4.5.04

Semiótica del zombie

Un mal despertar lo tiene cualquiera.Cartel del remakeAyer fui a ver "Amanecer de los muertos", pero previamente, llevado por el ansia burrera del completismo, visioné la trilogía de George A. Romero: "The night of the living dead", "Dawn of the dead" y "Day of the dead". Son películas que llegas a apreciar por la nostalgia, como me decía Rorschach a la salida del cine, no por su calidad intrínseca. A mí, de las tres, me gusta especialmente "Dawn of the dead", ni tan casposa como la primera, ni tan previsible como la tercera.
Es curioso observar el fenómeno del zombie en el cine de terror, donde es un auténtico subgénero y tiene una amplia tradición desde los años 20 hasta nuestros días. Dos buenos ejemplos de la vida de la que goza son los dos últimos taquilleros ejemplos: "28 días después" y el remake que ahora se proyecta en nuestros cines. ¿Qué tienen los muertos que atraen tanto a los directores de cine de terror? Básicamente, a mi juicio, es que juegan con varios de los grandes terrores de la humanidad. En primer lugar, obviamente, el de la resurrección de los muertos. No una resurrección divina, sino una resurrección mucho más física y carnal, la de los muertos aún-muertos, pudriéndose, descomponiéndose. En el fondo de todo esto subyacen los miedos a la muerte y al ser enterrado vivo. (No hay por qué recordar aquí los diferentes rituales de enterramiento que ha seguido la humanidad y las posturas con las que a veces se dejaba el cadáver para que no pudiera volver a salir). ¿Qué haríamos si nuestros familiares fallecidos volvieran a la vida con su cuerpo demacrado y roído por los gusanos? Seguramente no pensaríamos que fuera buena idea que volvieran a casa.
En segundo lugar, el miedo a la soledad, a quedarnos solos. La casa de campo de "La noche...", el centro comercial de "El amanecer..." y el subterráneo militar de "El día..." son metáforas de esa soledad: la alienación del hombre, la incomprensión, Kafka, esas cosas... Ese centro comercial es una especie de isla donde sobrevive un grupo de personas que van contracorriente, que se niegan a cambiar su naturaleza. En tercer lugar, pero esto no se ve en el remake sino en las películas de Romero, es la idea de que los hombres son peor que la plaga de zombies: son los saqueadores del centro comercial, las discusiones en la casa de campo, o la hipocresía de los militares que no atienden a razones. El hombre es un zombie para el hombre, diría Hobbes.
Y finalmente, me parece interesante destacar otro de los temores de este tipo de películas, que corre de forma subyaciente, y que es común, por ejemplo, a las leyendas urbanas, que, en el fondo, son cuentos modernos con una moraleja (y subrayo la raíz "moral" de la palabra). Yo en estas películas veo un temor de la transmisión de una enfermedad por el contacto físico (sublimado aquí por la agresividad de los mordiscos y del canibalismo), y más concretamente del SIDA. La plaga de la "enfermedad" de los muertos, que se descontrola hasta la locura, es un reflejo de ese miedo.

Y, bueno, respecto al remake, he de decir que es una buena película. No es una obra maestra, pero es mejor que, por ejemplo, "28 días después" (en la cual, por cierto, suena una canción de Godspeedyou! Black Emperor), que ya era más o menos digna. En ambas películas, los zombies han aprendido a correr, ¡y, pardiez, cómo corren! Podrían competir en los 100m. lisos. Cameos de algunos protagonistas de las versiones de Romero, algunos momentos cumbre que recordaremos en mucho tiempo... Andrés tenía razón. Valió la pena.

P.d.: Nunca juguéis con una sierra mecánica en un bus en marcha.

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