la esperanza, pero también de la lealtad, no sólo de Di, sino de todos los que gracias a Changyu tuvieron una educación digna. La narración, los hechos contados, todo es muy sencillo: pero precisamente por eso esta película funciona, porque la sensibilidad con la que es contada esquiva la sensiblería facilona y nos deja una historia que atrapa al espectador por su franqueza.

Lectores, oh, escuchadme. Dadle una oportunidad a esta película. Es una muestra más de que el cine oriental tiene muchísimo que dar a una inteligencia que lamentablemente cada vez tenemos más idiotizada por subproductos comerciales.

1 opiniones:

Anónimo dijo...

La sencillez mezclada con la elegancia elevada a su maxima potencia... si señores, una OBRA MAESTRA en toda la extension de la palabra. Ya no me acordaba del BUEN CINE desde que visione mi pelicula favorita "CADENA PERPETUA" hace ya unos cuantos años y ahora este film me recuerda esa sensacion ... ummmm MARAVILLOSA, GENIAL, SUBLIME, ETC faltan adjetivos para definir THE ROAD HOME.

Bsocinema (SoundtrackMix)

...Y espero nunca mas volver a perder la esperanza y que el Pacifico sea tan azul como siempre he soñado.

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