22.1.11

¿Babel en el Senado?

Gran revuelo es el que se ha montado esta pasada semana a cuenta de la traducción simultánea instaurada en el Senado español para la introducción de todas las lenguas autonómicas. Especialmente entre los medios de la derecha, que han visto este proceso de integración de las diferentes identidades que conforman el país como una imbecilidad, cuando con la lengua del Imperio nos podemos entender todos. Pero hay una cosa en la que pocos han caído. Si nuestros políticos tuvieron un mínimo de cultura y experiencia del mundo quizá no hubiera hecho falta ese gasto. Estoy de acuerdo en que el vasco es un caso aparte, pero el resto de lenguas, todas variedades romances que provienen de un origen común, el latín. Creo que coincidiremos en que podríamos exigirles a sus señorías un poco de cultura para que fueran suficientemente inteligentes como para entender lo que dicen sus compañeros gallegos y catalanes (el valenciano es catalán, sólo que su estatuto de autonomía decidió llamarlo de forma diferente), si no todo, al menos lo suficiente. El problema de fondo, ¿es el gasto de traducción o la presencia de las diferentes lenguas? Porque el primero tiene varias soluciones; el segundo, me temo, tiene cierto tufillo a mentalidad monolingüe y cerrada...

9 opiniones:

joanna dijo...

No me digas que tener traducción simultanea en un sitio donde todos hablan el mismo idioma no es una chorrada como un piano.

Los idiomas deberían usarse para comunicarse y no para levantar barreras. Es estupendo ser bilingüe, pero cuando te encuentras con alguien que no lo es, lo lógico es usar la lengua que se tiene en común.

Anónimo dijo...

Bueno, el problema, creo yo, es que en instituciones como el Senado los rituales tienen valor simbólico. ¿Pueden entenderse entre ellos sólo en castellano? Ciertamente. ¿Es un buen gesto de reconocimiento de las lenguas oficiales como patrimonio de todos que puedan hablarse allí? Yo creo que sí.

Johannes A. von Horrach dijo...

Que sea la derechona la que más se queja no quiere decir que no tengan razón para quejarse los demás. Es absurdo todo esto. España no es Bélgica ni Suiza, donde las zonas lingüísticas son monolingües, aquí está todo mezclado. Que aquí, entendiéndose todos los políticos en la misma lengua, tengamos que recurrir al esperpento de hacer, como decía El Mundo (en imagen que reunía a Montilla y Chaves), que un andaluz de Iznájar le hable catalán pinganillo mediante a otro andaluz de Ceuta, es patético y demuestra cuáles son las prioridades para nuestra clase política. Ni bajar el paro, ni recortarse sus privilegios en cuanto a pensiones, ni acabar con el desastre de las cajas de ahorros. Al final lo verdaderamente importante para este gobierno es que algunos políticos nacionalistas (esos que llevan politizando la cuestión lingüística desde siempre, aunque luego tengan facilidad para acusar de lo mismo a los demás) se 'sientan cómodos'. Siempre la misma cantinela victimista que oculta (en los victimistas) intenciones poco defendibles.

Al final, por obra de esta neolengua que nos pudre el cerebro, resulta que los llamados 'monolingüistas' son los que defienden la legalidad que reconoce derechos a las lenguas minoritarias (pero en sus territorios respectivos), pero no son monolingüistas los nacionalistas que quieren erradicar el castellano de sus aulas y calles para imponer el catalán o el euskera. Somos unos linces, coño.

El problema, pero, va más allá: ¿Para qué puñetas tenemos el Senado? ¿Para qué sirve una cámara que no decide ni pinta nada, más que para añadir sueldos a la larga lista de vividores de lo público? ¿por simbolismo? Anda ya. Pues eso, el Senado sirve para hacer el ridículo, lugar idóneo para evidenciar cuáles son nuestras prioridades y para escenificar rituales al servicio de nuestra autocomplacencia.

saludos cordiales

Alamut dijo...

Nada, nada. ¡Todos a hablar en latín! ¡Qué coño! .... ¿Cultura? ¿A nuestra clase política? Que exista la isla de Moro es más factible que ese deseo. Saludos

Lectora dijo...

Es penoso y patético, realmente debemos ser el hazmerreír de toda Europa.

Elena y sus Neuras dijo...

Yo soy catalana, me encanta ser catalana y hablar catalan...y esto de la traduccion simultanea me parece tan penoso y ridiculo. ¡Si lo bonito de ser de catalunya, país vasco o galicia es ser bilingues, y poder hablar ambos idiomas!

Mi no entender.

Anónimo dijo...

¿Llamas "un mínimo de cultura" a hablar tres lenguas? Cuanto menos, hilarante.

Marta.

Cisne Negro dijo...

Llamo mínimo de cultura a la que deberían tener "para entender lo que dicen sus compañeros gallegos y catalanes", porque, repito, las lenguas romances españolas no son tan diferentes y con un poco de voluntad y cultura se pueden entender.

Johannes A. von Horrach dijo...

Pero, querido Cisne, ¿cómo va a ponerse a aprender lenguas, por muy romances que estas sean, una clase política a la que ya le viene justo sacarse una diplomatura? No sea malo, que la Pajín y Don Pepiño todavía están fotocopiando apuntes para sacarse el titulito que dejaron aparcado para consagrarse a la desinteresada misión de liberar al mundo de la maldad pepera.

saludos (a usted y a Don Leoncio)

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...