· El puente de los perros suicidas. El siempre interesante blog Kurioso nos trae una sorprendente historia sobre un puente donde, durante décadas, los perros se lanzaban de forma misteriosa al vacío. Finalmente, la ciencia ha dado con la solución.
· Movier.tv. Recomiendo este pequeño programita para bajar videos de páginas tipo youtube, con una función de conversión sencillísima que hace que podamos tener enseguida el vídeo visto a un comodísimo formato avi o lo que queráis.
· Turn of the Century. Un tumblr (blog/fotolog) dedicado exclusivamente a las fotografías de finales de XIX y principios del XX. Una joyita finisecular que alguien seguro agradecerá descubrir.
Hoy nos levantábamos con una mala noticia para el mundo de la música, y es que hemos sabido que se la ha diagnosticado a Ronnie James Dio un cáncer de estómago. Según el comunicado de su mujer Wendy, "A Ronnie se le ha diagnosticado un cáncer de estómago en su fase inicial. Vamos a empezar el tratamiento inmediatamente en la clínica Mayo. Cuando mate a este dragon, Ronnie volverá a los escenarios, donde pertenece, haciendo lo que más le gusta, actuar para sus fans." Desde aquí le deseamos toda la suerte al elfo del metal en esta nueva lucha. ¡Larga vida a Dio!
La noticia la podéis leer en inglés en la web de la revista Metal Hammer.
Mucho antes que Matrix o Dark City, John Carpenter rodó en 1987 una película que planteaba que la realidad no es tal como pensamos que es. Esa idea que vertebra los anteriores ejemplos y que tiene un origen claramente neoplatónico, encuentra también en Están vivos (They live) su lugar; una película, que, además, se convierte en un fuerte alegato contra la sociedad del consumismo salvaje. El argumento es más o menos éste: John Nada, un trabajador desempleado, topa por casualidad con una especie de grupo de resistencia que ha descubierto que la humanidad está siendo controlada por una raza extraterrestre que, de forma subrepticia, envía mensajes de sometimiento ("consume", "no pienses", "obedece", etc.). Tras la incredulidad inicial, Nada se verá impelido a reaccionar contra esta invasión silenciosa.
La historia tiene mucho de serie b: de hecho, está inspirada en un relato pulp publicado a principios de los años 60. No es de extrañar, pues, que la película tenga detalles poco verosímiles, como esas increíbles gafas que dejan ver a quien se las ponga la verdadera realidad, o los túneles dimensionales que usan los invasores. El efecto "gafas para ver la realidad" es en sí mismo un homenaje a las películas de ciencia-ficción de los años 50, como podéis ver aquí:
Carpenter deja el género de terror en esta película para grabar una película de ciencia-ficción, pero aprovechando para dar un mensaje: la humanidad está dormida, sometida por un sistema que le trata como un ganado y que sólo exprime a los débiles para provecho de los poderosos. En la película queda muy claro: los escenarios básicos son siempre extrarradios, suburbios paupérrimos alejados de la ciudad. Los grandes edificios quedan siempre lejos, y una vez en la ciudad, la confusión entre quién es humano y quién invasor es total. [Posibles spoilers]: el mensaje, aunque pesimista, no deja de ofrecer un rayo de esperanza en el final ambiguo, al estilo Watchmen, de la película, por cuánto no sabemos qué resultados tendrá todo lo que ha conseguido Nada. [Fin del spoiler]
La película en sí es entretenida: aunque con algunas escenas algo chocantes (¿por qué una escena de lucha cuerpo a cuerpo del protagonista tan larga? No tiene ningún sentido), tiene frases memorables como la del personaje principal, diciendo: "I have come to chew bubblegum and kick some asses... and I am all out of bubblegum." Circula una edición, que es la que yo tengo, que por un módico precio (6 €) nos ofrece una caja metálica con cubierta especial (una filigrana de plástico con agua dentro), y como contenidos, audiocomentario de Carpenter y making of (eso sí, y aquí debo quejarme: estos extras no están, no ya doblados, sino ni tan siquiera subtitulados). El trailer de la película está disponible en Youtube, y para variar es un trailer inteligente, porque oculta el verdadero eje de la película y no lo muestra más que en los últimos instantes. Os lo incluyo, ale:
También podéis escuchar la banda sonora original, en una edición especial extendida con 18 bonus tracks en Spotify. Banda sonora también, al menos a medias, de Carpenter, en su línea habitual. Ya me entendéis. Están vivos, en fin, es una película que se deja ver. No es un peliculón, pero resulta interesante si os gusta Carpenter o la ciencia-ficción de serie b, y que además, plantea algunos temas, si bien no muy discretamente, de forma honesta y apasionada.
· Them Crooked Vultures: Them Crooked Vultures (2009). ¿Qué ocurre cuando se unen tres músicos de la talla de Josh Homme (Kyuss, Queens of the Stone Age), John Paul Jones (Led Zeppelin) y Dave Grohl (Nirvana, Foo Fighters)? Pues que probablemente graben un disco tremendo. Y así ha sido en este primer álbum titulado como el grupo. Y si bien no diré que es un disco redondo al cien por cien, sí que tiene verdaderos momentos de magia: desde la inicial No One Loves Me..., que empieza un tanto simplonamente hasta que explota en un riff tremendo; o Elephants, con el legado guitarrero stoner de Kyuss sobrevolando toda la canción; Scumbag Blues, con una parte intermedia con teclados que recuerdan a Trampled Underfoot; Bandoliers; o Reptiles, una canción a la que lo único que le falta para ser perfecta es que la cante Robert Plant. Them Crooked Vultures es uno de esos proyectos de supergrupo que dará que hablar y que realmente destila calidad en su música: la batería, las líneas de bajo, los teclados, la guitarra típica de QOTSA... todo suena como tiene que sonar. Gran disco. Podéis escucharlo íntegramente en Spotify.
· Wayne Hussey: Bare (2009). El líder de los ya disueltos The Mission publica un disco en solitario y lo hace con una colección de versiones acústicas, tanto de canciones de otros autores, como de su propia banda: destaquemos, entre otras, A Night Like This, de The Cure; una cercana a la original With or Without You de U2, las preciosas Keep it in the family o Shelter From the Storm, o unas oscuras versiones del clásico de jazz My Funny Valentine o de la canción de los Beach Boys God Only Knows. Así, bare, desnudo de acompañamientos, se ofrece Hussey en este disco, un disco que es el reflejo de los conciertos que ha ido dando en solitario y que no está a la venta por los cauces tradicionales. Si os apetece un disco tranquilito o la voz de este histórico de la verdadera movida gótica, Bare os gustará también.
· Die Weisse Rose: A Martyrium of White Roses (2009). La rosa blanca fue un grupo de resistencia alemán en la época de la IIGM. Ahora esta banda danesa del sello especializado Cold Meat Industry toma su nombre para este proyecto de neofolk-martial industrial-dark ambient bastante interesante. Al igual que lo que hace Les Joyaux de la Princesse en Francia, su producción pretende ser una especie de "audiodocumental" que pone música a algunos hechos de la historia europea contemporánea. Los fragmentos trágicos de música clásica se suceden a los discursos en alemán y a los fragmentos más marciales... Tenéis una reseña mucho mejor y más profesional en Paramnesia. Podéis visitar su myspace y ahí escuchar alguna canción.
Dos reportajes que he leído hoy en el suplemento dominical de El País (pronto acabarán las tazas de los Beatles, pero empezarán los posavasos, jijiji) y que, como también están online, querría compartir con vosotros:
· Enterrados por la basura: Los excéntricos hermanos Collyer acumularon toneladas de desechos en una mansión que acabó por convertirse en su tumba. Un libro rescata esta inquietante historia de amor por la basura en el Nueva York de la Depresión. Una historia sobre un síndrome de Diógenes en la Gran Manzana en los años 30.
· Nos vigilan: Nos adentramos en un mundo vigilado y medido. Varios miles de ingenieros, matemáticos e informáticos rastrean y manejan la información que generamos a cada instante. Una llamada con el móvil, un pago con tarjeta de crédito, un click en Internet... Cientos de miles de ojos pueden adivinar nuestros gustos, nuestras aficiones y hasta nuestras pasiones. No estamos tan solos como pensamos frente al ordenador. ¿Es posible que hoy alguien no sepa absolutamente nada sobre usted? Stephen Baker, autor del libro Numerati narra las entrañas de un universo opaco formado por misteriosos personajes que ponen en jaque a legisladores de ambos lados del Atlántico.
Por cierto, la colección de libros Maestros del Terror que ofrece este periódico se basa en ediciones de Edaf, por si a alguien le interesa saberlo. Los libros (Poe, Lovecraft, Conan Doyle, M.R. James, etc.) serán entregados los lunes y miércoles por 1 euro más.
Siguiendo con las reseñas de discos a los que tengo especial predilección, avanzamos una nueva década y nos situamos en el año 2000, cuando Therion edita lo que sería (y sigue siendo) su obra maestra: Deggial. Therion es una banda sueca (¿qué le pondrán allí a la comida para que salgan bandas como Opeth, Katatonia, In Mourning, o ésta?) que debutó en lo que era plenamente el death metal y poco a poco cruzó su sonido con el doom. Sus letras siempre han sido de caracter ocultista-filosófico, y en Deggial esa tendencia, además del poder de evocación de la banda, llegó a su cenit. En lo que toca al estilo de la banda, Therion había empezado a virar hacia un sonido mucho más sinfónico. En los años que van desde la publicación de Theli (1996) hasta The Secret of the Runes (2001) tenemos a una banda pletórica que realiza una fusión perfecta entre heavy metal de raíz ochentera y música clásica: las orquestaciones enlatadas de Theli dejan paso en los siguientes álbumes (Vovin en adelante) al uso de una orquesta real, se reemplaza la voz principal por un coro y se graban cuatro discos que son el verdadero ejemplo de cómo tiene que tocar un grupo junto con una formación de música clásica. Ni S&Ms ni mierdas: escuchad Deggial y veréis lo que es bueno. El disco se abre con Seven Secrets of Sphinx, donde el marcado ritmo de la guitarra y la batería dan pie al coro. Eternal Return es un corte de una belleza sinfónica extraordinaria: tras una introducción coral y una transición acústica, llega la sección metálica, sobre todo a medida que se acerca la parte final, donde se ensambla la instrumentación heavy con todo lo anterior; ahí el juego de voces del coro (que se perfeccionaría en siguientes discos) hace un trabajo glorioso: el resultado es una canción llena de una hermosura y una oscuridad sobrenaturales.
Y es que el disco entero tiene como voces principales a un coro, excepto en una canción. Ese corte más heavy lo pone Flesh of the Gods, con un invitado de lujo: Hansi, voz de Blind Guardian. Pero es que hay tantas cosas destacables en este disco: La guitarra y el ritmo hipnótico de Enter Vril-Ya, la poesía acústica de Ship of Luna o Via Nocturna, las tensas cuerdas y el ritmo frenético de The Flight of the Lord of the Flies, la genial fusión de todos esos elementos compositivos en la pista Deggial... El disco se cierra con una versión del O Fortuna de Carl Orff. Una manera de cerrar volviendo atrás en el tiempo, homenajeando a los cantos buraneses medievales, en un disco lleno de referencias místicas (Nietzsche, la misteriosa raza Vril-Ya...). Puede que los fanáticos del grupo vean en este álbum cómo la esencia más brutal de Therion se había perdido por el camino (poco tiene que ver éste con primeros trabajos como Symphony Masses: Ho Drakon Ho Megas u Of Darkness...), pero con el cambio, el grupo sale ganando. No sería así en sus últimos discos... pero eso es otra historia.
Deggial fue el disco con el que me introduje en el universo de Therion: una de esas compras a ciegas (que ya nadie hace; eran tiempos en los que aún no teníamos internet en casa) tremendamente afortunadas y un hito compositivo aún por superar. Cuando lo escuché por primera vez, pensé ¿en qué diablos piensa un grupo cuando decide grabar un disco donde todo es cantado por un coro y las partes sinfónicas llevan todo el peso del álbum? No me cabía en la cabeza. Y sin embargo, así es.La edición de lujo del álbum que se lanzó en su día consistía en un digipack -algo delicado- de terciopelo y un cd completamente negro. De los mejores discos del año 2000 y de la década en su estilo.
· ¿Einstein era un desastre en el cole? ¿Van Gogh se cortó una oreja? ¡Mentira! El siempre interesante blog Imperio Romano, dedicado a la Historia, nos ofrece un artículo que nos hace reflexionar sobre las Grandes mentiras de la historia.
· Y otro blog sobre Educación se viene a sumar a mi Igoogle: Textos deseducativos. Reflexiones muy lúcidas sobre la enseñanza hoy en día, un testimonio a pie de calle -el único que vale- de lo que pasa en las aulas.
· Sitio para nostálgicos y arqueológos de la informática: SPA2, proyecto destinado a la recogida, almacenamiento y preservación de todos los programas realizados para el Sinclair Spectrum y publicados en España.
· He actualizado de una vez Iconotropía con todo el material gráfico de las reseñas que faltaba por subir de septiembre y octubre, así como voy preparando (en la barra lateral) la lista de las mejores lecturas del año. Echadle un ojo.
Pertenezco a una generación que creció con los videojuegos: a los 10 años tuve mi primer MSX y pude vivir la época dorada de la industria española a mediados de los 80. Desde entonces me han acompañado: tripulando aviones en el Chuck Yeager's Flight Simulator, perdido en medio del desierto con un protoGPS en París-Dakar, repartiendo estopa en Streets of Rage II de Megadrive, o ya en PC, dejándonos la piel en nuestras incursiones militares en Delta Force, explorando el castillo de un vampiro en Nosferatu: la cólera de Malaquías, o últimamente, explorando el mundo de fantasía de Dark Messiah of Might and Magic. En los últimos años he ido dejando de lado los videojuegos por diversas razones: el tiempo del que dispongo es una de ellas, y otra, que, en la mayoría de las ocasiones, quiero encontrar en un videojuego algo que me atraiga poderosamente la atención y que me anime a jugar (lo que en las antiguas Micromanía llamaban "nivel de adicción"), y si me lo ponen muy difícil o hay muchos prolegómenos, desisto. Después de terminar el Dark Messiah instalé el Necrovision, un FPS ambientado en la IGM, un período de la historia que me fascina, pero su dificultad me apabulló. Realmente parece un juego fantástico, con unos gráficos soberbios, pero no podía con él, así que lo dejé. Lástima. Pero el juego me había despertado las ganas de más, sobre todo de cara a una futurible reunión de los Reservoir Dogs, así que instalé el S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl, juego del que hoy querría hablar y que me ha enganchado.
S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl plantea un futuro apocalíptico en el que, al desastre nuclear que ocurrió realmente en Chernobyl, se sumó otro accidente en 2006. La historia se desarrolla en la Zona aledaña a la central nuclear y a la ciudad fantasma que quedó tras la evacuación del accidente, Prypiat, zonas que han quedado altamente contaminadas por la radiación y que están habitadas por animales salvajes, criaturas abominablemente mutadas y stalkers, mercenarios solitarios que malviven haciendo la guerra. En este panorama, el protagonista despierta sin saber muy bien quién es y qué hace ahí, pero tiene una misión: encontrar a otro stalker llamado Strelok y matarlo. Para ello deberá adentrarse en lo más profundo de la Zona para encontrarle y descubrir qué está ocurriendo realmente.
Esto es a grandes rasgos el argumento que plantea S.T.A.L.K.E.R. Pero si hay una cosa por la que me ha ganado el juego es por su ambientación. La partida empieza casi en campo abierto, cerca de un asentamiento de stalkers, con un cielo tapado y la vegetación baja y profusa. No sabemos si es que siempre ilumina esa luz malsana o es que estamos en un perpetuo ocaso. En ocasiones empieza a llover y la sensación de correr por la carretera con el chaparrón cayendo da la impresión de que nos está calando realmente. Los perros salvajes se han apoderado del campo y hay que ir con cuidado porque van en manada. Los grupos de casas que podamos encontrar están habitualmente tomados por bandidos que se resistirán con uñas, dientes y balas a dejar su plaza fuerte. En un momento determinado, unos soldados custodian un paso a nivel por el que hay que pasar si uno no quiere quedar frito por la radiación. Los militares dan la opción de pagarles un soborno y dejarnos pasar o dar media vuelta. Tras hablar con ellos, decido hacer como que estoy de acuerdo y salgo corriendo hacia la zona que me franquean: una lluvia de balas me responde. Al final, consigo eliminarlos y dejar el paso libre. Algunos de los personajes van dando misiones y submisiones que cumplir: el juego no es un simple FPS sino que tiene elementos de videojuego RPG (inventario, misiones, comportamiento de los PNJ de acuerdo con nuestra actitud). Visitamos almacenes abandonados, cementerios de coches, pantanos infectos, túneles de aire viciado, estaciones de tren, fábricas que la maleza ha tomado con los años... La música y la ambientación está increíblemente bien conseguida: la sensación de tristeza, de desesperanza y ruina es constante. Vas de un lado para otro y pronto te acostumbras a esa sensación de soledad que transmite el juego. En las idas y venidas de las misiones encuentras a otros stalkers, haciendo la misma ruta, intercambias algunas frías palabras con ellos y sigues tu camino. Llegamos en algún momento a núcleos más poblados, en los que podremos, por fin, conseguir más información, más misiones, y cambiar algo de nuestro inventario. Las numerosas bajas que hemos ido dejando atrás nos habrán nutrido de material: munición, botiquines o armas a gogó. Poco a poco, iremos acercándonos al núcleo de la Zona, visitaremos Prypiat y más al norte, en el extremo septentrional del mapa de nuestra PDA, la imponente mole de Chernobyl, el fin del camino (Todavía no he llegado y ya tiemblo sólo de pensar en ello).
Y es que S.T.A.L.K.E.R. es un juego cuyo acierto consiste en mezclar una serie de elementos que resultan una combinación muy atractiva: a ese ambiente insano que he intentado describir, se une la sensación de miedo que consigue transmitir. Miedo que transmite porque uno siempre tiene la sensación de estar sobre la cuerda floja: hay que ir con cuidado por donde uno anda, esquivando las anomalías radiactivas que siembran el mapa, evitando entrar en las zonas donde la radiación es letal (sin el traje antirradiación o incluso con él); el puro miedo que producen algunas escenas en sitios cerrados, donde las anomalías han creado una especie de fenómenos poltergeist (cubos y cajas que se levantan solos y vuelan amenazadoramente hacia uno), pero es también un miedo derivado de la acción, sobre todo en los laboratorios tenebrosos donde la poca luz y el radar que llevamos nos ponen en tensión continua por saber qué horrible criatura será la próxima en atacarnos.
Pero insisto: lo mejor del juego es su ambientación apocalíptica tan realista, que se ha conseguido tomando como bases las localizaciones reales de Prypiat y Chernobyl. Un ambiente enfermizo y de pesadilla que nos atrapa desde el inicio. El juego, no obstante, tiene algunos errores, sobre todo en la resolución de algunas misiones, o de reaparición (spawning) extraña de enemigos en ciertas zonas, lo que hace que en algunos momentos la cantidad de cadáveres esparcidos en un determinado nivel se vuelva surrealista. Con todo, los posibles bugs que pueda tener pueden sobrellevarse y seguir teniendo una buena experiencia de juego. Eso sí: hay que tener la tecla de grabado rápido a mano constantemente. El juego me despertó el interés por saber en qué estado se encuentra actualmente la zona del desastre nuclear de Chernobyl. Estuve visitando las localizaciones afectadas en Google Earth (la zona tiene diversas construcciones en 3D, como la noria de Prypiat -the Wheel of Death-, o la misma central nuclear), viendo algunos vídeos en Youtube y leyendo páginas de gente que ha visitado la zona. Si no fuera porque, a pesar de todo lo que digan, tiene que ser malo ir allí y con lo tirillas que soy seguro que pescaría un cáncer o algo así, ha de ser un viaje increíble visitar la ciudad fantasma y la central. En fin, que para el caso, me quedo con la experiencia del videojuego: a fin de cuentas, unas experiencias y otras, ficticias o reales, tienen el mismo eco en nuestra memoria pasado el tiempo. [Enlaces de interés después del corte]
· En su artículo de esta semana en el dominical de El País, Javier Marías alerta contra la ingente cantidad de falsos amigos del inglés que se están introduciendo en el castellano de uso común: Que no me entero.
· Profesor en la Secundaria es el blog de Joselu, docente que imparte Lengua y Literatura en la ESO. Sus reflexiones (sobre la cultura Ikea del hoy y del ahora; sobre el nazismo y la fascinación del mal; sobre la dificultad de los alumnos de ponerse en situación al leer textos antiguos -o "Dante era pederasta") son siempre interesantes y lúcidas. Desde ahora un blog a seguir.
· Por increíble que parezca, uno de nuestros autores más importantes, Cristóbal Serra, ya tiene página oficial. No sé quién la ha realizado; todavía está en obras, pero sin duda una web por la que estamos todos de enhorabuena.
· Y por último, mi modesta contribución a un blog que sigo con avidez. En la bitácora sobre videojuegos Pixfans han publicado un pequeño post mío a cuenta de la publicación del libro de Azpiri Spectrum. Lo podéis ver aquí.
La biblioteca del congreso estadounidense ofrece a los internautas un catálogo increíble de posters de la I Guerra Mundial. Estamos hablando de miles de ejemplares diferentes, todos escaneados a diferentes resoluciones, incluidos gigantescos TIFF sin comprimir. Vale la pena echarle un ojo.
Porque no todo tienen que ser tíos con cara de psicópata tocando metal rápido, oscuro y satánico. Aquí tenéis el resto del reportaje, originalmente en D-Magazine. Fotos por Antonella Arismendi.