Si necesitábais todavía un argumento de autoridad para ir a ver Persépolis, antes de que la quiten de la cartelera, aquí tenéis el de Luis Miguel Fernández, profesor de Semiótica y de Literatura Hispanoamérica, además de buen amigo y maestro:
Gracias a un muy buen amigo, gran artista y mejor persona, José Oliver, descubrí una de las obras que más me han impactado este año y que he llegado a leer hasta tres veces además de todo el resto de sus libros de la genial dibujante iraní Marjane Satrapi, que ahora vive exiliada en París. Este fresco en blanco y negro del noveno arte que es Persépolis ha sido ahora llevado al cine y es candidato a los Oscars de 2008. En su versión original está doblado por Catherine Deneuve y su hija Chiara Mastroainni, todo un lujo para el paladar de los sentidos.
Persépolis queda como herencia universal para toda la humanidad contra todo clase de integrismos: religiosos, políticos y de cualquier pelaje fascista, que nos hace meditar desde el corazón y desde la rabia sobre la torpeza humana que no logra liberarse de esos lastres oscurantistas después de ya tantos siglos. Un texto que está a la altura de la orwelliana Rebelión en la granja. Satrapi hurga también en nuestra conciencia insolidaria hacia los pueblos árabes sometidos a la opresión de teocracias medievales y que necesitan toda nuestro apoyo para liberarse de las mismas y no el intervencionismo militar, porque violencia, tortura y muerte ya han sufrido de sobra; como diría Mercè Rodoreda 'Quanta, quanta guerra'. Unas culturas que tienen un derecho ineludible a recuperar su libertad y su antiguo esplendor glorioso.
Son pocas las mujeres que dibujan cómics, pero la iraní es un hito que abre un camino feminista y plástico para muchas generaciones que deben aportar su visión de la vida a través de la viñeta, que, como de otros terrenos de la vida, fueron excluidas a causas de un discurso androcéntrico.
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