Well...I don't like the way the country's ran, don't you know, and, erm... that's pretty much what I was expressing in my poem. The government... the American government - they're sneaky, they're very deceitful, they're liers, they're cheats, they're rip-offs. I mean, the American government is one systematic government that... that nobody can trust. I don't trust them myself.
Este título tan bonito es parte de una entrevista que hizo el cantante de Godspeed you! Black Emperor a un "right-wing gun nut" y que suena de fondo en la canción "Blaise Bailey Finnegan III", en su disco "Slow Riot For A New Zero Kanada". La entrevista entera la podéis leer aquí.
Como el reciclaje es una de las virtudes cardinales contemporáneas, les injerto aquí lo que escribí hace dos años, tal día como hoy.
Hoy el mundo mira hacia América y América se mira el ombligo más que nunca. Se cumple un año del trágico atentado terrorista en Nueva York y Washington. En todo este tiempo, Estados Unidos no ha sido, no ya capaz de encontrar un culpable de estos sucesos, sino que ni tan sólo se ha planteado el verdadero problema que se esconde tras las amenazas y el terror del fundamentalismo islámico. Hoy la televisión bombardeará a sus pobres espectadores con centenares de repeticiones de aviones estrellándose contra los resplandecientes rascacielos, personas desesperadas que se lanzan al vacío, llamadas desde móviles que se apagarán al mismo tiempo que las vidas de sus portadores, oficinistas emblanquinados por los escombros, heróicos bomberos descansando o siendo atendidos por los servicios médicos... Se izarán muchas banderas de barras y estrellas, se dirá mucho aquello de God bless America, se leerán los nombres de todas las víctimas... pero no se preguntará el por qué de este horrible e insidioso crimen. No se plantearán alternativas a la maravillosa idea de Bush de atacar Irak. No sabremos qué razones tiene para atacar el presidente americano, ni el primer ministro inglés, ni nuestro bigotudo Jose para respaldarle. No sabremos cuándo terminará la lenta matanza entre palestinos e israelís. Y tampoco se leerán, como no se hace ningún día del año, los nombres de los millones de personas que a diario mueren en nuestro planeta de hambre, miseria, guerras o enfermedades. Maldito mundo.
Bueno, en dos años pocas cosas han cambiado (sí, sabemos algunas de las razones de Bush; el bigotudo Jose ya no está entre nosotros -al menos, y de momento, políticamente, claro-...). El nuevo presidente Peta Zeta sacó a nuestras tropas y estos días repetía ante los medios que animaba a los demas a hacerlo. En la convención de malos malísimos de hace poco, Bush, agradeciendo -o simplemente recordando- a los países que le han ayudado en sus proyectos bélico-financieros, se olvidó de nombrar adivinen a qué país. A todo esto, ¿dónde está Wall.. digo... Bin Laden? ¿le construirán un chalet a Sadam en Guantánamo? ¿el mundo es ahora más inseguro que hace tres años sólo porque a alguien le derrumbaron dos enormes edificios llenos de gente? Un discurso que es básicamente dirigido a una nación (tampoco les importa mucho qué suceda fuera) se convierte mágicamente en un discurso global. Y los más listos (Putin, verbi gratia, pero también Ansar) se apuntan al carro. A todo esto, yo no lo he leído aún, pero aseguran por aquí que la visión de Spiegelman (autor de "Maus", único cómic premio Pulitzer de la historia) sobre los hechos del 11-S en "Sin la sombra de las torres" (Ed. Norma, 29€, de reciente aparición) vale mucho la pena. Les recomiendo su lectura a los económicamente desahogados.
Y, bueno, me quedo con la curiosidad de cómo retratarán toda esta época los libros de texto del futuro (según quién los escriba, claro). Seguramente será divertidísimo leerlos.
Por cierto, el próximo atentado será el 5 de enero de 2005. ¿Por qué? Ay, es complicado de explicar, pero todo está en los números. Si no es así, pues miren, mejor, ¿verdad? Pero si acierto, joder, tengo que poder decir que avisé. Y como no soy un tío asquerosamente rico como Paco Rabbane (o como se escriba) al que tanto le da que su reputación se resienta por su extravagancia meteórico-parisina, sino que más bien soy un pobre filólogo con un blog de mierda, pues tampoco pierdo nada mojándome.
Nos decía Serra el otro día que "democracias" como la de Estados Unidos eran comparables a algunos reinados de monarcas absolutos del XVIII: una figura divina que ostenta todos los poderes, un senado (o cualquier otro órgano de representación) donde no hay ninguna oposición, unos intereses comerciales que han dado apoyo a la subida de esa figura divina y que gestionan la marcha del gobierno... Brrrrrrr... qué miedo. Prefiero al buenazo del Dr. Muerte. Ése sí que sabía llevar bien un país, caramba. Lean la saga "Doom: 2099 A.D. (After Doom)" y lo comprobarán. [Sí, acaba mal, pero es lo que tiene ser un déspota ilustrado]
0 opiniones:
Publicar un comentario