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· Hellboy: el tercer deseo / el asombroso cabeza de tornillo, de Mike Mignola. Norma Editorial. Lentamente tengo que ir desdiciéndome de la opinión que tenía de Hellboy. A medida que he ido leyendo nuevas entregas de la saga, he ido apreciando mucho más el trabajo de Mignola. En "La mano derecha del destino" ya disfruté como un niño de unas historias cortas mucho mejores que todas aquellas insulsa y eternas entregas tipo "Despierta al demonio" o "Casi un coloso", y ahora, leyendo "El tercer deseo", constato que quizá es en los relatos breves donde Mignola puede apurar y ofrecernos sus historias en todo su esplendor. Lo más destacable de este entrega, aparte del fenomenal dibujo, que nunca me cansaré de encomiar, es el relato paródico de Cabeza de Tornillo, un irrisorio hombre mecánico que se dedica a luchar contra un moriartiano Emperador Zombie. En esta entrega, que con razón ganó el Premio Eisner al mejor Cómic de Humor de 2003, Mignola se ríe de sí mismo y de las convenciones que usa reduciéndolas al absurdo. Todo en esta historia es memorable: el malísimo Emperador, su silente novia vampira, el mayordomo del hombre neumático, el nabo que, borgianamente, contiene toda un universo... ¿Estamos ante la mejor creación de Mignola? Creo que sí.
· La primera estrella y otros relatos, de Ulf K. Dolmen. La editorial mallorquina no puede estrenar con mejor pie su colección de cómic independiente Dominó. Las sencillas historias de Ulf K., de trazo entre Max y el tándem galo Dupuy-Berberian, son quizá infantiles, pero tremendamente efectivas. Las seis páginas de "Noche y día" son simplemente geniales, todo un ejemplo de cómo hacer un cómic. El universo personal de este autor germano, que orbita sobre la humanización de los cuerpos celestes, invita al sueño. Muy recomendable. Maldita sea, me gustaría ser la mitad de bueno que este hombre.
· Ring Circus: los pringados. Chauvel y Pedrosa. Norma Editorial. El mundo del circo tiene ese trasfondo mágico e itinerante que lo hace muy atractivo. La historia que traza David Chauvel en esta primera entrega apenas se perfila, pero ya deja ver una trama interesante y unos personajes que, siendo meramente prototípicos (dos jóvenes que buscan romper con su pasado se enrolan en un circo donde hay más de lo que las apariencias dejan ver), saben encauzar el relato. Mención aparte merece el dibujo de Cyril Pedrosa, dinámico, personal, y dotado de un color extraordinario.
· Hellboy: el tercer deseo / el asombroso cabeza de tornillo, de Mike Mignola. Norma Editorial. Lentamente tengo que ir desdiciéndome de la opinión que tenía de Hellboy. A medida que he ido leyendo nuevas entregas de la saga, he ido apreciando mucho más el trabajo de Mignola. En "La mano derecha del destino" ya disfruté como un niño de unas historias cortas mucho mejores que todas aquellas insulsa y eternas entregas tipo "Despierta al demonio" o "Casi un coloso", y ahora, leyendo "El tercer deseo", constato que quizá es en los relatos breves donde Mignola puede apurar y ofrecernos sus historias en todo su esplendor. Lo más destacable de este entrega, aparte del fenomenal dibujo, que nunca me cansaré de encomiar, es el relato paródico de Cabeza de Tornillo, un irrisorio hombre mecánico que se dedica a luchar contra un moriartiano Emperador Zombie. En esta entrega, que con razón ganó el Premio Eisner al mejor Cómic de Humor de 2003, Mignola se ríe de sí mismo y de las convenciones que usa reduciéndolas al absurdo. Todo en esta historia es memorable: el malísimo Emperador, su silente novia vampira, el mayordomo del hombre neumático, el nabo que, borgianamente, contiene toda un universo... ¿Estamos ante la mejor creación de Mignola? Creo que sí.
· La primera estrella y otros relatos, de Ulf K. Dolmen. La editorial mallorquina no puede estrenar con mejor pie su colección de cómic independiente Dominó. Las sencillas historias de Ulf K., de trazo entre Max y el tándem galo Dupuy-Berberian, son quizá infantiles, pero tremendamente efectivas. Las seis páginas de "Noche y día" son simplemente geniales, todo un ejemplo de cómo hacer un cómic. El universo personal de este autor germano, que orbita sobre la humanización de los cuerpos celestes, invita al sueño. Muy recomendable. Maldita sea, me gustaría ser la mitad de bueno que este hombre.
· Ring Circus: los pringados. Chauvel y Pedrosa. Norma Editorial. El mundo del circo tiene ese trasfondo mágico e itinerante que lo hace muy atractivo. La historia que traza David Chauvel en esta primera entrega apenas se perfila, pero ya deja ver una trama interesante y unos personajes que, siendo meramente prototípicos (dos jóvenes que buscan romper con su pasado se enrolan en un circo donde hay más de lo que las apariencias dejan ver), saben encauzar el relato. Mención aparte merece el dibujo de Cyril Pedrosa, dinámico, personal, y dotado de un color extraordinario.
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