La chute de la maison Usher (Jean Epstein, 1928)

Si hay una versión realmente perturbadora de la obra de Edgar Allan Poe (del que este año celebramos su 200 aniversario) al cine, ésta es La chute de la maison Usher (El hundimiento de la casa Usher), que el surrealista Jean Epstein realizó en 1928. Este fin de semana, aproveché la presencia de Bart en casa para revisitarla y, aunque he de confesar que sus 66 minutos se nos hicieron largos (ejem), la película tiene algunos aciertos geniales. Y estamos hablando de 1928.
Y es que Epstein es capaz de dotar la mansión de un carácter completamente fantasmal: unos decorados enormes, muy sencillos, que delatan el decadente estado de la casa, son los únicos interiores que vemos. Lo único que podemos ver de ellos, prácticamente, son unas altísimas cortinas que se agitan por unas extrañas corrientes de aire. La apariencia de los personajes, especialmente del médico que se encarga de lady Usher, es perturbadora. La carga dramática de la historia se carga muchas veces en los primeros planos a los personajes, en especial del de Roderick Usher.
Hay una secuencia absolutamente genial en la película, que era la que yo recordaba más vivamente, y creo que por ella vale la pena visionar la película. El supremo azar ha dispuesto que la haya encontrado aislada en youtube. Es ésta:

Se trata de la escena del transporte del féretro de lady Usher. En ella se consigue que el ambiente de pesadilla que se ha ido formando durante la película llegue a un nivel álgido: mirad si no, el efecto de la doble exposición, que combina el paisaje por donde avanzan los personajes con el ataúd a cuestas con las velas encendidas. Otro momento que me encanta es cuando se ve a la comitiva avanzar a cámara lenta, con una cámara subjetiva, exagerando cada uno de los pasos que dan... Todo ello mezclado con contrapicados que dejan ver las copas de los árboles muertos... Y a todo esto hay que añadirle la música (eso sí, no sé si original o añadida posteriormente) de esta escena: una especie de proto apocaliptic folk que contribuye a que sea un momento onírico sublime. Si no le has dado al play, ahora es el momento...
Estamos ante una de las obras maestras de los inicios del cine. Epstein crea una obra fantasmagórica usando con sabiduría las escenas rodadas a cámara lenta (bueno, lo que hoy entendemos por ello), las transiciones extrañas y reiterativas, incluso algún travelling. Tampoco no hay que olvidar que, junto a Epstein, otro de los grandes, Luis Buñuel, estaba a los guiones... El granulado y la calidad del negativo de la época hacen el resto.
La película se encuentra afortunadamente en libre distribución en internet. Si os interesa, podéis verla íntegra directamente en youtube a buena calidad (teniendo en cuenta la naturaleza de la cinta) e incluso bajarla desde Internet Archive. En ambos casos está intertitulado en francés, leída en inglés y subtitulada encima en español (un poco lioso, sí, pero bueno, es lo que hay).