Un gallo, escarbando la tierra para encontrar algo que comer, encontró una joya que alguien había enterrado. "¡Oh! -dijo- No hay duda de que eres un objeto bonito, y grande hubiera sido el gozo del que te hubiera encontrado. ¡Pero a mí...! ¡Dadme a mí un simple grano de maíz antes que todas las joyas del mundo!".
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