De las miserias del oficio de crítico
Hace semanas veo que en el mundo de las bitácoras hay un ajetreo increíble por culpa de una página, la de Borjamari, que hoy mismo (ut supra videmus) ha sido hackeada. Yo llegué a ella hace meses, cuando pasó por Oink!, he incluso he recibido una -como no- mala -y breve- reseña de este blog.
Este último ejemplo de hackeo es el ejemplo del poco aprecio por la labor de crítica que hay en la red, peor aún: es un atentado contra la libertad de expresión, un claro ejemplo de censura en la red. Borjamari, el odiado crítico de blogs, se ha ganado la antipatía de muchos otros bitacoreros con su página, pero de ahí a boicotear la página, me parece algo muy fuerte.
No voy a defender a Borjamari en sus críticas: sólo su derecho a hacerlas. Como blogs públicos, páginas como ésta y muchas otras están expuestas al juicio de otros, que éste sea o no favorable es algo que no podemos controlar. Pero creo que no deberíamos darle más vueltas. Es sólo la opinión de una persona, ¿por qué darle tanta importancia? He leído gente que incluso meditaba cerrar su bitácora después del juicio del susodicho. Eso es ridículo. Yo he encontrado páginas muy interesantes con el blog de Borjamari (y muchas no eran precisamente las que mejor ponía). La publicidad, como dije en su día, sea mala o buena, siempre es provechosa.
El problema de Borjamari, a mi parecer, es la superficialidad con la que hace sus reseñas. Un crítico literario se lee -o debería- todo el libro antes de emitir un juicio; Borjamari debería hacer lo mismo y no quedarse con los cuatro o cinco últimos que figuran en pantalla (en nuestro caso, estaba muy claro que, para su microrreseña, sólo se había leído el último post que había escrito, lo cual no dice mucho en una bitácora semiecléctica como ésta). Otro factor que subyace en sus críticas es el desmesurado subjetivismo: he visto tachar de mierda a bitácoras exactamente iguales a otras que, según el crítico, eran de lo mejor. Debe de ser que la diferencia entre la genialidad y la basura es muy borrosa. Pero el peor defecto de la manera de reseñar de este blog es que intenta pasar por el mismo baremo a todo tipo de bitácoras: ya sean personales, técnicas, de enlaces, etc., todas pasan por el mismo rasero. Si Borjamari encuentra el blog de un adolescente, cuyo contenido no es más que su diario personal, lo trata de basura sentimentaloide y de literariedad nula: Sr. Borjamari, es que ése no es cometido. Cada blog debería de ser enjuiciado como lo que pretende ser. En este ejemplo, un blog-diario personal no es más que eso, un diario personal (eso sí, público), no busca nada más. No se le puede exigir nada más.
A mucha gente le duelen las críticas de este señor anónimo -no es difícil sintonizar con sus gustos. Tampoco es para tanto. ¿Estamos hablando de un referente del mundo de las bitácoras en español? Por ahora, creo que no. Para qué darle más vueltas.
Hace semanas veo que en el mundo de las bitácoras hay un ajetreo increíble por culpa de una página, la de Borjamari, que hoy mismo (ut supra videmus) ha sido hackeada. Yo llegué a ella hace meses, cuando pasó por Oink!, he incluso he recibido una -como no- mala -y breve- reseña de este blog.
Este último ejemplo de hackeo es el ejemplo del poco aprecio por la labor de crítica que hay en la red, peor aún: es un atentado contra la libertad de expresión, un claro ejemplo de censura en la red. Borjamari, el odiado crítico de blogs, se ha ganado la antipatía de muchos otros bitacoreros con su página, pero de ahí a boicotear la página, me parece algo muy fuerte.
No voy a defender a Borjamari en sus críticas: sólo su derecho a hacerlas. Como blogs públicos, páginas como ésta y muchas otras están expuestas al juicio de otros, que éste sea o no favorable es algo que no podemos controlar. Pero creo que no deberíamos darle más vueltas. Es sólo la opinión de una persona, ¿por qué darle tanta importancia? He leído gente que incluso meditaba cerrar su bitácora después del juicio del susodicho. Eso es ridículo. Yo he encontrado páginas muy interesantes con el blog de Borjamari (y muchas no eran precisamente las que mejor ponía). La publicidad, como dije en su día, sea mala o buena, siempre es provechosa.
El problema de Borjamari, a mi parecer, es la superficialidad con la que hace sus reseñas. Un crítico literario se lee -o debería- todo el libro antes de emitir un juicio; Borjamari debería hacer lo mismo y no quedarse con los cuatro o cinco últimos que figuran en pantalla (en nuestro caso, estaba muy claro que, para su microrreseña, sólo se había leído el último post que había escrito, lo cual no dice mucho en una bitácora semiecléctica como ésta). Otro factor que subyace en sus críticas es el desmesurado subjetivismo: he visto tachar de mierda a bitácoras exactamente iguales a otras que, según el crítico, eran de lo mejor. Debe de ser que la diferencia entre la genialidad y la basura es muy borrosa. Pero el peor defecto de la manera de reseñar de este blog es que intenta pasar por el mismo baremo a todo tipo de bitácoras: ya sean personales, técnicas, de enlaces, etc., todas pasan por el mismo rasero. Si Borjamari encuentra el blog de un adolescente, cuyo contenido no es más que su diario personal, lo trata de basura sentimentaloide y de literariedad nula: Sr. Borjamari, es que ése no es cometido. Cada blog debería de ser enjuiciado como lo que pretende ser. En este ejemplo, un blog-diario personal no es más que eso, un diario personal (eso sí, público), no busca nada más. No se le puede exigir nada más.
A mucha gente le duelen las críticas de este señor anónimo -no es difícil sintonizar con sus gustos. Tampoco es para tanto. ¿Estamos hablando de un referente del mundo de las bitácoras en español? Por ahora, creo que no. Para qué darle más vueltas.
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