24.12.20

Diario de lecturas (XXIV)

Quise este año dedicarme a leer más por mi cuenta y no obligado por la tiranía de las novedades, que, aunque no lo parezca, es una esclavitud laboral como cualquier otra, aunque a veces resulte placentera. Pero no lo he conseguido. A decir verdad, incluso he leído menos que en 2019, cosa que ya comentaremos en los posts de balance del año. Qué le vamos a hacer. 


Ya en tiempo de descuento, he terminado estas dos lecturas. En primer lugar, Just one more thing, la autobiografía de Peter Falk (Arrow Press, 2008). Presa de la colombofilia que he desarrollado en los últimos meses gracias a la emisión en bucle de la serie Colombo en Paramount Network (resulta que no es una serie como tal, sino una saga de largometrajes rodados a razón de varios por año), me hice con estas memorias del actor. Efectivamente, como reza su contraportada, es un libro ligero, un anecdotario sobre la carrera del actor, contado de forma ágil y deslabazada, lleno de momentos divertidos y extravagantes fruto de 60 años de carrera. Ahora bien, lo compré pensando sobre todo en poder leer detalles relacionados con el teniente, y, por contra, Falk parece intentar distanciarse del personaje por el que se hizo famoso relativizando su peso en esta autobiografía. Efectivamente, sólo le dedica unas 65 páginas de un total de 280. Es legítimo, claro: una manera de declarar que no fue un actor de un solo papel. Relegado al principio de su carrera a interpretar mafiosos, actuó en numerosas películas rodadas alrededor del mundo, de las que me quedo un puñado de títulos para revisar (The Cheap Detective, Anzio) y otras para re-revisar (La princesa prometida, Un cadáver a los postres). Una lectura ligera y anecdótica, pero al menos me ha parecido, durante un rato, estar teniendo una conversación con Peter Falk.


También leí sobre la campana Furari (Ponent Mon, 2012), un Taniguchi que recuperé en algún saldo de Ponent y que había dejado languidecer en la biblioteca, pero la ocasión de venderlo me hizo cogerlo con premura antes de desembarazarme de él. Furari es una obra a medio camino entre El caminante y El gourmet solitario. En ella, el personaje principal es una especie de funcionario retirado de la era Edo que se dedica a la observación astronómica, y que con sus paseos quiere medir distancias para lograr calcular la circunferencia de la tierra. En sus paseos diarios nos hace ver la belleza de la naturaleza y de las cosas cotidianas. Al mismo tiempo que Taniguchi hace un retrato idealizado del Japón del período Edo, una visión poética muy conectada con el arte del haiku, de la depuración de la palabra y su relación con la naturaleza, hace su aparición el elemento de realismo mágico que es costumbre en el autor. En este caso, se trata de una especie de visión a lo El señor de las bestias que el protagonista siente cuando conecta con uno de los animales con los que tropieza en sus paseos, lo que le permite al autor tomar una perspectiva diferente que extraña su propia mirada o la del personaje. Al mismo tiempo original y el típico cómic de Taniguchi, resulta una lectura agradable y zen, de esas que te hacen conectar con lo básico, como es costumbre en este autor.

14.12.20

Reseñas extremas mínimas (XXIII)

· Counting Hours - The Will (2020). A pesar de ser una banda formada en Helsinki en 2015, The Will es el primer trabajo completo de Counting Hours. Aunque personalmente en ocasiones a mí me suenan más a death-doom (inevitable escuchar algunas ideas de Katatonia en Atonement, por ejemplo) con ecos de shoegaze/blackgaze marca Prophecy (sobre todo de Alcest), con las escuchas entiendo por qué en RYM los etiquetan como gothic metal. La verdad es que el resultado conjunto está bien planteado: como en los casos de sus compatriotas Ghost Brigade, termina siendo un sonido amalgamado que cuesta situar en un estilo concreto, porque el peso de las partes más contundentes o con guturales está bien equilibrado con las partes más rítmicas de voces limpias.Temas más interesantes: Saviour, Among the Pines We'll Die.

· Death. Void. Terror. - To The Great Monolith (2020): Black metal atmosférico, mesmerizante, que crea una profunda sensación de pozo abisal. Excelente uso de una base doom y de cantos gregorianos para crear un ambiente de impenetrable oscuridad. El uso de fragmentos donde la protagonista es sólo la voz a la manera de cántico pagano (sin guturales) le da un aire místico y diferente. Mis referentes aquí serían las amalgamas más caóticas de Mitochondrion o Portal, pero despojadas de la maquinaria death y pasadas por un tamiz más atmosférico. Su primera entrega en forma de EP es aún más densa, abstracta y ambiental que esta entrega, así que me quedo con el álbum. Eso sí: se trata de sólo cuatro pistas con títulos ¿en morse o simplemente ininteligibles?, pistas largas y complejas, que necesitan de un receptor que sintonice las mismas ondas desesperadas. Magnífica portada que ya nos promete exactamente lo que vamos a escuchar en su interior.

· Ghosts of Breslau - Drowned City (EP, 2014). Desde que en el lejano 2005 me cautivara el cuádruple split (o mini antología) Hopes Die in Winter (Birds of Prey, 2005) con cuatro grupos que investigaban la senda del dark ambient mezclada con un martial industrial crepuscular ambientado en la guerra, Ghosts of Breslau se situó en mi punto de mira de este tipo de música, a pesar de ser bastante huidizos y de que el tiempo en el que estuve prestándoles atención apenas encontré material suyo. Por casualidad, retomando esos sonidos tristes y apocalípitcos del martial más ambiental me encuentro con este EP que ya tiene unos años, pero que es la esencia de este grupo polaco. Drowned City realmente son sólo tres cortes, con otros tres que son versiones de los anteriores. Pero son tan ambientales, tan evocadores, tan fantasmales, que te rindes a ellos. Quisieras pasear entre los campos desolados de Verdún al amanecer. O recorrer los fantasmagóricos bloques de pisos de Prypiat. O ver cómo se levanta la niebla ante la desoladora visión de un campo de concentración nazi. Sublime trabajo de atmósfera el que crea este grupo y que os irá de perlas si queréis ponerle banda sonora a la desolación.

1.12.20

Reseñas extremas mínimas (XXII)

 · Avalanch - El ángel caído (XV Aniversario) (2017). Vaya por delante: a finales de los 90 y principios de los 2000 yo estaba especialmente metido en el power metal: Rhapsody, Blind Guardian... Y en España Avalanch. Me encantan los discos con Victor García: Llanto de un héroe de 1999 (con cierta carga conceptual sobre la historia medieval castellana, el Cid y Don Pelayo) me parece absolutamente brillante, y El ángel caído (2001) es otra obra de ingeniería metálica con un Alberto Rionda en su plenitud. Dejemos aquí de lado las disputas internas de la banda y, consecuentemente, del fandom. No tengo ni idea de por qué el cantante dejó el grupo, o no lo recuerdo, de quién fue la culpa del desencuentro... A partir de ese momento, esos caminos que se separaron dejaron de interesarme. Creo que Avalanch era más que la suma de sus partes, porque a la vista está: ni los siguientes discos de Avalanch ni de Warcry (la banda que formó García) llegaron al nivel de los álbumes citados. Dicho esto: repasando su discografía, me topo con que en 2017, Rionda decide regrabar (esa odiosa moda actual) El ángel caído para celebrar su 15 aniversario, con un equipo de All Stars que incluye, vamos a ver, Mike Terrana (Rage) a la batería, Magnus Rosén (Hammerfall) al bajo, Jorge Salán (Joe Lynn Turner, Mago de Oz) a las segundas guitarras, e Israel Ramos (el actual cantante de la banda). Sin entrar en ese tema de regrabar álbumes enteros, práctica que por lo general suele ser una horrible decisión, confronto la escucha de un disco que tanto me gusta. Quizá es el tiempo que todo lo diluye o que tengo un día especialmente benévolo, pero no me parece tan horrible. Me encanta el disco original,  creo que todo está en su sitio. Aquí, lo que aporta la nueva versión es una mejor producción, que suena espectacular, unos bajos que te derriban y que todo suene cristalino, pero sin cambios sustanciales (lo cual, añado, debe de ser algo bueno: algo que funcionaba en 2001 sigue funcionando hoy). Eso, y el renombre de los participantes. Ramos suena bien y no echas mucho de menos a Víctor García, quizá porque se empeñe en seguir todas sus inflexiones vocales en la interpretación, en vez de querer distanciarse de ella. Yo particularmente me quedo con la edición de 2001 por motivos sentimentales y de fosilización cerebral, pero admito que el pulido de esta regrabación no está mal y que, además, puede ser una buena puerta de entrada para nuevos oyentes.
 
 
· Nick Cave - Idiot Prayer (Nick Cave Alone at Alexandra Palace) (2020)
. Otro disco surgido de la pandemia: un álbum grabado como testimonio de la actuación de Nick Cave en un conciero retransmitido a todo el mundo. Aunque tienen buenos momentos, no me han terminado de convencer los últimos trabajos de Nick (Ghosteen no me entró, Skeleton Tree me gusta más porque tiene algunas cositas que me gustan; lo mismo para Push the Sky Away), pero en éste concierto, el australiano recoge el mood que a mí me gustan: una voz y un piano, como recordando los maravillosos momentos que nos dio The Boatman's Call. Este concierto representa un extenso recorrido por la discografía de la banda, desde clásicos como The Mercy Seat o Sad Waters, hasta cortes de sus últimos álbumes como Waiting for you, Girl in Amber o Jubilee Street. Entre medias, canciones que definen al mejor Cave, como (Are you) The One That I've Waiting For?, Into My Arms o Brompton Oratory, sin olvidarse de temas de uno de esos discos que siempre reinvidico y que es el gran olvidado de la carrera del grupo como He Wants You (hablo de Nocturama). Y es que en Idiot Prayer se reivindica como un excelente intérprete, revisitando sus canciones desde una perspectiva íntimista, desgarrada (más si pensamos en la pérdida de su hijo de hace pocos años), alejada de la frialdad que pueda ofrecer el estudio. Aquí las canciones cobran vida y se alejan de su versión conocida, pero nos muestran a un Nick Cave en una doliente pero excelente forma. Tengo muchas ganas de echarle mano a la versión fílmica, si la hay del concierto, porque como álbum, me parece un directo espectacular.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...