En Fogonazos se publicaba hoy un interesante artículo sobre periodismo y verificación de datos aparecido a propósito de la proverbial -y duduosa- fiabilidad de la Wikipedia. Martínez Ron, el autor del artículo, se pregunta si esa fiabilidad existe también en la prensa escrita y nos habla sobre la interesante figura del verificador, que, en la prensa norteamericana, se dedica exclusivamente a comprobar la veracidad de lo que va a publicarse. Muy revelador -por la parte que nos toca en Cisne Negro-, pero, me parece este fragmento de las declaraciones del Andy Young, verificador de la revista New Yorker, en el Congreso de Periodismo Digital celebrado recientemente en Huesca:
En ocasiones la verificación llega a tal extremo que se pasa de rosca. "Todo lo que se publica en la revista es verificado, -explicaba Andy Young en el Congreso de Periodismo Digital- incluso las historietas gráficas, las portadas, los poemas, los cuentos, las reseñas de arte y, por supuesto, los artículos periodísticos." "Una vez, verifiqué un poema que describía una laguna en Puerto Rico que estaba iluminada por la luz de ciertos animales fosforescentes. No me acuerdo cómo se llamaban, pero descubrí en mis investigaciones que el poeta no sabía nada de estos animales ni tampoco de cómo producían su fosforescencia. (...) Desgraciadamente eliminaron el poema. El poema era bueno, pero la falta de un sentido básico de la ciencia lo sacó de la revista. Nunca más he querido verificar poemas por el terror de torturar a los pobres poetas."Dejando de lado el respeto por el trabajo de estos verificadores, ¿acaso cabe en mente pensante el censurar un texto literario porque no se ajusta a la verdad científica? La verdad, con mentes tan obtusas como éstas, es mejor no coger nunca más una New Yorker...
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