Estábamos en 1926. Acababa de incorporarme como joven piloto de línea a la sociedad Latéocoère que, antes que la compañía Aéropostale, la que más tarde se convertiría en Air France, cubría el trayecto Toulouse-Dakar. Allí aprendí el oficio. Mi tarea, como la de mis camaradas, consistía en padecer el noviciado que los novatos tenían que sufrir antes de merecer el honor de pilotar el correo. Pruebas de aviones, trayectos entre Toulouse y Perpiñán, tristes lecciones de metereología al fondo de un hangar con un frío polar. Vivíamos temiendo las montañas de España, que todavía no conocíamos, y respetando a los veteranos.
Nos encontrábamos a esos veteranos en el restaurante, huraños, algo distantes, dándonos consejos con benevolencia. Y cuando uno de ellos, al volver de Alicante o de Casablanca, se incorporaba tarde al grupo, con el mono de cuero empapado por la lluvia, y uno de nosotros, con timidez, le hacía preguntas sobre su viaje, sus respuestas breves en aquellos días de tormenta nos mostraban un mundo fabuloso, repleto de celadas, de trampas, de acantilados que surgían bruscamente y de torbellinos capaces de arrancar cedros de cuajo. [...] Aquellos veteranos sabían como hacerse respetar. Pero de vez en cuando, uno de ellos no regresaba, y la espera duraba toda la eternidad.
Así se inicia Tierra de hombres, una de las novelas de Antoine de Saint-Exupéry, autor del que hoy celebramos el 110 aniversario de su nacimiento. Este autor francés, conocido sobre todo por El principito, tiene una serie de novelas dedicadas al mundo de la aviación que son puro disfrute para el lector. Son Vuelo nocturno, Tierra de hombres, Correo del Sur y el pequeño relato-carta Carta a un rehén. Son novelas cortas, en las que Saint-Exupéry revisa sus experiencias como piloto, y en ellas brilla con luz propia el sentimiento de amistad, la fascinación por la libertad de volar, la camaradería entre pilotos, la odisea por una travesía nocturna... Son libros fabulosos. En España están editados por Emecé y algunos de ellos traducidos por Gabriel Mª Jordá Lliteras, profesor de Francés de la facultad de Filología de la UIB (que en paz descanse...). Recomiendo fervientemente su lectura.
Por otra parte, este año Salamandra ha editado la versión en cómic que de El principito ha hecho el autor galo Joann Sfar (El gato del rabino, El minúsculo mosquetero, Pascin, etc.). La adaptación es muy fiel al original de Saint-Exupéry y muestra a un Sfar en su linea. Pero ya reseñaré más adelante este cómic. Quedémonos hoy con el recuerdo de este autor, un imprescindible de los escritores del siglo XX.
Por otra parte, este año Salamandra ha editado la versión en cómic que de El principito ha hecho el autor galo Joann Sfar (El gato del rabino, El minúsculo mosquetero, Pascin, etc.). La adaptación es muy fiel al original de Saint-Exupéry y muestra a un Sfar en su linea. Pero ya reseñaré más adelante este cómic. Quedémonos hoy con el recuerdo de este autor, un imprescindible de los escritores del siglo XX.