6.7.24

Diario de verano (I): 1ª semana

He sentido la necesidad de dejar por escrito mis impresiones después de unos días fuera del trabajo. Estamos a sábado y mañana terminará la primera de las ocho merecidas semanas de vacaciones. El miércoles me di cuenta de que llevaba tres días y era como si llevase dos semanas, ¿y por qué? Porque la noción del tiempo, con el cambio de actividades me había sentado magníficamente.

Por las mañanas, como me despierto muy pronto, saco a los perros, o mejor dicho AL perro grande, el que puede pasearse y no al revés (que él te pasee a ti, yendo de árbol en árbol). Esas mañanas en las que, con el fresquito de las primeras horas, hago ejercicio (marcha rápida, y ocasionalmente algo de carrera), a veces con un podcast o con música de fondo, me están sentando bien. Cuando vuelvo parece que han pasado horas, cuando no son ni las ocho. 

Intentando no soliviantar los ánimos en casa (que consideran que paso demasiado tiempo delante de una pantalla), me he propuesto recuperar el ritmo de lectura, que este año ha caído en picado por cosas de la vida. No sólo tengo una montaña, literalmente, de cómics pendientes, sino también otro pequeño montón que ya he leído pero del que aún no he escrito. Así que, utilizando las horas de más inactividad de la casa, he vuelto a activar un poco más Papel en Blanco, escribiendo o programando al menos un artículo por día. La parte que se resiente es la de jugar alguna cosa, pero no puede abarcarse todo: o lees y escribes, o juegas.

Así que me siento bastante contento de esta primera semana: me he quitado de en medio una cantidad razonable de lecturas, he tenido una productiva reunión de trabajo, he ido a la librería a gastar los dineros, he resistido valientemente todo el junio y una semana de julio sin comprar ningún juego de mesa ni gastar inútilmente en las rebajas de Steam, he hecho más ejercicio que en una semana corriente de trabajo, he podido descansar un poquito cada mediodía, y me he podido dedicar a mis cosas, que es lo que realmente me ha liberado del estrés mental que llevaba.

Amebas: Qué son y qué provocan

Siento la necesidad también de expresar esto: en lo tocante al trabajo, acabó un curso muy duro en el colegio, por dos cosas: por las tensiones internas en la dirección del centro, y por la dificultad en la gestión de algunos de los grupos. Y es que una de las cosas que más me ha desgastado ha sido uno de los grupos, en cuyo paso por secundaria se ha demostrado completamente impermeable al entusiasmo que pongo en mis clases. Una clase en la que no había demasiadas actitudes malas, pero que a fuerza de pasividad y extremo desinterés, hasta el punto de posicionarse contra mí, me desanimaron completamente. El trabajo de profesor es sin duda muy ingrato.

No dejo de pensar que son adolescentes y, por tanto, muchos no son plenamente conscientes de lo que están haciendo, o repensarán su actitud con el tiempo. Pero eso no habrá evitado el sufrimiento o el desgaste que provocaron.

Liberado de estas cargas, esta primera semana me ha sentado de maravilla, y espero que sólo sea la antesala de estos dos meses de verano.

6 opiniones:

Luis Antonio dijo...

A pesar de los pesares, la enseñanza es un trabajo muy sugestivo. Lo dice uno que se ha dedicado a ello durante más de 40 años.
Saludos cordiales

Josep Oliver dijo...

Muchas gracias por tu comentario lleno de sabiduría, Luis Antonio. Un saludo.

Carolina dijo...

Es complicada nuestra profesión. Toca mucho para lo bueno y para lo malo.

Qué bien que hayas podido volver a conectar con la lectura y tu tiempo libre.

En julio hace falta ese reseteo mental, seguro que el verano va genial habiéndolo empezado así :)

Ivonne C dijo...

Me alegra leerte después de tanto tiempo. Recuerdo que leía tus escritos hace algunos años, pero de pronto dejé de escribir y también de leer. Es difícil. Pero estamos de vuelta, me alegra leerte.

Josep Oliver dijo...

Carolina, gracias por pasarte. Sí que es una profesión complicada. Intensa diría yo. E ingrata. También satisfactoria. A veces me supera. Espero que también tengas un verano en el que puedas desconectar y recargar las pilas.

Josep Oliver dijo...

Ivonne, es un placer y una sorpresa que hayas pasado por aquí tras tanto tiempo. La época de los blogs pasó ya hace mucho -ya ves, este tiene 22 años...-, pero a mi espíritu finisecular le gustaría creer que el poder de la palabra haga, incluso, que algún día estén de vuelta. Soy un ingenuo. Estoy contento de que estés por aquí.

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