Estoy leyendo este libro de Leonard Cline publicado por mi querida editorial Valdemar y, pese a lo que reza en la contraportada, nos encontramos más ante la historia de un triángulo amoroso que ante un relato de terror que cuenta la nefanda búsqueda de la memoria colectiva de la humanidad. Sí, es pulp y, sí, las críticas que pueden leerse por la red no lo dejan en muy buen lugar, pero a mí me gusta (ya intentaré justificarme cuando lo termine). De momento, sólo les dejo una pequeña intervención. Janet, la joven que enamora al protagonista, la femme fatal sensual e impúdica, le dice a éste (un joven y prometedor músico): "Siento reverencia hacia usted. Hay algo en usted que me asusta, algo monástico, muy austero y muy tierno. Si le besara ahora, sería una monja..." Irreverente, sacrílego, me encanta. En otro momento, el narrador hace esta reflexión: "Escaso consuelo ofrece el arte que debe destruirse para perdurar, pensé: pues la venta de una pintura es demasiado a menudo su destrucción, en lo que al pintor respecta. Los poetas tienen lo mejor de los pintores, y los compositores también. Sus obras existen en múltiples ediciones y nunca hay que desprenderse de ellas. Y la obra de cada artista que no sea un mero artesano comercial es en esencia el recuerdo amorosamente tejido de una hora hermosa..." Para ser pulp no está mal.
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