Después de cumplidos los 40 años de existencia, es de justicia que un género como el heavy metal goce del respeto merecido de aquello que resultó no ser una moda pasajera sino un estilo de música que llegó para quedarse. Una de las obras audiovisuales que mejor se acercan a este fenómeno es el documental del joven antropólogo Sam Dunn, Metal: A Headbanger's Journey (2005). Una historia del género es algo que se ha hecho esperar bastante, hay editadas muchas biografías de grupos, pero no un intento de sistematización tan completo como el que aborda el libro del que aquí hablaremos.
Para dar testimonio de su historia, Ian Christe publicó El sonido de la bestia: La historia del heavy metal, en castellano publicado por Robin Book en su colección Ma Non Troppo, que ya alberga diferentes obras sobra la historia del rock, el punk, el blues y distintas bandas. Su catálogo es sin duda interesante y podéis ojearlo aquí.
El libro es un repaso de la historia del metal desde los inicios de los 70 hasta el año 2004, año en que se edita el libro originalmente. No exenta de polémica, es una obra bastante exhaustiva, que aporta numerosos testimonios de músicos importantes y fotografías de la época. Comienza con una afirmación que puede ser algo discutible, y es que para el autor la auténtica base del metal es el grupo Black Sabbath. Para Christe, la influencia del grupo de Birmingham fue decisiva en toda la música posterior: tanto por la característica música potente y ruda, como por las letras oscuras. Desde aquel despertar inicial se alzan los nombres del género que contribuirían a darle grandeza a aquel movimiento: Judas Priest, Iron Maiden, AC/DC... El libro se detiene concienzudamente en una década fundamental para el metal, los años 80, y hace un repaso al fenómeno de la New Wave of British Heavy Metal, la primera hornada de grupos que llevaron al mundo esa nueva y agresiva sonoridad, una imagen que, al llegar a América, se refleja en un nuevo concepto: un metal más liviano, festivo, (¿y amanerado?) encarnado en grupos como Mötley Crüe, Twisted Sister o Van Halen, que darán lugar a la gran plaga de hair metal o glam, uno de los excesos más recordados de la década.
Una de las cosas que me han servido para reflexionar de esta parte del libro es la preeminencia del heavy metal durante los 80, década que muchos de vosotros, que sois de mi generación, vivisteis como niños. Es verdad que muchas veces se ha tachado esta época como nefasta para el arte y el gusto estético en general, pero si atendemos a lo que fue el panorama de la música popular, nos encontramos con un panorama efervescente y rico: es el momento del post-punk, la new wave, la música electrónica, el despegue del rap, etc. pero sobre todo, el gran momento del heavy metal. A principios de la década se crea Metallica, que será para Christe el referente del género a partir de este momento. El libro casi se articula en sus episodios a través de la banda de Hetfield, y a partir de ella nos cuenta el desarrollo de thrash metal, sobre todo desde la Bahía de San Francisco, junto a las otras bandas emblemáticas: Megadeth, Slayer y Anthrax. De Metallica conocemos su imparable ascenso, basado, más que en grandes campañas de márketing, en el contacto con los aficionados y el intercambio rabioso de cintas (un intercambio que, años más tarde, censuraría de forma más bien hipócrita la propia banda en el asunto de Napster y los mp3 circulando por internet). Los años 80 son también los años en que se gestan los géneros más extremos del metal, el black y el death, caracterizados por su frenético ritmos, sus abrasivas guitarras, las voces guturales y la fascinación por la muerte, el ocultismo y el satanismo. Es la época de apogeo del metal, con grandes bandas de todo signo que llenan estadios enteros y están presentes en las listas de ventas generalistas: Guns'n'Roses, Bon Jovi, los propios Metallica, Scorpions, etc. (Pulsa en "Sigue tras el salto" para continuar leyendo)
Los 90 traen una suerte de decadencia del género, al menos en cuanto a la atención pública que había tenido en la década anterior, que no en el avance en las fusiones con otros géneros o el nacimiento de nuevos estilos, como el crossover que realizaban bandas como Faith No More, Primus, los Red Hot Chilli Peppers o Primus, que, perdiendo parte de su pesadez, se abrían a sonidos diferentes como el funk, o asimilaban elementos del hardcore o el rap. Los noventa también son años de coexistencia con el grunge, quizá el género pesado -no lo llamaremos parte del heavy metal, de hecho el autor tampoco lo hace- por excelencia de la década, y de su filosofía, a caballo entre la pesadez del metal y la ideología do it yourself del punk, propiciaría una nueva ola: el metal alternativo, un saco en el que el autor mete a bandas tan dispares como Helmet, Jane's Addiction, Kyuss, Ministry, Type 0 Negative o White Zombie.
De igual forma, los 90 son los años en que llegan a su plenitud el death metal y, ahora sí, la aterradora ola de black metal noruego, que definiría el género tal como ahora lo conocemos. El final de la década parece marcar una nueva debacle del género, representada en el simbólico corte de pelo de Metallica tras el Album Negro, y que marcaría su nueva dirección musical; un momento como de dispersión o confusión, marcado también por el nacimiento de una nueva subdivisión, el nu metal, con grupos como Korn, Papa Roach o Slipknot, que volverían a conectar con la juventud con su mezcla de metal pesado y toques del hardcore y rap.
Finalmente, la primera década del s. XXI viene caracterizada, a juicio del autor, por una "normalización" del género, así como el resurgimiento de muchas bandas del pasado, que, al igual que la famosa Reunion de Black Sabbath, decidieron -fuera por nostalgia o por imperiosa necesidad económica- volver al ruedo musical.
El libro también aborda, como hacía el documental de Sam Dunn, con los problemas con las instituciones con que se ha topado el heavy durante su historia, ya sea por los intentos de censura (la famosa etiqueta de Parental Advisory) como por la formación del Centro de Recursos sobre música para padres (PMRC) o los juicios que involucraban a las bandas por su material en relación a homicidios o suicidios.
Pros: Se trata de un libro muy completo, en cuyas casi 400 páginas encontramos extensa información, así como cuadros sinópticos de subgéneros, recomendaciones de cada estilo, un top 25 de los mejores álbums , un encarte de 16 páginas en color de fotografías de bandas y una visión general del heavy metal bastante acertada.
Algún contra: Sólo podemos achacarle algunos pequeños fallos de traducción y un uso de las etiquetas que personalmente no acabo de compartir (Metallica como un inicial power metal, a Slayer lo mete en el saco del black metal; la única mención a Opeth se hace como banda "post black metal"). Se echa de menos la profundización en algunos géneros como el gothic metal, el speed y toda la rama de metal neoclásico y relacionado con la música sinfónica.
Por lo demás, se trata de un libro interesante que os recomiendo si, como yo, sois almas descarriadas que amáis esta música diabólica.
Bonus track:
· Ficha del libro en Robin Book.
· Los 50 mejores discos del heavy metal (según Music Radar).
· El heavy metal, posible nueva religión en Gran Bretaña.
· Investigadores confirman lo que ya nos temíamos: el heavy metal y las altas capacidades intelectuales están relacionados. (En inglés)
3 opiniones:
Magnífico para conocer la historia del metal, eso si, mainstream, porque algunos echamos de menos una mirada un poco menos comercial. Pero claro, esos libros no se hacen
Un saludo Cisne negro
Lo he visto alguna vez en la librería y siempre me ha llamado la atención. Gracias por el post!
MOT
Fascinante. No puedo esperar a leerlo...
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