8.3.13

La mejor serie de televisión jamás realizada


Después de más de 63 semanas (a razón de un capítulo por semana, siempre que podíamos), hemos terminado de ver A dos metros bajo tierra (Six feet under). Una serie que empecé a ver, creo, hace más de diez años, en su primera emisión en La 2, con un horario errático y diferentes apariciones y desapariciones de la parrilla, y que finalmente terminé comprando en un enorme cofre que recopilaba toda la serie en dvd. Y ahora, después de haber visto toda la serie, y algunos de sus episodios hasta tres veces, puedo decir que es una de las mejores producciones que se han hecho jamás para la televisión, si no la mejor.

Me he despedido con tristeza de la familia Fisher, como de unos viejos conocidos, puesto que han sido muchos años de frecuentarlos, y un verdadero maratón de constancia el terminar la serie semana a semana. En este lapso de tiempo (más de un año), me han pasado muchas cosas: nos hemos mudado de casa, ha nacido un nuevo miembro de la familia... Pequeñas cosas (o no tan pequeñas) que van sumándose y conforman nuestra vida, una vida que deberíamos agradecer y celebrar. Y esto es -y no otra cosa- el mensaje final de A dos metros bajo tierra.

Porque sí, la serie seguía la vida de una familia y su negocio familiar, una funeraria, y cada episodio empezaba precisamente por la muerte de alguien. La serie en sí misma es una gran meditación sobre la vida y la muerte, nuestras creencias, nuestras actitudes hacia ella. Es un largo tratado filosófico sobre la existencia y nuestras inquietudes vitales. Pero sobre todo, nos lleva a pensar en nuestra vida y a celebrarla como el don más preciado que tenemos. [Algunos comentarios más y spoilers necesarios sobre el final de la serie para poder hablar sobre su sentido, tras el salto]

Sólo deciros que echaré de menos la casa de los Fisher, y que os recomiendo fervientemente el visionado de la serie. Puede ser una serie larga, de un ritmo muy sosegado, y  a veces dura (si eso lo consideráis objeciones), pero vale mucho la pena.
[Atención, contiene spóilers del final de la serie]

El final de la serie es estremecedor, porque tras muchas muertes que, quizá, nos importaban poco, puesto que eran personajes anónimos sobre los que no se posaba nuestra empatía (y habría que verlo, porque hay algunos realmente interesantes: el soldado herido en la guerra de Kuwait, el anciano que conduce hasta la funeraria y una vez allí muere, el señor de color cuya mujer ha fallecido y el diálogo que se establece con los hermanos Fisher...), mostradas siempre con un acertado fundido en blanco, llega algo que no por estremecedor deja de ser natural: la muerte de los personajes que hemos seguido. Era lo más lógico en una serie con ese título: a eso le llamo yo ser consecuente hasta el final. Los creadores quieren terminar la serie precisamente mostrándonos la muerte de aquellos a los que hemos seguido durante cinco temporadas. El último capítulo es realmente magistral, el epílogo es una fenomenal obra maestra en la que, al mismo que vemos cómo Claire parte a la búsqueda de su destino, una serie de anticipaciones nos llevan al futuro para ver cómo terminaron su vida cada uno de los Fisher. Es un momento desgarrador, pero a la vez enfocado desde un punto de vista natural. Uno no puede evitar las lágrimas.

1 opiniones:

Sandra Sánchez dijo...

Tengo visto algún capítulo y me gustaba así que espero poder retomarla entera y verla del tirón.
Gracias por la recomendación!
Saludos!

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