En el post anterior se citó en los comentarios a una banda, Stratovarius, que suele ser abanderada del metal que ha llegado a la etiqueta de "neoclásico": el pistoletazo de salida a toda una serie de bandas que han hecho del virtuosismo made in Malsteem (es decir, tocar el máximo de notas posible en el mínimo tiempo) su bandera. He de decir que, si es verdad que grupos como Stratovarius (en algunos de sus discos) o Symphony X (en sus inicios) tenían algo claro cómo poder fusionar los elementos de ambos estilos, a cada álbum nuevo uno no puede dejar de preguntarse si aquello fue tan sólo una fiebre fugaz de los noventa. Hoy en día casi todas las bandas de este estilo suenan igual o tienen pocos rasgos de originalidad.
No creo que pueda asimilarse power-metal con metal sinfónico. Quizá algunos rasgos se compartan, pero no creo, por ejemplo, que Avalanch o Concerto Moon sean sinfónicos, sino simplemente power-metal. De todas maneras, creo que al entrar en esta polémica estamos entrando también en el pantanoso terreno de las etiquetas musicales, que si bien son en cierto modo prácticas, deberíamos limitar en gran medida su uso.
Último apunte que rescato. En la frágil línea de lo que es escuchable y lo que no, entre lo sublime de la mezcla entre elementos de la tradición clásica y el heavy más duro, se encuentra Hollenthon, una banda austríaca que fusiona power-metal, música folk de los países árabes y del Este, canto gregoriano y pasajes sinfónicos. Aunque la voz principal sea algo difícil de tragar, la verdad es que tanto "Domus Mundi" como "With Vilest of Worms to Dwell" son ejemplos magníficos de qué tipo de sonido complejo y extraño puede nacer de este cruce.
Una noche en la ópera
Creo que el término ópera ha sido ampliamente malinterpretado en mundo del rock. Pero, de todas formas, sea por contenido o por forma, la ópera ha tenido algunos puntos de contacto con el rock. Desde las llamadas óperas-rock, como el fantástico musical "Jesuschrist Superstar" (que tanto gusta a Otis, a Blackie, Emil y a mí), o su alternativa española "Jesús de Chamberí" de Mägo de Oz, pasando por el "Triumph of Steel" de Manowar, subtitulado "Agony & Ecstasy in eight parts", estas obras toman lo que es una estructura más o menos temática y un hilo que va avanzando con la música. También la Trans-Siberian Orchestra tiene un interesante álbum en "Beethoven´s Last Night", que combina esa estructura conceptual con pasajes del propio Beethoven que quedan resultones. Más sospechosa es la relación del combinado llamado Avantasia cuyos dos álbums ("The Metal Opera pt. 1 y 2") ya nos indican qué lectura quiere el grupo que hagamos de él [Yo sólo escuché el primer cd y ya me bastó: otro álbum de power-metal más en el que la novedad estriba en que cada voz interpreta un personaje diferente]. Si lo que buscamos es una voz de soprano, encontramos a la Montserrat Caballé del metal en Nightwish, una banda que, o yo me he despistado mucho, o han sacado un número ingente -e innecesario, la verdad- de discos, desde sus inicios en "Oceanborn", donde se revela como un buen grupo al estilo Stratovarius, pero con algunos destellos de originalidad [aunque para mi novia, la vocalista del grupo siempre será una especie de gallina clueca] que se han ido perdiendo paulatinamente en sucesivos discos. Por cierto, su último "Once" es un éxito en EEUU. A ellos sí les ha gustado ese soplo de aire fresco.
Orfeo de acero (o como hacer música clásica con instrumentos heavy)
Bueno, quizá no sea exactamente música clásica, pero se le aproxima. A parte de algunas versiones curiosas, como las que At Vance incluye en sus discos (Chopin, Vivaldi, etc.) Dos serán los ejemplos que daré. El primero es el de los italianos Rhapsody. Ahora ya llevan 6 discos, pero si hemos de ceñirnos a nuestro propósito, podemos dejarlo en dos. Su primer disco "Legendary Tales" y el siguiente "Symphony of Enchanted Lands". Si en el primero, las composiciones del guitarrista Turilli y el teclista (y compositor) Staropoli permitían entrever el amor de una banda de heavy por la música clásica, en el segundo, el título del álbum hace honor a su contenido, y pese a que no se usen prácticamente los instrumentos clásicos, encontramos pasajes orquestales que nos recuerdan a sus autores favoritos, como Basil Poledouris o Vivaldi. Especialmente bueno es el corte "The Dark Tower of Abyss". En sucesivos discos, Rhapsody iría perdiendo fuerza, pero todavía encontramos momentos lúcidos en los momentos de fusión como "Trolls in the dark" o las cancioncillas de clara inspiración cancioneril como "The villages of dwarves". Más tarde, Turilli descubriría cómo entroncar la tarantella de su tierra con el heavy, y de ahí nacería una especie de polka-metal que se dedicaría a explotar en sus discos en solitario, que algo interesante también tienen.
Pero vamos con los mejores. Quién hubiera dicho, cuando Therion se inició en la música, que un grupo death iba a transformarse en el grupo que sería a partir de 1997. "Vovin" es ya un fantástico disco donde se dirigen grandes coros como única voz principal, aunque la orquesta que se usa es de lata. En "Deggial", el mejor de sus álbums, Therion nos ofrece un disco lleno de belleza solemne, de pasajes de coros que se unen majestuosamente con las cuerdas, de momentos más metaleros que se unen con solos de oboe... Mirad si no, la nómina de músicos: sopranos, altos, tenores, bajos, violines, violas, cellos, flautas, oboes, tambores de orquesta... El disco se abre con la irrupción metalera en "Seven secrets of Sphinx" y los coros masculinos. La flauta toca una melodía de puente, la guitarra sigue, entran los coros femeninos y después le contesta el coro masculino. En "Eternal Return", la melodía suave y melancólica nos recuerda a parajes brumosos que enorgullecerían al tirano de los Cárpatos. "Enter Vril-Ya" tiene un trabajo muy bien hecho por parte de la guitarra, el ritmo de la batería y el coro que sostiene la melodía. En "Flesh of Gods", quizá la canción más metaleradel disco, se cuenta con la partipación especial de Hansi (voz de Blind Guardian) como primera voz. Therion consiguió en "Deggial" un disco lleno de belleza y de maldad, de oscuridad perotambién con un aire solemne y melancólico. Así como Carl Orff nos legó sus Carmina Burana como reelaboración de la tradición medieval, me atrevo a decir que este "Deggial" es el Carmina Burana del siglo XXI. [Si alguien observa un sospechoso parecido de este párrafo con esta reseña tiene razón: sí, me he autoplagiado]. Therion ha seguido la misma línea en sus discos posteriores "Secret of the Runes", donde destaca el corte "Nifelheim", obra maestra donde cuatro voces (bajo y alto, tenor y soprano) juegan a confundirse y a llevar tres melodías diferentes entrelazadas, o los más recientes "Lemuria" y "Sirius B", que tiran de nuevo más hacia el metal. De todos los grupos mencionados hasta ahora, el que mejor ejemplifica la fusión bien concebida y bien ejecutada es Therion.
Bien, espero que mi pequeño viaje musical no haya sido muy pesado. Simplemente con él quería ofrecer un repaso más o menos ágil a las diferentes ramificaciones que un encuentro pródigo entre la música clásica y el metal pueden dar. Los caminos de la fusión siguen abiertos, y, al menos para mí, siempre constituirán una opción interesante.
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