Cada tanto vuelvo sobre la poesía de Konstantino Kavafis. Su obra -por lo demás, no demasiado extensa- orbita sobre dos temas recurrentes: la historia y los recuerdos, que en el fondo sólo son uno: la rememoración de un pasado esplendoroso y ya perdido. Por un lado recupera para la poesía la riquísima historia de la Antigüedad de su país, Grecia; por otro, en un tono melancólico, intenta rescatar los momentos de la juventud, sus primeras experiencias sexuales, el calor de lo erótico del cuerpo de los amantes... Mi edición es la que tradujo (¿asesoró más bien?) y anotó el también poeta (excelso poeta) José María Álvarez (¡oh, tiene página oficial), y en ella es tan sencillo atar cabos: la poesía de Álvarez tiene una huella tan honda de Kavafis... o quizá la versión de Kavafis de Álvarez es terriblemente personal. En cualquier caso, esa amalgama poética es sublime, es superior. Os dejo un claro ejemplo de intersección entre los dos autores:
En el poema Súplica, Álvarez anota que Kavafis, al parecer, fue inspirado por un cuadro del pintor Ralli, del que dice "desconocemos lienzo y artista". La maravilla que es internet me ha permitido encontrar a ese artista (no sé si aún desconocido para Álvarez, ¡han pasado más de 30 años de la edición!): se trata del pintor griego Theodoros Rallis, también conocido como Théodore Ralli, un pintor del fin de siglo que tiene cuadros realmente bellos, y que se une desde este momento a mi constelación de grandes autores de la época. Los dos cuadros de este post son suyos.
LA TUMBA DE EURIÓN
En esta tumba de un arte consumado,
tallada eternamente en mármol de Siena,
de violetas y lilas recubierta,
yace enterrado el bello Eurión.
Alejandrino, veinticinco años tenía.
De una vieja estirpe macedónica por su padre,
descendiente por su madre de una familia de oficiales.
Fue discípulo de Aristocleito de filosofía,
y de Paros en retórica. En Tebas los sagrados
libros estudió. Y de Arsinoe
escribiera la historia. Eso al menos permanecerá.
Pero lo más precioso lo hemos perdido -su belleza,
perfecta como una visión de Apolo.
En el poema Súplica, Álvarez anota que Kavafis, al parecer, fue inspirado por un cuadro del pintor Ralli, del que dice "desconocemos lienzo y artista". La maravilla que es internet me ha permitido encontrar a ese artista (no sé si aún desconocido para Álvarez, ¡han pasado más de 30 años de la edición!): se trata del pintor griego Theodoros Rallis, también conocido como Théodore Ralli, un pintor del fin de siglo que tiene cuadros realmente bellos, y que se une desde este momento a mi constelación de grandes autores de la época. Los dos cuadros de este post son suyos.
1 opiniones:
Espectaculares los cuadros...y la fracción de poema.
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