Siete años de Cisne Negro
Se dice pronto. Siete años desde que empezara la aventura de Cisne Negro en versión bitacoril. Ha llovido mucho desde entonces. Al principio, sacada la idea inicial de R. Buenaventura y sus artículos en El Semanal, en esos dos meses de 2001 que figuran en el índice, no entendí muy bien cuál era la mecánica de un blog. Hasta que el blog empezó a rodar definitivamente en mayo del año siguiente.
Un poco de historia
Ahora vuelvo sobre el archivo, enorme archivo, del blog (¿será una vanidad decir que hay pocos blogs en español que lleven tanto tiempo en línea? Problablemente sí) y me doy cuenta de cómo -y acaso también yo- ha ido cambiando con el tiempo. Las primeras entradas son largas disquisiciones sobre música, educación, semiótica, mi escepticismo por el aborregado mundo universitario... Durante esos primeros años, sentía la pujante necesidad de denunciar las miserias de los medios de comunicación, la hipocresía de lo políticamente correcto, la mojigatería... Son años de largas soflamas en forma de post. Posiblemente creía que podía cambiar el mundo con mis intervenciones. Pero a finales de 2002 mi idealismo exacerbado fue hundiéndose al mismo tiempo que terminaba la carrera de Filología: desengañado, harto de un panorama triste que no podía cambiar sin atraer sobre mí las iras/envidias de otras personas, se nota como los contenidos del blog van cambiando y cada vez otorgan más espacio a los enlaces, literatura, música... y los discursos son cada vez menos frecuentes. Más reseñas, más fragmentos de libros, poemas, la moda de los mal llamados memes... son lo más destacado de 2003. Para entonces el fenómeno blog se ha desatado y ya están enlazados grandes blogs que aún hoy siguen: las fantásticas divagaciones de Jueves en La Hispaniola, o las primeras encarnaciones de Otis B. Driftwood o la Vieja Bruja. 2004 es un año de transición en el que la efervescencia del fenómeno blog ya llega a su apogeo. A partir de 2005, este blog pierde el rumbo -si es que alguna vez lo tuvo- y las actualizaciones se hacen más espaciadas, y muchas veces sólo para anunciar la tira de EJL. Los posts cada vez están más enfocados hacia el cómic y la música... En estos ya me reconozco. Finalmente 2006 y 2007 son años de "relleno", prácticamente. No sé qué contar ya, y, aunque siempre viene bien tener el blog para cuando se te ocurre expresar algo, ya no es lo mismo. La buena época, la de las visitas, ya pasó... Ahora la mayoría de visitantes pasa por una búsqueda casual en el Google, buscando pubis depilados o descargas directas de música. Afrontémoslo: el momento de este blog ya ha pasado. Ahora no hay centenares de blog en internet como en 2003, hay centenares de miles, y Cisne Negro no es rival para ellos. Quedarán, eso sí, dos cosas, para mi orgullo personal: su veteranía y el hecho de que aún pueda compartir cosas con vosotros y que después lea un comentario "ey, tal disco me gustó mucho" o "gracias por la recomendación, me encantó". Es con cosas como ésa que vale la pena seguir con este blog, porque si no, no os quepa duda que le hubiera echado el cierre hace tiempo.
Por cierto, se da la casualidad de que éste es el post 800 de este blog.
Se dice pronto. Siete años desde que empezara la aventura de Cisne Negro en versión bitacoril. Ha llovido mucho desde entonces. Al principio, sacada la idea inicial de R. Buenaventura y sus artículos en El Semanal, en esos dos meses de 2001 que figuran en el índice, no entendí muy bien cuál era la mecánica de un blog. Hasta que el blog empezó a rodar definitivamente en mayo del año siguiente.
Un poco de historia
Ahora vuelvo sobre el archivo, enorme archivo, del blog (¿será una vanidad decir que hay pocos blogs en español que lleven tanto tiempo en línea? Problablemente sí) y me doy cuenta de cómo -y acaso también yo- ha ido cambiando con el tiempo. Las primeras entradas son largas disquisiciones sobre música, educación, semiótica, mi escepticismo por el aborregado mundo universitario... Durante esos primeros años, sentía la pujante necesidad de denunciar las miserias de los medios de comunicación, la hipocresía de lo políticamente correcto, la mojigatería... Son años de largas soflamas en forma de post. Posiblemente creía que podía cambiar el mundo con mis intervenciones. Pero a finales de 2002 mi idealismo exacerbado fue hundiéndose al mismo tiempo que terminaba la carrera de Filología: desengañado, harto de un panorama triste que no podía cambiar sin atraer sobre mí las iras/envidias de otras personas, se nota como los contenidos del blog van cambiando y cada vez otorgan más espacio a los enlaces, literatura, música... y los discursos son cada vez menos frecuentes. Más reseñas, más fragmentos de libros, poemas, la moda de los mal llamados memes... son lo más destacado de 2003. Para entonces el fenómeno blog se ha desatado y ya están enlazados grandes blogs que aún hoy siguen: las fantásticas divagaciones de Jueves en La Hispaniola, o las primeras encarnaciones de Otis B. Driftwood o la Vieja Bruja. 2004 es un año de transición en el que la efervescencia del fenómeno blog ya llega a su apogeo. A partir de 2005, este blog pierde el rumbo -si es que alguna vez lo tuvo- y las actualizaciones se hacen más espaciadas, y muchas veces sólo para anunciar la tira de EJL. Los posts cada vez están más enfocados hacia el cómic y la música... En estos ya me reconozco. Finalmente 2006 y 2007 son años de "relleno", prácticamente. No sé qué contar ya, y, aunque siempre viene bien tener el blog para cuando se te ocurre expresar algo, ya no es lo mismo. La buena época, la de las visitas, ya pasó... Ahora la mayoría de visitantes pasa por una búsqueda casual en el Google, buscando pubis depilados o descargas directas de música. Afrontémoslo: el momento de este blog ya ha pasado. Ahora no hay centenares de blog en internet como en 2003, hay centenares de miles, y Cisne Negro no es rival para ellos. Quedarán, eso sí, dos cosas, para mi orgullo personal: su veteranía y el hecho de que aún pueda compartir cosas con vosotros y que después lea un comentario "ey, tal disco me gustó mucho" o "gracias por la recomendación, me encantó". Es con cosas como ésa que vale la pena seguir con este blog, porque si no, no os quepa duda que le hubiera echado el cierre hace tiempo.
Por cierto, se da la casualidad de que éste es el post 800 de este blog.
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