· Fórn - The Departure of Consciousness. La mezcla de doom (o funeral doom) con sludge y postrock a veces me acaba cargando un poco y si un disco no me entra a la primera con algún
destello de genialidad es difícil que entre en él. Escuchando en Deezer el último
disco de los bostonianos Fórn, Rites of Despair, el ojo se me fue a la miniatura de su
disco anterior, The Departure of Consciousness (2014). Y la verdad es que
éste me ha entrado bastante mejor. Quizá es porque consigue construir
muy bien una atmósfera opresiva y amenazante a base de unas guitarras
muy lentas y depresivas. De una reseña en internet: "Fórn self-identifies their
brand of music as a combination of funeral doom and sludge, but this
album is so much more than the sum of those two parts. (...) Originally
released digitally last year, the album was recorded over a nasty New
England winter—and for all its twists and turns, it’s a direct product
of its inception: it’s nasty, cold, and full of surprises". Me parece un álbum que puede establecer una conexión entre el funeral doom plano pero meticuloso de Catacombs y el caos primigenio de Portal.
· Magic Circle - Departed Souls. La influencia de Black Sabbath en el metal es infinita, y las bandas, no ya de imitadores, sino que han querido seguir su legado más puro, no se quedan de atrás. Magic Circle crea en Departed Souls (2019) otro de esos discos que podría ser "el álbum perdido" de Black Sabbath entre sus primeros seis discos de estudio. Tanto en la afinación de las guitarras como en la de la voz principal, aquí es todo sabbath setentero, con cierto regusto (quién lo iba a decir) de los Deep Purple de la misma época. Con este disco me pasa como con muchos otros del mismio estilo: te sorprende positivamente en una primera escucha, los disfrutas dos o tres veces... Y luego lo que tienes ganas de poner son los viejos álbums originales de Black Sabbath.
· Superlynx - New Moon. Lo dicho arriba para Magic Circle podría aplicarse también a este trío formado en Oslo con cantante femenina al frente. Buenos riffs, voz solvente, todo perfecto para recrear ese sonido doom-stoner setentero. Y no está mal (el riff de Valley of Lepers, por ejemplo), pero el conjunto termina produciéndome el efecto antes mencionado. En general, la idea de la audición de todos estos discos vino, como siempre, instigada por las reseñas de Angry Metal Guy.