Termina este confinamiento con la llegada a la "nueva normalidad", la llaman. El futuro sobre nuevos rebrotes es incierto, pero yo diría que bastante probable. Mientras tanto, 2020 pasará a ser un año atípico y que ciertamente pasará a la historia como lo hizo 2001. ¿Qué puedo decir más, en este antro de solipsismo en que se ha convertido esta torre de marfil (cuya imagen adornaba el lateral al principio de los 2000, todo vuelve)?
Cosas que he aprendido en este confinamiento:
· Cuántos pelos suelta una barba. No os riáis. Qué barbaridad. No me daba cuenta moviéndome y yendo a trabajar; estando en mucho sitios no se nota. Estar encerrado en casa me ha hecho ver la cantidad de pelos de la barba que suelto. ¡Peor que un perro! ¿Puede uno quedarse calvo de barba? Creo que el motivo por el que se sueltan es por lo que no alcanzan ya una longitud épica, al estilo de Valle-Inclán, como me habría gustado tener.
· Creía que sería más duro estar encerrado. Partía con ventaja, y es que al ser tan misántropo y casero, la perspectiva de no poder salir no sólo no me entristecía, sino que me parecía estupenda. Pero lo difícil iba a ser convivir con tres mujeres en casa. Sobre todo, con una niña de 7 demasiado inteligente pidiendo tiempo, y con otra de año y medio, a la que tienes que estar vigilando sí o sí. Ha sido duro, sobre todo cuando tenía que "conciliar" trabajo con cuidarlas. Este confinamiento me deja claro dos cosas: el homeschool no es una opción (mi hija se niega a aprender nada de lo académico que yo le diga o le quiera enseñar), y la conciliación laboral es una farsa.
Hitos durante el confinamiento:
· Lecturas: 17 libros, de los que destaco Stalingrado de Antony Beevor y el Infierno de la Divina comedia de Dante. 33 cómics, de los que destaco Cieloalto, El cineasta, Tomar refugio, La curiosa librería y la relectura de Odio.
·
Películas: 40, de las que destaco
Capitanes intrépidos, Interstellar, It 2, 1917 y
Perfectos desconocidos, y los revisionados de
Fuga de Alcatraz, La gran evasión, Hook, La llegada y Doce del patíbulo.
Cosas que he descubierto en cuanto a lo lúdico: tres apartados en los que era muy escéptico y que la situación me ha mostrado que son alternativas viables, no sólo como medida de urgencia, sino como otras forma más de jugar.
· El rol online: no me gusta ver partidas online en youtube (como no me gusta ver partidas de videojuegos o deportes, si me apuráis), pero metidos en el confinamiento si queríamos jugar era la única opción. Lo probamos con El año tranquilo, y la campaña Cthulhu Apocalipsis de El rastro de Cthulhu, y la verdad es que cambió mi perspectiva. Es sólo cuestión de aclimatarse, y luego uno se adapta perfectamente (¡teniendo en cuenta que, además, jugábamos sin cámaras!). Nada sustituye el rol presencial, en eso todos estamos de acuerdo, pero su alternativa es una realidad.
· Jugar en solitario (a juegos de mesa): otra cosa que me parecía hasta estúpida, una especie de masturbación lúdica, porque siempre he visto los juegos de mesa como una actividad social. Pero la necesidad podía conmigo, así que me dispuse a probar juegos que tenían modo solitario. Al principio tenía la impresión de que jugar solo es simplemente hacer encaje de bolillos, más parecido a hacer un puzzle que a realmente jugar a un juego. Pero con las diferentes experiencias, la cosa empezó a gustarme. (Es más, he hecho un ejercicio de conductismo puro y duro: solía jugar en una habitación vacía que tenemos en la casa y que está recién pintada. Al principio el olor de la pintura me molestaba, pero ahora ¡ya la tengo asociada con jugar y me encanta! El ser humano es sorprendente). De lo que he jugado, me quedo con las experiencias de Donning the Purple, Stalingrad: Inferno in the Volga, Pavlov's House y Escape the Dark Castle.
· Jugar con otros a distancia: Tabletop Simulator. Y mezclando los dos factores anteriores, surge un tercero: jugar a juegos de mesa de forma remota con Tabletop Simulator de Steam. Al igual que en el rol online, una vez te acostumbras a las mecánicas, pese a que no sea lo mismo el tocar cartón, plástico y madera, TTS es un sustituto que está bien, máxime cuando en su workshop hay centenares de juegos para poder probar. Lo compré sin estar de rebajas y la verdad es que es una buena inversión: pude probar Pavlov's House, Castle Itter, Horrified, Rising Sun, y en la antecámara tengo decenas más por probar... porque como siempre, todo se reduce a una cuestión de tiempo. Pero no me extrañaría que habiendo podido jugar a alguno, terminase comprándolo en físico.