31.12.21

Cerrando 2021: los juegos de mesa


 

Este año puedo darme por satisfecho con los números en cuanto a juegos de mesa. Fueron 511 partidas, superando el año pasado, aunque una parte importante tienen truco: aprendí a juzgar a ajedrez y eso hice que jugase muchísimo. Aunque, evidentemente, sigo siendo un pésimo jugador. Otro factor fue el encontrar el Onirim como app en el móvil. Un juego que en físico sería muy, muy pesado por la cantidad de veces que hay que barajar las cartas, en app se hace una maravilla. La verdad es que lo jugué demasiado y ahora mismo no tengo ganas de verlo ni en pintura.

Una de las cosas que ha reactivado el número ha sido la reapertura del Aula de Juegos en tiempos de postcovid, lo que ha hecho que pueda volver a jugar con los chicos siguiendo las normas higiénicas. Otro tipo de reuniones con adultos no he tenido, y el resto han sido partidas en solitario.

Voy a destacar, como el año pasado, los juegos que más me han gustado durante este 2021, sin atender si son novedad del año o no.




 


 

 

Estuve mirando a ver si podía encontrar algún juego de Flying Frog, porque recordaba uno de los videotochos de Chemapamundi sobre uno de ellos y me quedé con la cantinela. Encontré el A Touch of Evil 10th Anniversary y fui a por él. Aunque es una edición sobreproducida, un festival de azar, es un ameritrash gótico muy divertido. Si puedo encontrar alguna de sus expansiones, me haré con ellas.


Cartógrafos es un flip and write en el que tenemos que ir componiendo un mapa encajando las piezas que nos van dando de manera que consigamos la máxima puntuación. En el fondo es como jugar a Tetris, pero con algunos elementos de interacción con los demás, y el hecho de que se han puesto a la venta nuevos blocks que van cambiando sutilmente la experiencia del juego. Con mi MinionD9 he jugado bastante y le ha gustado. Es un juego que también llevaré al cole.


 

Fief es un juego de gestión y guerra medievales. No es precisamente rápido, pero recompensa mucho. En el juego, reclamaremos aldeas, pediremos el diezmo o la talla, estableceremos alianzas con otros jugadores por medio de matrimonios, nos ordenaremos obispo, cardenal e incluso papa, batallaremos, haremos asedios... La verdad es que como simulación del statu quo medieval está bastante bien. Lo jugamos en el cole y a pesar de ser un juego largo y de una secuencia de turno infinita, les gustó mucho. Tengo ganas de volver a sacarlo.


The Lamps Are Going Out es una gran táctico de la IGM que ha tenido opiniones encontradas, pero creo que funciona bastante bien. Tiene un componente histórico muy fiel a la realidad, al menos, así como van entrando las potencias en guerra y lo que hacen, a pesar de tener pequeños fallos (el track de la guerra en África). 


 

Zona es un juego que me gusta, primero por su temática: es evidente que está inspirado tanto en la novela Roadside Picnic de los Strugatski como en mi querida saga de videojuegos Stalker, así que no podía no gustarme. Creo que consigue trasladar a la mesa bien el agobio del juego, aunque creo que debería ser un colaborativo y no un competitivo. O una expansión o unas reglas caseras acabarán por limar las asperezas que tiene.

 


1918/1919 Storm in the West es un wargame ambientado en el final de la IGM de Ted Raicer. Parecía, por el setup, que iba a ser un juego muy estático, pero no fue así. Una tabla de combate demoledora, y una continua lucha por ir ganando territorio. En las dos partidas que jugué me lo pasé muy bien, y sobre todo el bando que resulta más interesante de jugar es el alemán, que tiene todas las de perder, pero si hace un uso inteligente de la defensa y se repliega en los bastiones que le quedan, tiene una posibilidad. 

Otros juegos que también me han gustado mucho este año van desde el party Taco Gato Cabra Queso Pizza, la continuación de la campaña de Mice & Mystics con mi hija, el nuevo juego del creador de Ciudadelas, Vampiro: Vendetta... Me quedo seguir con Hellboy y Star Wars Imperial Assault

Llegué tarde a Arkham Horror LCG, pero llegué (y he de decir que justo antes de la reedición). Y me encantó. Jugué los casos de la caja básica y luego me vine arriba comprando el ciclo de Carcosa. La verdad es que no me esperaba que un juego de cartas fuera tan evocador e interesante.

Los fiascos del año: Lusitania, Dragoon, Sylla.

Una de las cosas que me ha gustado comprobar es que he vuelto sobre algunos wargames en solitario tras un año de jugar por primera vez y he notado como este año me ha dado rodaje y perspectiva cuando los he vuelto a desplegar (Konigsberg, Celles, etc.), que me han permitido, con la sabiduría acumulada, jugarlos y disfrutarlos de manera diferente. Me quedo con esta satisfactoria sensación de haber madurado a lo largo de un año de wargames.

Para 2022 me gustaría poder seguir jugando a buen ritmo con el nuevo equipo que tengo en el Aula de Juegos (tengo una buena lista de cosas que quiero probar con ellos antes de que algunos se vayan); me gustaría también seguir ahondando en mi reciente pasión por los wargames y probar los que tengo sin estrenar y prepararme para la avalancha que viene (por cierto, tengo una docena de cajas por llegar de varios mecenazgos... no sé dónde lo meteré todo); y por último, me gustaría poder volver a encontrar una rutina de juego con mi grupo habitual... Juegos, desde luego, los habrá. Todavía tengo muchísimos por estrenar; en 2022 me gustaría al menos sacar algunos de ellos y reducir su número.

30.12.21

Cerrando 2021: Rol


Este 2021 ha visto cómo progresivamente volvíamos a las mesas de forma presencial, aunque mirando la lista no lo parezca. Han sido 12 historias, a pesar de que algunas de ellas no se acabaron. Año simplemente continuista a la espera de poder retomar el rol presencial de una vez.

1. Mentiras (Ecos disonantes) (online). Una nueva entrega de Ecos disonantes, ambientado en un instituto lleno de secretos,que pude jugar como jugador.

2. Cuestión de fe (Ecos disonantes) (online). En esta ocasión hice una especie de hack del módulo Fe de Ecos disonantes porque tenía una idea muy clara de la historia que quería contar: una historia que se había forjado un contexto en partidas anteriores con la creación del distópico Banco Jesús Libertador. Aquí tenéis la intro en video que hice.

3. Black Betty (Walpurgis) (online). Walpurgis es un juego que me encanta y que es prácticamente un título desconocido: se enfoca en recrear el espíritu de las películas de serie B de horror y ciencia ficción de los 60, 70 y 80. En esta ocasión, la inspiración vino de un bolsilibro de Bruguera, tipo de narrativa que está llena de semillas de rol para juegos como éste. En Black Betty (cariñoso nombre de la nave en homenaje a la canción que versiona Nick Cave), una nave de exploración tiene que descender a un planeta hostil... y muy inteligente.

4. El último adiós (playtesting) (online). El gran Óscar Recio ha estado probando una campaña / sistema / juego con varios grupos de juego, y yo tuve la suerte de estar en uno de ellos junto a los magníficos Julia de BaM, Lycosaedro y Pepe Pedraz. Un honor participar en este proyecto que pinta de maravilla y en el que espero poder aportar mi granito de arena según se vaya desarollando.

5. La rebelión (Follow) (online). Follow quiere ser un sistema universal de narración, y lo es, pero me esperaba algo más... rolero. Se trata de un juego de secuencias narrativas con mucho margen para contar buenas historias, pero se vende como juego de rol cuando no lo es. Si tienes un buen grupo dispuesto a contar una historia por turnos, sí puede ser una buena experiencia. Quizá el problema es mío, por tener una expectativas que no se correspondían exactamente con el producto. Pero sigo pensando que puede ser un buen juego, sobre todo adaptándolo a un aula.

6. La habitación sin sellar (La llamada de Cthulhu). [Inacabada] Cuando dirigí esta historia, hace unos años en el colegio, fue un éxito total, y me dio la idea de escenificar en clase un juicio teniendo como base los resultados de aquella partida. Pero llegó el covid y no pudo ser. Así que al volver a la "normalidad", volví a probar suerte con un grupito de 4º muy bueno, pero la cosa fue languideciendo entre sesiones presenciales y online, y actualmente no la hemos terminado. Ni que decir tiene que mi segunda intención al jugarla tampoco podrá cumplirse en esta ocasión.

7. El viajero perdido (Tiny Dungeon). El verano anterior había iniciado a mi hija de 7 años al rol con este sistema, que me parece perfecto para eso, y este verano volvimos a probarlo con una amiguita suya. El resultado no fue tan interesante, pero la experiencia de introducción siempre me es grata.

8. El atraco a Sampson & Co. (Ecos disonantes) (online). Volví a dirigir el primer Eco, El atraco, para mi grupo avanzado del Aula de Juegos una vez había terminado ya el curso y siendo ya ex alumnos, y eligieron el robo de un banco en el Oeste... ¡Nunca lo habría imaginado! A partir de ahí la cosa se puso rara... No terminó demasiado bien, pero creo que fue una buena sesión.

9. Operation Ice Dragon (La llamada de Cthulhu) (online). [Inacabada] Con el mismo grupo que la historia anterior, empezamos este módulo que apareció en el último número publicado de Bayt Al Azif, modificándolo un poco: lo emplacé en una estación científica soviética tras la IIGM. No terminó de funcionar como hubiera querido, me notaba poco ágil; no la acabamos y tampoco insistí en ello. A pesar de ello, creo que tiene potencial.

10. 246 Corbitt Street (La llamada de Cthulhu) (online). [Inacabada] Un clásico revisitado en un one-shot ambientado en la era moderna y que se conecta con el módulo más jugado de todos los tiempos de este juego. La cosa pintaba muy bien, pero por reiterados problemas de agenda no lo pudimos acabar. Una pena.

11. La mina perdida de Phandelver (Dungeons & Dragons). [En marcha] El año pasado, un grupito de chicos de 6º empezó a jugar a rol en los patios en free style. Yo les dejé el material de D&D y les prometí que al año siguiente jugarían conmigo. Así que ahora que ya han llegado a ESO, aquí están: cogimos los personaje pregenerados de la Caja de Inicio y nos lanzamos a la aventura. A pesar de lo ocasional y de lo breve (jugamos en lapsos de 25 minutos un par de veces a la semana), me encanta jugar con ellos. De momento, sólo empezar, ya había habido una baja y han decidido ir a Phandelver a intentar revivir al compañero dejando de lado su misión principal :)

12. La vergüenza del héroe (Dungeon Hack). Fijándome en cómo se tomaban los últimos juegos de mesa que hemos probado en el cole, me di cuenta de que el nuevo grupito de comedor que se ha formado en el Aula de Juegos iba a ser muy proclive a jugar a rol, y no me equivoqué. Así que para variar un poco, y por fin aprovechar este mecenazgo que tenía muerto de risa desde que se entregó, aproveché para jugar un mazmorreo típico con Dungeon Hack. La verdad es que está muy bien: una destilación del D&D con pocas reglas y poco tinglado. Jugamos una de las partidas del manual y la cosa fluyó muy bien, así que a la vuelta de vacaciones tengo pensada una gran aventura para seguir explotando este sistema.

13. (Extra) Mapeando las catacumbas. Casi terminando el año pruebo Mapeando las catacumbas, jueguito de rol en solitario. El juego es un poco lo que hacía Escape the Dark Castle pero con papel, lápiz, dados y tablas. En la primera partida, bajamos un nivel por una maltrecha escalera de mano, encontramos a un sicaro loco y atado, seguimos profundizando por una estrecha brecha, y llegamos a una sala donde un herrero hace que el de nuestro equipo se rebele contra el grupo. Resultado: los dos que quedaban espichan y fin. Admito que el sistema puede generar narrativas interesantes, pero no sé si me quedo con el juego de cartas.

En el 2022 que entra tengo varios propósitos: me gustaría poder retomar Las máscaras de Nyarlathotep de forma presencial, ese sería mi principal deseo. También me gustaría jugar a algo de Vampiro, probar el rol en solitario con Ironsworn y Mapeando las catacumbas, para ver de una vez qué puñetas significa este concepto. También me gustaría darle un par de vueltas a un par de ideas que tengo y ver qué posibilidades hay de que vean la luz. Y, en fin, me mucho gustaría probar un montón de sistemas que tengo en la recámara y que aún no he estrenado, sobre todo los de Pepe Pedraz: Trueque, 7 Días de travesía... A otros los tengo en diferentes situaciones Never Going Home me llamaba mucho al principio, pero desde que he estado leyendo mucho sobre la IGM su enfoque sobrenatural ahora no me parece tan interesante; me gustaría también probar Vaesen, del que hice un all-in en inglés del que ahora me arrepiento un poco, pese a que las calidades de la edición son de 10; Camaradas me gustaría jugarlo proponiendo una distopía parecida a El cuento de la criada; Liminal estuvimos a punto de estrenarlo en el cole e incluso hicimos fichas... luego la cosa se torció, pero el tema de fantasía urbana en un contexto no tan plomizo como Vampiro puede dar de sí; Kids on Bikes actualmente no me llama mucho, quizá la vena nostálgica ochentera pueda reactivar mis ganas cuando se estrene la nueva temporada de Stranger Things; lo que sí tengo ganas de dirigir es Las cosas que dejamos atrás; Tiny Frontiers es una versión espacial del Tiny Dungeon, y me vendría bien para gente joven o nuevos jugadores, lo tengo en la recámara para iniciaciones; Coriolis, juego en el que también me metí all-in, y que parece que tiene un lore espectacular, pero que a la hora de la verdad no sé a qué grupo sacar; y finalmente juegos que de momento descarto como Girl Underground o Barbazul, demasiado chungos como para poder jugarlos. Y me estoy dejando más juegos que he ido comprando y poniendo en la estantería. Con todo, este 2022 caerán más seguro: mínimo Alien Caja de Inicio y Trueque Noir, algunas de las cosas que saque Edge para La llamada, Vaesen Bretaña cuando esté en español, más lo que está pendiente de entregarse (Hermanos de la Costa, Old School Classics) y vete a saber qué más. Hoy mismo he visto el planning de The Hill Press para el nuevo año y he respirado tranquilo al comprobar que no había nada que realmente me apetezca probar... En suma, que espero que el 2022 me reserve, al menos, otras 12 partidas para continuar con este amor que es para mí jugar a rol.

29.12.21

Diario de lecturas (XXVIII): bolsilibros

Igual que me gusta volver sobre viejas películas de terror de los 60, 70 y 80 (y cada vez más, los 90 y adelante), sobre todo cuanto peores mejor, cada año me gusta leer algunas de los centenares de novelitas pulp que he ido amontonando como coleccionista. En los últimos meses he leído algunas que me gustaría comentar brevemente.

· El alquimista de la serpiente ciega, de Ralph Barby. No había leído ningún relato de este señor, y con éste me ganó. Situado en el Londres moderno (de los 70, entiendo, o al menos es lo que me imagino), Barby nos lleva hasta un antro de mala muerte regentado por un hombre misterioso y cuyos clientes tienen unas acciones del local que no pueden vender porque todos los que lo hacen acaban muertos... Magnífico mcguffin de inicio porque nos lleva a otro lado a poco de empezar, y la verdad es que es tan interesante que me ha inspirado para alguna partida de rol, por lo que no voy a comentar más la trama, pero incluye magos encerrados en criptas, túneles secretos bajo Londres y misteriosas autopsias que no tienen explicación. Barby me gana con esta primera lectura.

 

· Yo compré un castillo, de Ralph Barby. Decidí seguir investigando la narrativa de este autor, y en esta ocasión, nos presenta un planteamiento un tanto surreal y humorístico: una señora viuda sale del bingo con unas libras de más y acaba en una casa de subastas comprando la maqueta de un castillo, cuando ella pensaba que lo que adquiría a un precio absurdo era un castillo real. Lo que ocurre es que la maqueta es realmente un castillo, y en su interior sigue un malvado noble y su alquimista en tamaño diminuto, castigados por un maldición de la que sólo se podrán liberarse de ella con el consiguiente sacrificio de jóvenes vírgenes... que la pobre viuda deberá proveer. Un divertimento que bien podría haber sido una película de Jess Franco, con situaciones de humor, rituales satánicos y jovencitas desnudas corriendo por entre pasillos llenos de telarañas. 

· Besando a la muerte, de Ada Coretti. Si Ralph Barby abraza lo fantástico y no pretende en ningún momento ofrecer una explicación racional a los hechos que cuenta en sus libros, Ada Coretti no puede evitarlo. Ya he comentado en alguna ocasión que Ada Coretti es una escritora deleznable: es una versión femenina de Joseph Berna (investigué y creo haberme asegurado de que no era un pseudónimo suyo), en la que hace un uso extensivo del punto y aparte sin ningún sentido narrativo, utiliza constantemente fórmulas del lenguaje oral en sus descripciones, y en general, su idea de escribir es más bien nula. Pero, además, en sus historias sobrenaturales, siempre hay un culpable oculto que devuelve los hechos a la esfera de la racionalidad. En esta ocasión, se trata de una misteriosa novia de blanco velo que va azotando con látigos a las sucesivas novias de un tal Tully, cuando no se lía a hachazos con algunas de sus pobres víctimas. Pero como si fuera un episodio de Scooby Doo, aquí siempre encontraremos una mano negra que ha orquestado todo el tinglado con un propósito. Y este libro no es una excepción. Mención aparte hay que hacer de los párrafos enteros que la autora se autofusila, ¡dentro del propio libro!, y que comenté en un hilo de Twitter (aquí en La danza de los esqueletos; aquí en Besando a la muerte).  Pero eso no es óbice, como en Joseph Berna, de que se haya convertido de forma automática en una de mis autoras de bolsilibros favoritos, precisamente porque, en este tipo de literatura pulp, cuanto peor, mejor.

28.12.21

Cerrando 2021: los libros

En Papel en Blanco he comentados los 4 o 5 libros que más me han gustado de las lecturas que he hecho durante este año (los cómics no cuentan, van en otra lista).

Como en el post comento, 

Simplemente añadir que después de dos años con números más bajos, recupero la cifra de 2017 llegando a la sesentena de títulos. Como veremos, tanto libros como cómics son los indicadores que más han bajado en los últimos años. Puedes leer la entrada completa aquí.

21.12.21

Cerrando 2021: resumen

Este año, en cuanto a los indicadores que siempre valoro en este blog de ocio, los resultados han sido mejores que en 2020, que, por otra parte, fue un año excepcional. Han mejorado las marcas de películas, de lectura de libros y de cómics, las partidas... En general el único indicador que no ha aumentado ha sido el de temporadas de series, y seguramente el de posts escritos. El detalle lo publicaré más adelante actualizando esta entrada.

Este año he visto cambiar claramente mis prioridades. Lo cierto es que cada vez me interesa menos el cómic, tanto como lector como divulgador. Además, noto que cada semana voy apretado, forzado a escribir, y aunque a veces quede satisfecho de lo que escribo, noto que me quedo en la superficie, que no soy capaz de realizar un análisis que muchos de los demás divulgadores o críticos hacen. Y como de creadores de contenido sobre cómic en las redes hay muchísimos, que además escriben mucho más (en cantidad, y algunos en calidad), a lo largo de 2021 he notado un progresivo desafecto con esta parte de mi trabajo/ocio. Seguiré escribiendo porque tengo un compromiso con Ultima Hora, pero no me satisface como antes.

Lo mismo me pasa con la dirección de Papel en Blanco. He acabado solo frente al timón durante la mayor parte del año, con colaboraciones puntuales que he agradecido mucho. El 2021 tenía que haber sido el de la migración del servidor y un nuevo empuje a la web, pero no he conseguido captar a las personas que hubiera querido, y Papel en Blanco tiene que ser un trabajo en equipo. Así que Papel en Blanco sigue y seguirá a medio gas mientras al frente siga sólo yo. Cancelé la migración a Wordpress y volví a Medium, que no me gusta, pero es mejor porque es gratis y ya estoy acostumbrado. De ninguna manera añadiré un gasto anual para conseguir menos visitas aún y ningún beneficio. Seguiré en Papel en Blanco actualizando como pueda hasta que no dé más de mí o decida cerrar definitivamente el proyecto o traspasarlo a alguien a quien le importe de verdad.

No obstante, este año inicié un nuevo espacio, fruto de mi proverbial falta de foco. En El desafío de las águilas he creado un microespacio para hablar solamente de wargames y de libros de historia bélica. Es mi pasión y es lo que he descubierto en el último año que me mueve. Es algo muy minoritario, es un nicho dentro de un nicho como dicen, pero es lo que ahora me llama. Es lo que quiero hacer. Así que ahí seguiré, subiendo con ilusión entradas que llevan mucho trabajo, sin una periodicidad regular, pero con muchas ganas.

Y es que en el fondo es todo una cuestión de tiempo.

Una de las cosas que añoro es hacer cómics. Durante este años he tanteado a no menos de 5 o 6 autores para dos proyectos que tengo en mente, y tristemente han declinado todos. En algunos de ellos es normal, porque son autores con una carrera y entiendo que tengan sus propios proyectos trazados y no quieran arriesgarse a la moto que les vende alguien que sólo hace esto de forma secundaria y sólo ha publicado un cómic, aunque sea en 4 volúmenes. De la gente que está despegando y es novel me duele un poco más, porque creo que podría haberse sumado a una bonita idea, pero cada cual, evidentemente, tiene su vida. Me gustaría, además, proseguir con mi obra ya consolidada, pero no consigo la manera de motivar a Bart para seguir adelante. No quiero forzar nada, pero es un buen amigo y lamento que la distancia que nos separa haga que no podamos entendernos mejor. Una de las cosas que más me gustaría es sentir la emoción de crear juntos. Ayer estaba empezando a ver la serie documental Get Back y volvió a golpearme esa magia que se crea cuando varias personas colaboran en sacar algo adelante. Me encantaría volver a sentirla de nuevo.

Ojalá 2022 traiga nuevos horizontes que me confirmen en algunas ideas, desechen otras y me lleven a poder dedicarme a lo que más deseo.

13.12.21

Parecidos razonables (XLV): Bitoku vs. Equinox

Desafortunada coincidencia en novedades en juegos de mesa que salieron durante la feria de Essen de 2021: Bitoku, editado por Devir, y Equinox, editado por Plan B. El tema, la composición e incluso la paleta de color son extrañamente parecidos. Hay que decir en su favor que de ambos hay edición con portadas alternativas: 




28.9.21

Diario de lecturas (XXVII): cómics que no me gustaron

 · Sweet Tooth (integral 1 de 2), de Jeff Lemire (ECC, 2020). Lemire se ha convertido en uno de los guionistas y autores completos más productivos y populares de los últimos años en el mainstream americano (no sé cuántas veces se habrá escrito ya esta frase); sus trabajos en Marvel y DC, de esta forma encumbrado, le han permitido seguir haciendo otras obras más personales e "indies" por su cuenta o en pequeños sellos. En Sweet Tooth la cosa le funcionó hasta el punto de que le compraron los derechos para una adaptación en Netflix. Leído el primer todo de los dos integrales de la serie, me encuentro con un cómic que respira clichés por todos lados. Lemire ya los ha usado antes (como cuando aprovecha para su propia relectura del género superheroico en Black Hammer. Muy original: después de Alan Moore, de Peter David, de Kurt Busiek, de Grant Morrison, él también tenía que darnos la suya), pero en Sweet Tooth todo funciona a medio gas, como una película de sobremesa de la tele. Ahora vemos un guiño (¿un homenaje, simplemente un lugar común?) a los personajes de tío macho crepuscular de Clint Eastwood, ahora un deje de The Walking Dead, ahora un poco extraña relación paternofilial de The Road de Cormac McCarthy o Lobo Solitario y su cachorro, ahora reciclamos una idea propia (el germen de su Family Tree es lo mismo que esta serie, ¿o fue al revés? No importa porque todo queda en casa)... Y el resultado es la relectura de rigor, supongo, del drama postapocalíptico que se ha puesto de moda en los últimos años. Tampoco podíamos pedirle a este hombre que fuera bueno en todo lo que hace, ¿no?


· Aspirina, de Joann Sfar (Fulgencio Pimentel, 2020). De uno de mis autores favoritos, Joann Sfar ha pasado de ser poco menos que un fraude para mí. De una obra ingente, he leído, creo, la gran mayoría de lo publicado en español, y después del deslumbramiento inicial que me provocó, con sus primeras entregas de El gato del rabino, El profesor Bell, Vampir o Klezmer o sus contribución en los orígenes de La mazmorra, sus cómics me vienen provocando cada vez más aversión. Primero, por su absurda capacidad de ir generando series al mismo tiempo que las abandona por aburrimiento  (El minúsculo mosquetero, el del clan prehistórico, cómo era, esperad un momento... Ah, sí, Los viejos tiempos, un solo tomo). Segundo, porque esa estética pictórica de la que ha hecho bandera su estilo (a saber, dibujar a impulsos, olvidarse de una construcción de personajes con rasgos fijos, cambiar bruscamente de grosor de trazo, de estilo, sin que eso responda a ninguna necesidad narrativa, sino solamente al capricho) me enerva cada vez más. En Aspirina, Sfar se saca de la manga dos cacho álbumes de más de cien páginas (¿era así el formato original francés?), publicados aquí en un solo volumen, para hacerle un spinoff a este personaje que habíamos conocido en Vampir, porque parecía que el personaje de la adolescente gótica vampira molaba y podía dar de sí... ¿Pero qué tenemos? Una historia que va a trompicones, y que entiendo que Sfar va realizando a medida que se la inventa, porque ése es su estilo, ésa es su marca de la casa, y que no lleva a ningún sitio. Porque aquí ya Sfar no se pone ya a filosofar sobre la religión, la vida o el arte como en El gato del rabino o en sus series más sesudas, sino que es avanzar por avanzar, y en el segundo tomo, cuando el personaje de Aspirina ya no es más que una comparsa de lo que parece más una partida de rol (¿es aficionado también a rol Sfar? ¿hay algo que no haga? Muchos guiños paródicos a esta afición en este cómic), la trama ya se descontrola por completo. El resultado es que durante casi 300 páginas me he aburrido soberanamente con un Sfar que no sé a qué juega, sin chispa, sin una pizca de interés. El segundo tomo de Aspirina es de 2018 y acaba con un final abierto. ¿Sfar amenaza con más?

 

· El tatuaje, de Jérôme Pierrat y Alfred (Flower Press, 2020). Enmarcado en una colección llamada La Gran Tebeoteca del Saber, este cómic pretende ser una introducción a un tema de interés popular. Esta tercera, tras el universo y los zombis, nos lleva a un repaso histórico por la trayectoria del tatuaje como manifestación artística. Y aunque el tema resulta muy interesante, y la panorámica es muy completa (desde el hombre prehistórico, pasando por su sentido tribal, la apropiación cultural, la cultura de bajos fondos, y finalmente su "democratización" en el siglo XXI), el resultado es poco ágil. El texto del historiador Jerôme Pierrat se impone al dibujo de Alfred, que hace lo que puede, y lo hace muy bien, pero termina siendo una cantidad tal de información la que proporciona, que la lectura se hace farragosa y aburrida. Desconozco la experiencia que tenga el guionista trabajando con un dibujante, pero comente un error muy básico, y es el de atiborrar de texto cada página, incapaz de renunciar a una parte de la información en favor de la imagen. De esta forma, la obra acaba siendo más un texto ilustrado que un cómic, quizá también por culpa de un formato que deba cumplir (¿número limitado de páginas?). Un tema atractivo tratado de forma algo torpe; quizá sea interesante ver cómo han planteado el mismo trabajo en otros temas el resto de autores de esta serie documental gráfica.

9.8.21

Diario de lecturas (XXVI)

Por fin, durante el verano, he podido avanzar la pila interminable de cómics que tenía pendientes por leer. ¡Hasta el punto de quedarme sin novedades! Así que he aprovechado para ir tirando de estantes olvidados donde tengo cómics pendientes de leer de hace años, para ver qué hago con ellos.

· Blotch, de Blutch (La Cúpula, 2007). Este cómic cayó por casualidad en mis manos, y he demorado su lectura años, porque simplemente no me apetecía. He leído bastantes obras de Blutch (Velocidad moderna, La voluptuosidad, Peplum, sus colaboraciones en La Mazmorra...), y sigo reincidiendo porque supongo que su organico trazo me recuerda al de Frederik Peeters. Creo de que de todas sus obras, me quedo con Peplum; en Blotch el autor vuelve al tema tan manido en el cómic como es el cínico y despiadado retrato de un artista que no es más que un endiosado y ególatra farsante. Supongo que me hubiera gustado más si no hubiera leído ya Wilson de Clowes, Fante Bukowski, La soledad del dibujante de Tomine y demás cómics que parten de la misma idea. La fórmula es la misma que en otras ocasiones (¿aunque puede que Blutch fuera primero?): un dibujante que piensa que es el mejor en lo que hace y que el resto son segundones, y mientras tanto se comporta de la forma más mezquina posible. Si en algunos de los casos citados, el retrato era incisivo pero tenía un punto de ternura que te hacía empatizar con el pobre diablo, aquí este giro está ausente: Blotch es puramente un ser deleznable, al que al final del álbum le deseas todo lo malo que le pueda ocurrir.

· Lobezno Max (3 volúmenes), de Starr, Ruiz, Boschi y VVAA (Panini, 2012). Compré estos tres volúmenes atraídos yo que sé por qué, supongo que por las portadas de Jock (que he terminado odiando). En estos 3 ó 4 arcos que conforman la serie Lobezno Max no encontramos ni una sola idea interesante, y eso que el poder hacer una serie con este personaje en esta linea más "adulta" y por tanto, menos censurable, habría podido dar pie a algo grande como el Punisher de Ennis (el bueno). Pero en vez de eso, ¿qué tenemos? A un Lobezno que ha perdido la memoria por un accidente de avión, y que poco a poco va descubriendo que era un asesino a sueldo de Víctor Dientes de Sable Creed, y que ambos se conocen desde principios de siglo cuando provocaron un buen follón en Japón a costa de dos familias nobles. Jason Starr juega con el canon para hacer lo que le da la gana, pero sin una dirección fija: de Japón, Lobezno viaja hacia Las Vegas, donde cree que encontrará respuestas a sus preguntas. De camino, conoce a una modelo enrollada con un cartel de las drogas ("¡acuéstate conmigo! ¿no quieres? ¡demasiado tarde! ¿Ah, ahora sí? ¡Ahora no quiero! ¿Qué haces, dónde me llevas? ¡Sí, te utilicé! ¡Mátame, total mi vida ya ha sido un infierno!"), luego se mete en un club de la lucha, donde otra tía buenorra lo hipnotiza para usarlo como arma, por si le faltaran problemas de memoria. Tras acabar con ella y su estúpido ayudante-manager del club de la lucha, resulta que todo converge en que, al final, Lobezno había estado trabajando para un supercapo mafioso de Las Vegas, que fue el que le implantó el adamantium (?!), que el propio mafioso también lleva en unas garras (?!!!!), y finalmente, para volver a empezar de nuevo, Logan decide cortarse los brazos con un tren para dejar de tener las garras... Me ha parecido un despropósito de serie, que usa todo tipo de tópicos, cerrada de forma atropellada y torpe, con una alternancia de dibujantes que hace que la serie vaya variando mucho de calidad artística. Muy, muy prescindible serie, que no aprovecha para nada la ventaja que tenía estar enmarcada en la línea Max (sí, cuatro cabezas salvajemente cercenadas o rasgadas, o algunas chicas enseñando los pechos, eso es todo lo que da de sí la etiqueta "para adultos").

27.7.21

Reseñas (extremas) mínimas (XXV)

 · Para empezar, dos trabajos dentro del black metal que me han llamado la atención. El primero es III, de Spectral Lore (2014, no es novedad, aunque el grupo sí ha publicado este año). Un proyecto unipersonal del músico griego Chris Aylos Dir que navega en las turbias aguas del atmospheric black metal. Un inicio prometedor en Omphalos (artefacto pétreo de uso religiosoen la Antigua Grecia. Según la mitología, sería la piedra dejada por Zeus en el centro del mundo, de ahí su derivación a "ombligo") y a partir de ahí seis canciones que no bajan de los 10m cada uno, hasta el final en Cosmic Significance, corte que también tiene algo de dungeon synth. Cuesta un poco entrar, pero el resultado es muy interesante. El otro es Achrony, de Elderblood (2021), un grupo polaco que se dedica al black metal sinfónico. Es significativo que un país tan marcadamente católico como Polonia haya dado lugar a reacciones tan viscerales como Behemoth o estos Elderblood. Achrony es una descarga furiosa de black metal que recuerda, sobre todo, a Carach Angren y a Fleshgod Apocalypse. Quizá por ese componente sinfónico son más accesibles y es fácil entrar en ellos. De todas maneras escuchada la intro Sparks, pensaba que el grupo aprovecharía más elementos de la liturgia para crear su sonido (al estilo de Batuskha), pero me equivocaba. En palabras de AMG, "an album that flashes moments of brilliance and overwhelms with its extraordinary anger, although its excessive length and symphonic over-saturation can dim this fiery insanity".

· Måneskin - Teatro d'ira vol. I (2021): los flamantes ganadores de Eurovisión de este año han sido toda una sorpresa. Al menos para mí, ¿quién me hubiera dicho que me hubiera puesto a buscar material y a escuchar álbumes de un participante de Eurovisión? Más allá de su canción estrella, Zitti e buoni, Måneskin tiene bastante más que ofrecer. Sobre todo porque no se casa con un estilo determinado: son funky, son rock, son balada, tienen ramalazos de hip hop o asquerosos ritmos latinos... En fin,que son bastante variados, y el disco Teatro d'ira tienen cosillas muy sólidas. Los mejores cortes de este álbum, sin duda: Coraline y La paura del buio. Pero también tienen sus defectos: no me molesta la fijación de Damiano por recitar más que cantar (aunque sí me cansa), pero sí que lo hace el hecho de no haberse trabajado más las letras. No es que sean buenas; lo son cuando quieren (ver canciones citadas): es que son muy repetitivas, y allí donde podría haberse puesto una variación en el puente hacia el estribillo, éste se repite; los estribilllos podrían haber contenido variaciones, en definitiva, que haber escrito más letras en vez de abusar de su repetición sumaría al conjunto.

13.7.21

Parecidos razonables (XLIV): Qrixkuor vs. Tool

Parecidos razonables entre la portada del disco Poison Palinopsia (2021), del grupo Qrixkuor, y la icónica portada del Lateralus de Tool (2001). En este caso estoy convencido de que el parecido no es casual y el artista de la portada (Daniel Corcuera aka Nekronikon) se inspiró en la de Alex Grey, aunque en su Instagram dice que el parecido no fue intencionado... 

Poison Palinopsia (2021)


Lateralus  (2001)

8.6.21

Parecidos razonables (XLIII): Bill Evans & Jim Hall's 'Undercurrent'

He aquí una curiosa historia que empezaba siendo un solo parecido razonable que usaba una fotografía artística de autor que terminó convirtiéndose en una foto prácticamente de stock.


La foto en cuestión fue tomada por el fotógrafo Toni Frissell en 1947 en una atracción de feria en Weeki Wachee Springs, Florida. El grupo de jazz de Bill Evans y Jim Hall la utilizó en 1962 para su álbum Undercurrent. A partir de ahí lo que sabemos es que la imagen quedó libre de derechos de autor y desde entonces ha sido utilizada innumerables veces como portada de álbums o incluso de libros. A continuación os pongo algunas:



Tenéis un artículo más detallado en inglés sobre el tema en Music to Eat.



22.4.21

80's Overdrive: una carta de amor a los arcades de carreras

Por 1€ compré en un bundle este juego y creo que ha sido el videojuego que más fácilmente haya amortizado en los últimos años. 80's Overdrive es uno de los mejores juegos que recrean las sensaciones de los arcades de carreras de los 80 y 90 que he probado junto con Horizon Chase Turbo. Imaginaos una mezcla entre Out Run y Chase HQ, con carreras en modo contrarreloj, con diferentes itinerarios que escoger, y con modo "historia", donde ir ganando carreras, escapando de la policía, consiguiendo dinero y gestionando las mejoras del coche, comprando nuevos modelos, aceptando pagos por hacer encargos algo turbios en alguna carrera... 

Visualmente, el juego te lleva a esos arcades que tan buen sabor de boca nos dejaron en la niñez a los que vivimos los 80 y 90. A mí me recuerda a los mencionados Out Run, Chase HQ, a Super Hang On, Lotus III ya en PC... Los gráficos no pretenden realismo, sino acercarnos a ese sabor pixelado de la época. Destaca su estética en colores cálidos y pasteles, scrolls verticales y horizontales del fondo muy buenos (en el estilo de lo que se usaba en aquella época) y un movimiento que se hace fluido, y una vez vas ganando práctica y mejores coches, se maneja a las mil maravillas.

80's Overdrive es un juego que te gustará si viviste aquella época y buscas un juego que puedas jugar ahora y tenga la jugabilidad que recuerdas (porque, amigo, vuelve ahora a probar el Lotus III o el Chase HQ de 8 o 16 bits... Ya te digo que no es como lo recuerdas. Comprobado). Tiene suficientes modos de juego (contrarreloj, competición, y además un editor de niveles) como para tener una gran rejugabilidad. A pesar de los pequeños guiños para los jugadores más jóvenes (contrincantes que te envían emojis), si eres un millenial o tienes menos de 30 años, es probable que lo veas con otros ojos y no te guste.



A favor: estética 16 bit totalmente conseguida, buena música, fluidez en los controles, dificultad progresiva y ajustada.

En contra: no se puede redefinir el teclado (algo totalmente absurdo, y hasta que no te acostumbras a llevar los controles con la izquierda, te sientes algo "incómodo" jugando); quizá me hubiera gustado un poco más de variedad en cuanto a los vehículos que encuentras en carretera.

9.4.21

Diario de lecturas (XXV)

 Nuevas impresiones al vuelo con lecturas propias y voluntarias o de la Biblioteca Can Sales de Palma.

· Venecia, de Jiro Taniguchi (Ponent Mon). Confieso que no conocía esta obra de Taniguchi hasta que la vi en la tebeoteca de Can Sales, y eso que no es nueva (se editó en 2017). Realizada para Louis Vuitton Travel Book, es la excusa perfecta de Taniguchi para realizar un retrato de Venecia a las acuarelas. Ya sólo por los dibujos este cómic vale la pena: su extremo realismo, su uso del color característico son la excusa para visitar este ¿manga? ¿cómic de viaje? Pero además, Taniguchi, para darle aún más marca de la casa, enmarca la obra en la búsqueda de la huella de los abuelos del narrador, en algo que no sé discernir si es autobiográfico o puramente ficticio. En todo caso interesante cómo vuelve a usar los temas de la memoria  y la reflexión peripatética tan usual en él.

· Lady Snowblood 1, de Kazuo Koike y Kazuo Kamimura (Planeta). En el confinamiento pude ver la primera adaptación al cine de este cómic, y me apeteció recuperar el manga ya que en su momento nunca lo leí. Koike, el afamado guionista de Asa el ejecutor y Lobo solitario y su cachorro entrega aquí una serie de venganza serializada por capítulos, menos extensa (sólo 2 volúmenes), llena de sangre, sexo y personajes torturados.  

 · Crying Freeman 1, de Kazuo Koike y Ryochi Ikegami (Planeta). Otra recuperación, en este caso sentimental, porque Crying Freeman fue de los primeros mangas que se editaron en España, en la primera oleada que llegó de Cómics Fórum con Dragon Ball, y que en aquella ocasión venían de una edición americana de Vid. Mafias contra mafias, otro personaje protagonista atormentado (está siendo usado por la mafia), dibujo espectacular de Ikegami... Lectura rápida y entretenida.


· Mary, que escribió Frankenstein, de Linda Bailey y Júlia Sardà (Impedimenta). Confieso que cogí este libro ilustrado por dos motivos: por el tema, y por el divino dibujo de Júlia Sardà, que me encantó en Los Liszt o Atticus el chico difícil. Una sencilla biografía con un dibujo magnífico que casa perfectamente con la historia que cuenta.




6.4.21

La tecla de retroceso (Backspace) no funciona en Firefox

Pues me ha pasado esto. Normalmente, en Firefox, una funcionalidad muy cómida es que cuando navegábamos por un sitio web, podríamos regresar a la página anterior usando la tecla Backspace o Retroceso en los teclados en español.

Por algún motivo que desconozco, esta funcionalidad viene desactivada por defecto en nuevas actualizaciones. Me ha pasado y no sabía qué ocurría. Si te ha ocurrido también, es muy fácil de arreglar por suerte. Abrimos una pestaña y tecleamos:

about:config

Firefox nos dirá que cuidadín con lo que tocamos, pero lo vamos a hacer de todas formas. Buscamos manualmente o en el buscador ponemos:

browser.backspace_action

Verás que por defecto viene con el valor 2. Le damos doble clic y ponemos como valor un 0. Intro, y funcionalidad restablecida. ¡De nada!

[A veces me pasa que tengo una duda técnica, y, como todos, busco en Google la solución. Y me pasa también que, meses después, vuelvo a tenerla, vuelvo a buscar pero no recuerdo cómo la encontré la primera vez. Para solucionar esto, me hago un autopost de recuerdo y espero que os pueda servir también a vosotros.]


 

 

27.3.21

26.1.21

Parecidos razonables (XLII): 'Piel de mil bestias' vs. 'Peau d'Âne'

Inspiración directa de la portada del cómic de Stéphan Fert Piel de mil bestias (Nuevo Nueve, 2020) y la película de Jacques Demy Peau d'Âne (1970), protagonizada por Catherine Deneuve.




19.1.21

Reseñas mínimas (XXIV)

 · Ghoultown - Curse of El Dorado (2020). En junio reseñaba su anterior largo, Ghosts of the Southern Son (2017), que en su momento se me escapó, y comentaba mi miedo por haber escuchado su nueva canción Where Voodoo Sleeps. Mucho mejor que el adelanto que hicieron en verano, este álbum completo lanzado en octubre nos devuelve a los Ghoultown de siempre, con su característica mezcla de texmex rockabilly metalero. Algunas de las canciones incluidas son regrabaciones de canciones de sus primeros discos (The Worm, Runing from the Sun), cosa que no sé a qué se debe. Pero en general, un buen trabajo, sin nada destacable, pero todo en la misma línea que los buenos viejos Ghoultown.


· Bloody Hammers - Songs of Unspeakable Terror (2021). De este grupo hablé en mi anterior post sobre occult rock. En Songs of Unspeakable Terror encontramos un álbum directo y sin medias tintas: horror rock, por decirlo así, que recuerdan a la primera etapa de Misfits sin Danzig (Waking the Dead puede ser un ejemplo... ¿Inevitable en pensar en una mezcla de Hybrid Moments y From Hell They Came? Same energy, diríamos hoy). Cañero pero melódico, entra desde los primeros compases porque está facturado con garra. Agradable sorpresa, máxime porque creo que los había estado escuchando con anterioridad y no me sonaban a esto (en RYM están etiquetados como Stoner Rock, Traditional Doom Metal, Gothic Metal, Hard Rock, Heavy Psych, Occult Rock y Heavy Metal, así que como para saber cómo clasificarlos). 

· Bloody Hammers - The Horrific Case of the Bloody Hammers (2017). Para hacer la anterior reseña más creíble, recupero alguno de sus discos, en esta ocasión el EP The Horrific Case of the Bloody Hammers de 2017, que me despista aún más, porque suena a ¿nu metal?, a Söber o a Tool sin sus florituras (estoy alucinando, me hipnotiza el bajo de The Bloodsucker Leads the Dance o, sobre todo los teclados de All the Colors of the Dark, que crean un ambiente increíble en esta canción), así que he de concluir que ésta es una banda cuya características definitoria es que va tocando muchos palos y sólo se casa con su temática. No sé si es una prueba de su versatilidad o de su poca personalidad. Al desocupado lector lo dejo.

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18.1.21

Cerrando 2020: los juegos de mesa


Aprovecho un hilo que hice en Twitter para comentar aquí también la actividad lúdica. Obviamente afectada por el confinamiento primero y por las medidas de seguridad posteriores, la actividad del Aula de Juegos Immaculúdica ha terminado bruscamente. Todo lo que ha quedado ha sido juego en solitario, en familia, o vía telemática. 

5.1.21

Cerrando 2020: los posts

El año pasado (me refiero a 2019 cuando escribo esto) no llegué a hacer recuento de posts, con lo que no tengo una referencia clara. Sé que he perdido comba en Iconotropía y que a día de hoy faltan muchos posts porque quedan por actualizar muchísimas semanas del segundo semestre con mis reseñas en el periódico. En Papel en Blanco, apenas he podido seguir el ritmo de reseñar algún libro o cómic por semana. Lo que sí ha mejorado ha sido la marca en mi blog primigenio: 32 entradas, la mejor cifra desde 2013 (!?) y el doble que 2019. A destacar también mi incorporación como staff de Bebé a Mordor, un proyecto que me encanta y del que estoy muy orgulloso de pertenecer. Espero que en 2021 encuentre la libertad que necesito para poder escribir de lo que realmente me interese en todos los sitios en los que participo.

Resumen
Papel en Blanco:  84 (cuenta común), 45 (usuario propio) = 127 posts.

Iconotropía: 40 
Cisne Negro: 32
Immaculúdica: 6 

Bebé a Mordor: 4


Total:  209 posts. Bueno, pero hay que recordar que en 2018 llegué a 393 posts.

4.1.21

Cerrando 2020: la música

Resumen de la música de 2020 gracias a las gráficas y estadísticas de Last.fm (se queda fuera, por tanto, todo lo que he escuchado en el coche o en otros dispositivos no conectados). Sin apenas sorpresas. Estos son los álbumes más escuchados durante el año: 

 


Sin sorpresas como digo: mucha música ambiental, eso sí, que sonaba de fondo mientras jugaba a rol o a juegos de mesa (la mayoría de bandas sonoras que incluye la imagen superior, o discos de dark ambient como Atrium Carceri, Tales from the Loop, The Last Door, Arditi, Rome, Firewatch...). Pero el álbum que se ha llevado el premio es el último de Nick Cave, el concierto en el Alexandra Palace durante el confinamiento que reseñé aquí y que me parece un repaso soberbio a su carrera con Bad Seeds, Grinderman, etc. El bueno de Tom Waits encabeza otro año la lista de artistas escuchados.


Las estadísticas marcan un repunte respecto a 2019 en casi todo; supongo que teletrabajar en casa influyó bastante en todas las marcas.




 

Entre los veinte primeros puestos de los más escuchados, apenas una entrada nueva: Albert Giménez, que descubrí investigando el underground de la movida española: tiene un par de discos de jazz contemporáneo mediterráneo muy bonitos.

 


No me atrevo a dar una lista de novedades, porque mis audiciones al respecto han sido muy limitadas. Sigo intentando seguir algo al día con la ayuda de Angry Metal Guy y mi web de referencia Rate Your Music, y las novedades sobre las que puedo opinar las he reseñado bajo este tag. Sí he de decir que me han gustado los últimos trabajos de The Ocean, Brendan Perry, Counting Hours, Draconian... Lo tenéis todo aquí. Esperemos que 2021 nos traiga tanta buena música como este pasado año. Preguntas, dudas, comentarios, recomendaciones son muy bienvenidas en los comentarios de la entrada.

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