El pasado puente del Día de Balears aprovechamos Joana y yo para irnos de turismo rural a la otra punta de la isla. Queríamos ver la parte norte y escogimos un hotel rural de Pollença como base de operaciones de esos dos días donde vimos un poco Pollença y Alcúdia.
Pollença es un pueblo de la costa norte de Mallorca, se tarda unos cuarenta y cinco minutos en coche desde Palma. Se trata de un pueblecito muy acogedor, uno de los centros del turismo de la zona septentrional de la isla. Elegimos el hotel Son Sant Jordi por estar muy bien ubicado en el centro del pueblo y la verdad es que nos gustó mucho. Se trata de un hotel rural que aprovecha una casa antigua de dos pisos. Tanto los servicios como el trato fueron muy buenos.
Lo primero que visitamos fue el Calvari, un pequeña capilla del siglo XVI al final de la calle del Calvari, conocida por su famosa escalinata de 365 escalones que finaliza en el templo, lugar con unas fantásticas vistas de la población.
Dicen que la acústica del teatro estaba muy estudiada y que, si uno se sitúa en el punto exacto, puede ser escuchado bien desde todos los puntos de las gradas, aunque hable flojo. También visitamos el museo de Pollentia, en realidad una pequeña exposición del material que se ha ido encontrando en las excavaciones de la ciudad romana.
El último día lo dedicamos a ver Pollença un poquito más e ir hasta su puerto (diez minutos en coche aprox.), cuyo encanto estriba en que tiene las montañas justo detrás. Al igual que en Alcúdia, a finales de febrero el port estaba muy tranquilo.En el port de Pollença nos adentramos en un viejo muelle muy bajo, que casi estaba a nivel de mar. La sensación de adentrarnos en el agua caminando y estar rodeado de ella es muy curiosa.
Visitamos también el Puente Romano de Pollença, una pequeña y compacta obra de ingeniería. Como el caudal del torrente (en Mallorca no hay ríos) estaba muy bajo, pudimos ir hasta practicamente sus pies y hacer algunas fotos desde el centro mismo del torrente.
La escapada no dio para más en esta ocasión, pero encontramos buen tiempo, buenos sitios para comer, excursiones que valieron la pena y un hotel que realmente nos encantó y que os recomendamos.
Pollença es un pueblo de la costa norte de Mallorca, se tarda unos cuarenta y cinco minutos en coche desde Palma. Se trata de un pueblecito muy acogedor, uno de los centros del turismo de la zona septentrional de la isla. Elegimos el hotel Son Sant Jordi por estar muy bien ubicado en el centro del pueblo y la verdad es que nos gustó mucho. Se trata de un hotel rural que aprovecha una casa antigua de dos pisos. Tanto los servicios como el trato fueron muy buenos.
Lo primero que visitamos fue el Calvari, un pequeña capilla del siglo XVI al final de la calle del Calvari, conocida por su famosa escalinata de 365 escalones que finaliza en el templo, lugar con unas fantásticas vistas de la población.
Una vez arriba la verdad es que la vista es muy bonita, hay dos miradores que miran hacia el pueblo y hacia el norte. La capilla guarda en su interior una bella escultura del siglo XIV, representada por el Cristo Crucificado con la Virgen a sus pies. Al lado de la capilla había una casa (¿de los guardas de la capilla?) con unos gatos a los que pude hacer alguna fotografía.Esta imagen podría ser un buen lolcat si se me ocurriera alguna frase ingeniosa.
El día siguiente lo dedicamos a visitar Alcúdia. Dimos una vuelta por las murallas de la ciudad y visitamos las ruinas de la antigua ciudad romana de Pollentia. El día no fue muy apacible, pero dimos una vuelta por los restos y por el antiguo teatro, que fue lo que más me gustó.
Recordaba haber visitado las ruinas hacía muchos años con mi familia, pero no tenía recuerdo de haber estado en el teatro. Cuando llegamos (está a unos minutos a pie de las ruinas) me volvió a la memoria la visita que hicimos estando yo en EGB.El teatro conserva bien sus gradas de piedra, a pesar de que siempre hay algún turista bobo que deja botellas vacías en cualquier parte.Dicen que la acústica del teatro estaba muy estudiada y que, si uno se sitúa en el punto exacto, puede ser escuchado bien desde todos los puntos de las gradas, aunque hable flojo. También visitamos el museo de Pollentia, en realidad una pequeña exposición del material que se ha ido encontrando en las excavaciones de la ciudad romana.
Después de comer con Josep Pizà, paseamos un poquito por el puerto de Alcúdia, que debido a la temporada baja, estaba muy tranquilo.El arenal desierto de Alcúdia.
Visitamos también el Puente Romano de Pollença, una pequeña y compacta obra de ingeniería. Como el caudal del torrente (en Mallorca no hay ríos) estaba muy bajo, pudimos ir hasta practicamente sus pies y hacer algunas fotos desde el centro mismo del torrente.
La escapada no dio para más en esta ocasión, pero encontramos buen tiempo, buenos sitios para comer, excursiones que valieron la pena y un hotel que realmente nos encantó y que os recomendamos.
1 opiniones:
Hola estimado Cisne Negro. Como en otras ocasiones, dejo este comentario porque tu Blog me parece una gran aportación a la cultura en todas sus acepciones, y de paso te invito a que conozcas Gran Canaria, mi isla, que como todas las demás Islas Canarias, es bellísima, al igual que Mallorca. Esta última no la conozco directamente, pero sí por mi sobrino que trabaja como Guardia Civil en Inca. Un saludo cordial y, ya sabes, cuando podáis daros una escapadita más grande, os invito a conocer esta hermosa isla. Hasta pronto.
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