17.1.06

Cerrando 2005 (II): libros

Aprovecho la invitación que me brinda mi querida corsaria
Jueves, capitana de La Hispaniola. Ciertamente no ha sido un año muy productivo, ya que, con el perdón de Schmittiano, apenas he llegado a la treintena de libros. Pero bueno, qué le vamos a hacer. En la lista no se incluyen los cómics, que ciertamente doblarían la lista, pero a partir de 2006 los voy a contabilizar, porque, caray, ellos lo valen.

· Con Borges, de Alberto Manguel. Interesante revisión a la época que el escritor pudo compartir con el maestro argentino, haciéndole de lector.

· Wilt no se aclara, de Tom Sharpe. La última entrega -por ahora- de la saga de Wilt es hilarante como siempre. Sharpe sabe como nadie jugar con ese humor gamberro que le caracteriza.

· Diario de signos, de Cristóbal Serra. Una de sus obras emblemáticas, inclasificable dietario. Para entrar en el mundo del autor mallorquín más universal.

· ¡Ánimo, Wilt!, de Tom Sharpe. Llevado por la última novela, me agencié la segunda, que aún no había leído.

· Amphigorey y Amphigorey también, de Edward Gorey. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? En mis archivos encontrarán
lo que escribí en su día. Simplemente, un clásico, un autor de culto.

· Tombuctú, de Paul Auster. Una de sus obras menores, pero no exenta del toque del autor. Quizá la más floja de las novelas que he leído de este autor.

· Antología de cuentos de la India y el Tíbet y 101 cuentos de la India, de Ramiro Calle. Edaf tiene en su colección "Arca de Sabiduría" un verdadero compendio de lecturas sumamente interesantess. Esta recopilación tiene mucho que enseñarnos. Olvídense de los autores new age (Coelho, Bucay y toda la pesca) y vayan a las fuentes, maldita sea.

· Crónicas diminutas, de Josep Maria Aguiló. Del periódico
UH hay sólo dos cosas que valen la pena: los artículos de Enrique Lázaro y los de este autor, además de amigo, el último romántico, verdadero espíritu larriano.

· El profeta y Aforismos, pensamientos y divagaciones, de Khalil Gibrán. Gracias a E. pude entrar este año en la obra de Gibrán. Meditaciones necesarias para seguir en pie en este mundo.

· Tened miedo... Leyendas urbanas de terror. Una buena recopilación de leyendas urbanas, nuestros nuevos mitos contemporáneos, aunque algo sucinta. Hubiera preferido más leyendas y no que de las que se presentan se nos den todas las variantes regionales.

· Presó de silencis, de Carme Bennàsar. De los libros de poesía que he leído este año, éste me ha sorprendido gratamente.

· Com la sequera, de Víctor Gayà. Éste con más razón aún. Un libro magnífico, con una voz poética clara y rotunda.

· Som lletjos, de Román Piña. Nuestro gamberro autor hace memoria de su infancia y nos ofrece este cuadro de la Palma de los 60. Interesante.

· Lady sings the blues, de Billie Holiday. Para los amantes del jazz, esta autobiografía nos adentra en lo que fue quizá la mejor voz de este estilo.

· Un vigilante junto al muerto, de Ambrose Bierce. Una segunda lectura, más contemplada y ordenada, ha jugado a favor del Bierce más macabro.

· Sonets transcendents, de Quevedo-Bordoy. ¿Es necesaria una traducción al catalán de los sonetos de Quevedo? Quizá sí, quizá no.

· Kibblah, de Albert Herranz. Yo tengo otra idea de poesía bastante diferente de la de este autor.

· Buenos días, pereza, de C. Maier. Prescindible totalmente.

· El libro de la almohada, de Sei Shonagon. Vaya tostón, madre mía.

· Londres, de David Torres. Un interesante poemario que se articula ante un itinerario sentimental por la capital de la niebla.

· El halcón maltés, de Dashiel Hammett. Puro género.

Y mis recomendaciones de este año son:
· Historias de fantasmas de un anticuario, de M.R. James (Valdemar). Un autor clásico del género de fantasmas con unas historias de terror victoriano irrepetibles. El dominio que tenía de la historia y de los libros antiguos le permitió usarlos en su provecho para escribir escalofriantes relatos. Es más que probable que toda la mandanga de libros malditos que utilizó Lovecraft lo sacara de este autor. De lo mejor.

· Leviatán, de Paul Auster (Anagrama). Ésta sí es una de sus grandes obras. Reseña foránea aquí.

· Monstres, de Josep Lluís Aguiló (Moll). Un poemario excelente, ganador del premio Joan Alcover 2004, que revisa en clave poética mitos y monstruos de nuestro tiempo. Si algún día lees esto, Josep Lluís, me gustaría contactar contigo.

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