Así la definió hace mucho Santiago Rusiñol, cuando las palabras "boom turístico" y "ecotasa" no tenían sentido. Lo cierto es que vivir en Mallorca tiene sus encantos: entre ellos, sentir la presencia del dulce Mediterráneo en casa; la certeza de que, como algunos bromean, no puedes perderte: tarde o temprano llegarás al mar; la tranquilidad de la ciudad; el suave ritmo que nos mueve a los isleños (aquí la gente no sube andando las escaleras mecánicas, sino que se deja llevar por ellas); su luz, su sol... Pero no menos cierto es que también tiene sus inconvenientes: ni Fnacs ni Casas del Libro; aquí, para encontrar algo que se salga de lo normal uno se las ve y se las desea. Hoy he estado buscando en algunas librerías un libro de R. Graves, "Los mitos hebreos", y no he logrado dar con él, a pesar de que está en el catálogo de Alianza; tampoco han aparecido libros más o menos asequibles de Valdemar. Supongo que pagamos un precio por otro.
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