14.8.04

Una tumba en la que no había reparado

Hay una tumba, en la que no había reparado en otras ocasiones: una piedra en la que hay una inscripción que me ha emocionado. Están los nombres de cinco marineros ahogados en el naufragio de un barco el 28 de mayo de 1825. Y a continuación, dice: Este monumento se levanta como testimonio del respeto y de cuánto los echa de menos su capitán.
Qué tipos debieron de ser. Y qué tipo su Capitán.
Claro. Es esto. Esa es la misión de la piedra. Para que queden ahí unos nombres, con honor. Para que alguien, como yo hoy, tantos años después, lo lea y diga: ¿Quiénes serían estos valientes? Y vuelvan a vivir. Ese respeto de su capitán, y ese echarlos de menos, atraviesa el tiempo. En fin...
De "Los decorados del olvido", José María Álvarez, Ed. Renacimiento, 2004.

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